𝟑𝟎: 𝐁𝐞𝐬𝐨

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Cuando Sergio y Max se volvieron a encontrar en el cuarto de hotel del piloto, Sergio no pudo evitar envolver sus brazos en el cuello del más alto, haciendo que se pusiera de puntitas para alcanzarlo.

Max reía con cariño, correspondiendo al abrazo que le estaba dando el hombre que lo traía mal desde la primera vez que lo vio. De lo feliz que se sentía, hizo que Sergio enredara sus piernas en su cintura; pensó que se iba a negar pero se había quedado un poco sorprendido cuando el mexicano se aferró con fuerza a su cuerpo.

—Muchas felicidades, Max. Sabía que podías llegar a quedarte con el mejor tiempo y la pole.

—Tenía que lucirme porque sabía que tú estarías viendo. —Murmuró en su cuello, dejando un corto beso en este.

Sergio sintió como la piel de esa zona se había erizado. Sentía cosquillas, pero también se sentía afectado por sentir el caliente aliento de Max y sus tibios labios posándose en una de sus zonas erógenas.

Su corazón había empezado a latir como si fuera un monoplaza y su pecho la pista de carreras.

No quería darle a demostrar lo mucho que ese beso le había afectado, porque sabía que si levantaba la cabeza y hacía contacto visual con Max, perdería todo el autocontrol que venía gestionando desde que el rubio le había dado ese beso en la mejilla.

Tenía miedo que sus impulsos y emociones le ganaran en ese momento, porque nunca se había considerado una persona fácil, pero con él, le daban ganas de agarrarlo del rostro y besarlo. Aprovechar la oportunidad de que se encontraban en una habitación de hotel.

Sin darse cuenta, la tensión en el gran espacio terminó envolviéndolos y haciendo que Sergio finalmente saliera de su escondite... La curvatura del cuello y hombro de la persona que lo estaba cargando. Cuando hicieron contacto visual, pudo notar que la pupila de los ojos azules que lo observaban con tanto cariño y deseo, estaba dilatada.

¿Max habrá estado pensando en lo mismo que él? Esperaba que sí, porque si no quedaría como un idiota por tener pensamientos impuros hacia el joven piloto, el cual fue el primero en hacer un movimiento, acercando su rostro al del pecoso.

Sergio cerró sus ojos y esperó el contacto de los labios del otro pacientemente, podía sentir la pausada respiración del rubio a medida que se acercaba más y más. Su mente solo gritaba un: "¡Bésame ya, no me tortures!". Y, se había cumplido, pero solo había sentido un leve roce porque la puerta empezó a ser golpeada con mucha fuerza.

—¡Ya salgan de ahí que tengo hambre! —El grito de Daniel hizo que se separaran de golpe y le pidió a Max que lo bajara.

—Maldito seas, Daniel. Mañana harás un DNF sin duda. —Murmuró entre dientes para sí mismo, pero Sergio había alcanzado a escucharlo y a pesar de lo avergonzado que se sentía por la situación, logró soltar una risita. 

—¿Qué demonios haces aquí? Les dije que estaría con Sergio y que no me molestaran. —Escuchó la molestia en la voz del rubio después de haberle abierto la puerta a su amigo.

Sergio le estaba dando la espalda a la puerta, por lo que no podía saber qué tipo de expresión tenía Daniel. No quería darle la cara porque sabía que estaba completamente rojo y solo necesitaba un momento para poder recomponerse.

—¿Sergio no te lo dijo? Tendremos una cita.

—¡Te voy a...!

—¡Espera, espera! Es una cena con todos nosotros y también sus amigos. —Hizo una pausa. —Carlos y Charles. —Dijo mientras soltaba un falso llanto.

—¿Qué cena?

¡Demonios! Por estar pensando con la cabeza de abajo y no la de arriba, se le había olvidado comentarle que sí, finalmente había aceptado la invitación a comer de los amigos de Max y había terminado invitando a los suyos, tal y como George se lo había, en pocas palabras, suplicado.

Finalmente se dio la vuelta, encarando a uno de los 4 amigos de Max. Daniel le sonrió grandemente y le saludó con la mano repetidas veces, pero se detuvo abruptamente cuando sus ojos conectaron con los del neerlandés.

—Ah sí, Max. —Empezó Sergio, obteniendo la total atención del mencionado y del australiano. —Aparte de venir a felicitarte, también vine a decirte que George ha organizado una cena con tus amigos y los míos. Dijo que era para que nos conociéramos mejor.

Pudo ver como Max suspiraba tratando de mantener la calma. Calma que estaba perdiendo porque sus —ya no amigos— se empeñaban en hacerle la vida de a cuadritos al no dejarle tener su momento a solas con Sergio, el cual, podía apostar que en esos momentos estarían besándose hasta que uno de los dos se quedara sin aire en los pulmones y podía jurar que él no sería el primero en retirarse.

Max observaba a Sergio y con solo su expresión y mirada pudo entender que le preguntaba: "¿Por qué?". Cerró la puerta y caminó hacia él.

—Se supone que esta noche sería solo de nosotros dos, quería tener otro momento a solas porque mañana te vas después de la carrera. —Mencionó con tristeza. A lo que Sergio no pudo evitar sentirse mal.

—Te lo compensaré, ¿sí? —Tomó el rostro del rubio entre sus manos y lo hizo agacharse hasta su altura y finalmente le dio un beso en los labios.

El beso no era uno apasionado o lujurioso, solo era un contacto de labios que no había durado demasiado.

—Espero y sean con más de esos y que duren hasta la madrugada. —Dijo el joven piloto cuando Sergio se separó y dejó su rostro libre.

El mexicano rió al ver que Max se encontraba rojo, pero podía jurar que él se encontraba en las mismas. En ese momento agradecía su tono de piel porque el tono carmesí no se notaba tanto como en Max.

—Pórtate bien en la cena con tus amigos y tendrás todos los que quieras.

—¿Podemos solo fingir que fuimos y me porté de maravilla y ahora me das mi recompensa? —Estiró sus labios para que le diera otro beso.

—Primero la cena y después los besos.

—Bien. —Soltó fingiendo tristeza.

—Uh, chicos. Aún sigo aquí afuera. —Escucharon a Daniel decir. Y, tanto Max como Sergio se echaron a reír porque a pesar de que le cerraron la puerta en la cara, él seguía como perrito esperando a que sus amos le abrieran la puerta.

—Vamos. Ya mucho has hecho sufrir a tu amigo.

—No amigo. —Alzó su dedo como si estuviera diciendo "de hecho".

Solo suspiró y rodó los ojos por su comportamiento infantil, tomó la mano del neerlandés y este la entrelazó con la suya y finalmente salieron de la habitación.







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Primero que nada, buenos días. 😌☝🏼
Y, segundo Lando Norris.

JAJAJAJAJAJA, es broma. No me vayan a funar.

Por cierto... Hola, personita que va a la prepa. Espero no estar actualizando mientras estás en clases. 🥹

𝐌𝐚𝐱 𝐕𝐞𝐫𝐬𝐭𝐚𝐩𝐩𝐞𝐧'𝐬 𝐖𝐀𝐆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora