Parte 39: parece que fue ayer

161 11 7
                                    

TN

Llegó el día de mi graduación. Me compré un vestido muy bonito para la ocasión y me maquillé lo más bonito que pude. Mis papás estaban esperando en la sala mientras me arreglaba, yo me miraba en el espejo, con las manos temblando. Me distraje cuando escuché mi celular timbrar, alguien me llamaba.

-Hola -dije con la voz algo temblorosa.

-¿Nerviosa? -preguntó Jesús.

-Sí. ¿Tú no te sentiste así en tu graduación?

-Algo. Tranquila, no pasará nada malo.

-Es que siento que va a pasar algo hoy, tengo un presentimiento -dije algo nerviosa, no quería sonar como loca.

-¿Algo malo o algo bueno? -preguntó con curiosidad.

-No sé, espero que sea bueno.

-No te andes preocupando de más, disfruta el momento.

-¿Vas a ir?

-Sí.

-Bueno, gracias por darme ánimo, nos vemos al rato... Es que aún no me termino de arreglar.

-Bye, te pones guapa para tu novio -dijo riendo, luego me colgó.

Salí de mi habitación, así que mis padres me miraron, después esbozaron una enorme sonrisa.

-¡Hija, te ves preciosa! -dijo mi mamá emocionada.

-Estás igualita a tu mamá cuando estaba joven -dijo mi papá sonriendo. 

No sabía si eso era un piropo para mi mamá o un cumplido para mí, pero igual lo agradecía. 

Luego de eso, nos fuimos al evento que hubo en la escuela, donde pasaban lista y nos daban un reconocimiento. Estaba bastante nerviosa, no sabía si Marcelo tendría tiempo de ir, pero me latía rápido el corazón con el simple hecho de imaginarlo ahí, en un momento tan importante.

Me nombraron y pasé a recoger un folder con mi reconocimiento, luego le di la mano a cada uno de los profesores. Volteé de reojo, encontrándome con mis papás, Jesús y Marcelo, los cuatro me miraban con una sonrisa.

Después de que terminara el evento y ellos se encontraran afuera, me acerqué a ellos corriendo para abrazarlos.

-¡Felicidades, cariño! -dijeron mis papás abrazándome.

Una vez que me separé, miré a Jesús, que esperaba a un lado con un cigarro en la mano

-¡Felicidades, güera! -dijo Jesús antes de darme una palmada en el brazo.

-¿Eso es todo? ¿Una palmada en el brazo? ¡No sé para qué te invité! -dije riendo.

Rio, luego tiró el cigarro al piso para darme un abrazo.

Por último, me acerqué a Marcelo, quien esperaba un poco apartado, con la mirada seria.

-¿Por qué tan serio, amor? -le dije antes de acercar mi rostro al suyo y besar su mejilla.

Mientras lo hacía, él reaccionó y me tomó de la cintura.

-¡Felicidades, linda! -nos miramos y sonreímos-. Te ves muy hermosa.

Le agradecí con las mejillas rositas, él dejó un beso en mi frente.

-¿Podemos hablar? -me dijo nuevamente serio, desviando la mirada, eso me preocupó.

-Ammm, sí, claro -dije y me giré hacia mis papás y Chuy-. ¡Ahorita venimos!

Marcelo tomó mi mano y comenzamos a caminar con rumbo a su auto, podía sentir mis manos temblar un poco debido a la incertidumbre.

-¿Pasa algo malo? -solté, sin contenerme.

Marcelo negó.

-Tn, te amo muchísimo, siempre fuiste mi mejor amiga y me alegro de que ya seamos algo más. Eres única y perfecta, quiero pasar cada día de mi vida a tu lado. Por eso deseaba tanto preguntarte... ¿Te gustaría casarte conmigo? 

Me quedé helada, mientras él me mostraba una pequeña cajita negra con un anillo en medio. Quería llorar. Quería responder, decirle que también lo amaba y me encantaría casarme con él, pero las palabras no salían. 

Varias personas alrededor se dieron cuenta de lo que pasaba, así que se quedaron parados, mirándonos fijamente. Eso hizo que mis nervios aumentaran y, al parecer, Chelo se sintió igual.

-Claro que quiero casarme contigo, güerito -dije casi en un susurró, pero él escuchó y me miró sorprendido.

Esbozó una enorme sonrisa y me abrazó, cargándome en el aire. Una vez que me dejó en el piso, llenó mi cara de besos y tomó mi mano con delicadeza, intercalando miradas a esta y a mis ojos. Finalmente, acercó mi mano a él y colocó el anillo en mi dedo. 

Sentí mis ojos humedecidos de la emoción. Él colocó sus manos en mis mejillas, luego unió nuestros labios en un beso tan cálido y delicado como ningún otro. Me encantaba todo lo que tenía que ver con él. A partir de ese día, estaríamos comprometidos, qué rápido cambiaban las cosas... Parece que fue ayer cuando compartimos nuestros lonches en el kinder.

Nos separamos y quedé unos instantes mirando sus hermosos ojos, juntamos nuestras frentes y así nos quedamos un rato.

-Pero espera a que consiga trabajo para que sea la boda, ¿sí? No quiero dejarte todos los gastos -dije de la nada.

-No tengo problema con pagar, para eso trabajo, hermosa -dijo Marcelo dejando un beso en mi mejilla.

Sonreí, no lo iba a permitir, pero no quería ponerme a discutir y arruinar el momento. Lo único que importaba era que había encontrado al hombre con el que pasaría el resto de mi vida, y no pudo tratarse de alguien mejor.

Holaaaaaaaaaa

Ya publiqué un capítulo de la historia de Sebastián, por si quieren pasarse a leerla, lo agradecería muchísimo.

Gracias por todo el apoyo, sólo queda un capítulo de esta historia.


Best Friend - Marcelo FloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora