Dejo el móvil en la mesilla. Vuelvo a tumbarme. Cierro los ojos y comienzo a revivir, ahora que sé que no es un sueño, cada momento desde que Marta llegó ayer a la fiesta.
Apareció tarde, casi cuando había perdido toda la esperanza.
Sonrío al recordar cuando Marta se puso justo delante de mí. Surgió de la nada. Estaba guapísima con unos vaqueros ajustados, una camisa de tirantes, unas botas, su pelo rubio suelto y su sonrisa perenne. Pero ¡qué guapa es!
La invité a tomar algo.
Nos sentamos.
Empezamos a hablar y, de repente, aún me pregunto cómo, nuestros labios se unieron en el beso más dulce que he experimentado en mi vida. Sé que tengo casi dieciocho años, he tenido mis rollitos, pero nunca había sentido lo que sentí en la fiesta de ayer.
Ese llevó a otro, ese a otro y así durante un buen rato. ¿Cuánto? No tengo ni puta idea. Perdí la noción del tiempo.
Parecía que estábamos solos en la discoteca. Todo el mundo se había ido, menos ella y yo. Pensaba que solo pasaba en las películas y en las series, pero no, parece que ser que en la vida real también pasa.
Miraba esos ojos verdes que me tienen enganchados, por no hablar de esa sonrisa. La más bonita en toda la faz de la Tierra, y parte del Universo. Qué digo, el Universo entero. Creo que estoy poniendo un poco empalagoso, pero es que está muy buena. Es una tía diez, por dentro y por fuera.
Cuando la vi me quedé bloqueado, pero me había prometido a mí mismo que si aparecía, no iba a dejar la oportunidad. Me alegro de haberme enfrentado mis miedos y no haber desaprovechado ese regalo. No me lo hubiera perdonado nunca, y más de lo pesado que me estaba poniendo con mi hermana. Si llega a ser al revés la hubiera mandado a la mierda a la primera de cambio. No me renta escucharla. Se puede poner muy intensita.
Vuelvo a sonreír, y eso que tengo los ojos cerrados, tratando de dormir. Bueno es que es imposible borrar este gesto de mis labios.
En septiembre llegó nueva al instituto con esa sonrisa que siempre la acompaña. El destino quiso que nos tocara juntos en el equipo de deporte y fuéramos cogiendo confianza. Con el paso de las semanas, se fue uniendo, junto con Andy y Teo, a nuestra cuadrilla formada por Julián, Patty, Junqui, mi hermana Naira, para mi desgracia a veces, y un servidor.
Los fines de semana, empezamos a ir a ver los partidos de balonmano femenino y masculino. Es mi deporte favorito, junto con el voleibol. A Marta también le gusta. Así que ir los sábados a ver al Sporting La Rioja y al Ciudad de Logroño se convirtió en una bonita rutina. Menuda hincha es. Hay momentos en los que chillaba más que yo. Hasta para ello tiene estilo y glamour.
Parezco un pringao, pero es que me gusta mucho. Lo máximo que había estado con una tía eran dos semanas. Lo que tengo claro es que no quiero que sea un simple rollo de una noche. Bueno, también tendré que tener en cuenta lo que ella opina. A lo mejor para ella es lo que fue, un simple rollo y ya.
Siguiendo con Marta, mi tema favorito... A ella se le vio integrada bastante rápido de desde que llegó.
Marta....Marta...
No puedo de dejar de pensar en ella.
Beep, beep, beep....
Joder. ¡No me lo puedo creer! ¡Otra vez! Ahora es cuando me lo cargo sí o sí. Pensaba que le había dejado claro con mi tono que me dejara dormir, joder. Cuando se me cambia el humor no conozco enemigo, me da igual ocho que ochenta. Que lo reviento, lo reviento. ¡No son ni las nueve!
Me incorporo de bastante mala leche, pero...al ver el nombre que aparece en la pantalla mi cabreo se esfuma, mis manos empiezan a sudar. Es ELLA.
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Más allá del primer beso
RomanceYo estaba acostumbrado a un rollo de dos semanas donde todo acababa dejando a la otra persona en visto o simplemente no llamando. Pero Marta es diferente. El primer beso de ayer fue distinto, pero las cosas se complican a pasos agigantados: mis padr...