Parte 26: las decisiones de tu hija

272 15 13
                                    

TN

A la mañana siguiente, me levanté temprano para arreglarme. Sentía unos nervios bastante grandes, ¿qué pensaría mi madre al respecto? Porque ella adoraba a Marcelo, pero no sabía si en ese sentido.

Me sacó de mis pensamientos el inconfundible sonido de la puerta. Eso provocó que mis manos comenzaran a temblar; sólo Marcelo me visitaba, así que obviamente era él quien me esperaba del otro lado.

-Hola, hermosa -me dijo mi novio con una sonrisa.

Se acercó, besó mi mejilla y me mostró una bolsa que llevaba en la mano.

-¿Ya desayunaste? Te traje comida china.

-Ah, no, no he desayunado. Gracias.

Lo dejé pasar y me dirigí a la cocina por platos, tenedores y vasos. Después nos pusimos a comer.

-¿Te acabas de levantar? -me preguntó Marcelo.

-No, ¿por qué? -pregunté confundida.

-Lo siento, es que siento que andas muy perdida, además, es raro que no hayas desayunado.

-Es que no he ido al mercado -mentí.

Marcelo me miró con el ceño fruncido.

-Conozco esa carita, no es cierto -me dijo jalando uno de mis cachetes con su mano.

Reí y él me miró atentamente.

-Estoy nerviosa, ¿tú no? 

-Algo. Pero por tu mamá no me preocupo, sino por tu papá.

-¿Pero por qué? A mí me pasa al revés.

-Pues a tu mamá ya la conozco y le caigo bien; en cambio, a tu papá nunca le he hablado, me da miedo caerle mal.

-Ay,Chelo. ¿Cómo podrías no agradarle? Eres lo mejor del mundo.

Marcelo sonrió, después besó mi mejilla y regresó a su comida. Estuvimos platicando un rato más.

-Oye, yo conozco eso -dijo Marcelo de la nada, acercando su mano a mi cuello, donde colgaba una cadenita.

La tomó y miró con atención: un collar dorado con nuestras iniciales.

-Creí que ya no lo tenías -dijo mi novio, mirándome con unos ojos brillantes y llenos de cariño.

-Claro que lo tengo, lo cuido muy bien desde que me lo diste -le respondí sonriendo.

Me dio un corto beso, aún sosteniendo el collar. Luego lo soltó y me abrazó.

Después de un rato, por fin decidimos llamar a mis padres. Le hice una videollamada a mi mamá. Mi corazón latía más rápido con cada segundo, aunque no me arrepentía de lo que estaba por hacer.

-Hola, cariño -saludó mi mamá sonriendo-. ¿A qué se debe el milagro de tu llamada?

-Ay, mamá... Sí te llamo -dije mientras mis mejillas se coloreaban un poco de rosa.

-Hola, Marcelo. ¿Cómo has estado, cariño? -le preguntó a Marcelo con una sonrisa.

Creo que lo quiere más que a mí.

-Holaaaaaa. Bien, gracias, ¿y usted?

-Igual, cielo, gracias.

-¿A mí no me vas a preguntar cómo estoy? Mejor dime que quieres a Marcelo de hijo en vez de a mí -le dije fingiendo estar indignada.

-Sí, de seguro él le llama más seguido a su mamá que tú.

-Lo siento, te llamo cuando puedo -dije bajando la mirada.

Best Friend - Marcelo FloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora