Parte 36: esto es un desastre

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TN

Nos sentamos a comer, era carne, ensalada y puré de papa. 

-¿Estudias o trabajas, Tn? -preguntó de la nada el papá de Marcelo.

-Estudio gastronomía.

-¿Por qué decidiste esa carrera? -preguntó con curiosidad.

-Mis papás son chefs, entonces crecí cocinando y me encanta hacerlo.

-Me suena a que estudias una licenciatura para ser ama de casa -comentó con cinismo.

¿Qué le pasa? Eso era muy irrespetuoso de su parte, y una completa mentira. Quería responderle de la misma manera como él me hablaba a mí, pero tenía que contenerme por Marcelo.

-¿Te gusta el futbol? -continuó el interrogatorio.

-Sí.

-¿De qué país? 

-Del país en el que esté jugando Chelo -respondí sin dudarlo.

-Entonces no sabes mucho de futbol, ¿verdad? -dijo riendo.

Ese hombre me iba a sacar canas verdes.

-Chelito mencionó que son amigos desde hace mucho, ¿no? Es lindo que mantuvieran la comunicación -intervino la mamá de Marcelo, antes de que el padre soltara otra pregunta.

-Sí, y aún así, le daba miedo dar el primer paso en la relación -dijo Silvana.

-Sí, lo tuvimos que ayudar poquito -dijo Tatiana.

-Querrás decir: mucho -volvió a decir Silvana.

Ellas, Marcelo y yo reímos, su madre sonrió con ternura y su papá permaneció serio.

-Si se tiene que forzar tanto, entonces quizá no estaba destinado a darse, ¿no? -dijo nuevamente el padre de mi novio.

MARCELO FLORES

Noté que Tn estaba molesta e incómoda, pero se contenía porque era mi papá. Yo quería defenderla, decirle que la dejara en paz, pero no juntaba el valor suficiente, me maldecía por dentro por eso.

-¿Te gustarían hijos, Tn? -preguntó nuevamente mi papá.

Mi novia se quedó algo pensativa, ya que era algo de lo que nunca se nos había ocurrido hablar, supongo que no quería decir alguna imprudencia.

-Papá, es muy pronto para pensar en esas cosas -dije algo nervioso, intentando evitar la conversación.

-No les estoy diciendo que tengan hijos, sólo quiero saber qué opina tu chica -me respondió con normalidad.

Dirigió su mirada a Tn, quien estaba demasiado pálida, creí que se iba a desmayar.

-No sé, no había pensado en eso -dijo Tn en voz baja, apenas perceptible.

-¿Entonces qué? ¿Pensabas que los niños llegaban por cigüeñas o qué?

Noté en Tn un rubor, más de coraje que de vergüenza.

-No -comenzó cortante, aunque se tranquilizó antes de continuar-. Sólo digo que Marcelo y yo aún no hemos hablado de eso, no sé qué responderle.

-¿Y acaso tú no tienes opinión propia? -le preguntó con el ceño fruncido.

Mis hermanas me miraron, casi pidiendo a gritos que interviniera, pero no me salían palabras. Tatiana me miró enojada y Silvana preocupada.

TN

Sinceramente, sí me gustaría tener hijos, pero creo que sería bastante duro, teniendo en cuenta que Marcelo se la pasa entrenando o de viaje cuando hay alguna liga en curso, yo estaría trabajando y el niño estaría solito una gran parte del tiempo, eso no nos haría buenos padres.

-Cariño, déjalos en paz -dijo la mamá de Marcelo con tono de súplica, luego se dirigió a mí-. Tn, ¿te sientes bien? Te veo algo pálida.

¿Cómo le digo que ya me quiero ir? 

-Estoy bien, gracias -dije con la voz algo temblorosa.

La mamá de Marcelo intentó hacer una conversación más amena, así que me concentré en mi comida, intentando tranquilizarme. 

Sentí que Marcelo dio una palmadita en mi pierna por debajo de la mesa, en señal de apoyo. Dirigí mi vista hacia él y le sonreí, él me devolvió el gesto.

La comida transcurrió como si nada.

-Hay que ver la tele un rato -propuso Silvana una vez que habíamos terminado nuestros alimentos.

Tatiana, Marcelo y su mamá asintieron.

-Adelántense, chicos, ahorita los alcanzamos mi esposo y yo.

Salimos los cuatro del comedor, dejando solos a los señores.

-Tn, no te pongas así, estás bien pálida -dijo Tatiana, agarrando mis cachetes.

Yo me senté en la sala y cubrí mi rostro con las manos, las cuales temblaban ligeramente.

-Esto es un desastre -dije con la voz algo entrecortada.

-Pero no por ti, Tn, no te preocupes... Es nuestro padre, él es complicado.

Quité mis manos algo agotada, luego acomodé mi cabello con algo de brusquedad. Noté que Marcelo me miraba, sus ojos mostraban una tristeza enorme, lo cual me hizo sentir mal. Me acerqué a él y tomé su mano, mi novio respondió con un beso en mi frente.

-Si quieres, podemos irnos. No tenemos que quedarnos -dijo Marcelo con amabilidad.

-No, está bien, Chelo.

Estuvimos ahí un rato más, en el cual el papá de Marcelo no paró de mirarme feo.

-Oye, Marcelo. ¿Y ya no le hablas a Karen? -preguntó el papá de Marcelo.

MARCELO FLORES

Karen era, curiosamente, una mexicana que conocí en España. Salimos algunas veces, pero no podría decirse que fuéramos novios.

-No, papá. Desde hace mucho que no -respondí con normalidad, esa pregunta no debería ponerme nervioso, puesto que no sentía nada por ella, ni siquiera recordaba su existencia, hasta que la mencionó mi padre.

-Ella me caía bien, y estaba muy guapa la muchacha -dijo él, intentando insinuar que Tn no.

Me percaté de que Tn bajó la mirada y comenzó a jugar con sus manos, aunque los nervios hicieron que accidentalmente se rasguñara, dejando una marca roja en su brazo.

Ya era suficiente... Me molestaba bastante mirar a mi papá portándose tan mal con Tn, ella no había sido grosera ni nada parecido. Definitivamente no se merecía que él la tratara así.

-Papá, ¿podemos hablar en la cocina? -pregunté serio.

-Claro, Marcelo. ¿Pasa algo?

No le respondí, sólo caminé con rumbo al lugar que le había indicado.

-¿Qué te pasa? -comencé con nervios, pero fueron suplantados por rabia-. Déjala en paz, ella no te ha hecho nada malo. Si sigues molesto porque no quiero ir ahora a jugar en Europa, enójate conmigo, no con ella. Tn no tiene nada que ver con eso.


Best Friend - Marcelo FloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora