𝟒𝟒: 𝐏𝐚𝐝𝐫𝐞𝐬

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—Estamos reunidos esta tarde para hablar sobre las noticias que circulan en las redes sociales. —Carlos se paseaba frente a ellos con las manos entrelazadas detrás de su espalda. Sergio, Max y Charles estaban sentados observándolo. El mexicano con aburrimiento, el neerlandés sin entender nada y el monegasco con su cabeza gacha mientras jugaba con los dedos de sus manos... Aún no le contaba sobre su embarazo. —¡Tú! —Señaló a Sergio. —Me traicionaste, eres todo un Ángela Aguilar.

—¿De qué habla el loquito? —Max se inclinó hacia su novio para susurrarle esa pregunta.

—Últimamente se la pasa en TikTok y trata de relacionar cada pendejada que ve con algún suceso que se vea similar. —Se deslizó por la silla, cruzándose de brazos.

—¡Mi novio y mi mejor amigo me están engañando!

—Y esa es toda la payasada que puedo aguantar. —Se puso de pie y le dirigió su mano a Max para que la tomara e imitara su acción.

—Un momento que no he terminado. —Carlos le tomó del brazo. —Según recuerdo, me negué completamente a la relación poliamorosa.

—Ahora ya no me quiero ir. —Max soltó su mano y se volvió a sentar, con su espalda recta y su rostro serio.

—¿Ves lo que ocasionas?

—¡¿Yo?! Pero si tú te metiste con mi novio.

—¡Grandísimo, idiota! Te comportas como si no me conocieras.

—¡En estos momentos no lo hago!

Charles no podía soportar ver que los mejores amigos se estuvieran peleando por su culpa, por lo que con un nudo en la garganta y su cuerpo temblando de miedo, se puso de pie.

—Sergio y yo no te hemos engañado. —Su voz salió baja y entrecortada. —Max... —Se dirigió al rubio para llamar su atención. —Lamento que te hayamos involucrado en esto. Y Sergio, por mi culpa ahora te están tachando de infiel cuando todo lo que estabas haciendo era ofrecerme tu apoyo en un momento tan difícil.

—Amor... ¿Qué sucede? ¿Por qué hablaste con Sergio antes que conmigo? Tú sabes que también te apoyo y si necesitas un hombro donde llorar, aquí está el mío. —Se acercó a él con preocupación y tomó las manos de Charles entre las suyas.

—¡Estoy embarazado, grandísimo imbécil! —Inclinó su cabeza hacia atrás, mientras lloriqueaba.

Carlos tragó grueso y se puso pálido. Cada músculo de su cuerpo se tensó y Sergio al observar eso cerró sus puños con fuerza porque pensó que el español estaba a punto de decirle a Charles que se iría a comprar cigarrillos.

—¡Ya sé que no quieres ser padre! Pero solo por eso no significa que voy a renunciar a mi bebé. Puedo quedarme sin ti y sin trabajo, pero no con la única persona que me va a amar incondicionalmente como yo lo haré. —Sollozó.

—Ahora sí me quiero ir. —Dijo Max a lo que Sergio le dedicó una mirada amenazante.

—Charles, ¿de qué hablas?

—No te hagas el desentendido, bien sabías que algo así iba a suceder tarde o temprano por todas las veces que lo hicimos sin protección.

Max volteó a ver hacia el gran ventanal de la casa de Carlos y Charles con incomodidad, fingiendo que no estaba escuchando las palabras que Charles le gritaba a su novio. Debió de haberle hecho caso al suyo cuando este le dijo que se marcharan.

Carlos aún seguía en silencio procesando todo lo que el monegasco le había soltado de golpe.

—Y tu silencio dice más que que cuando hablas puras mamadas. —Sergio se quería reír, pero no era un buen momento.

𝐌𝐚𝐱 𝐕𝐞𝐫𝐬𝐭𝐚𝐩𝐩𝐞𝐧'𝐬 𝐖𝐀𝐆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora