CAPÍTULO 12

42 17 4
                                    

Yo: Buenos días. ¿Os habéis caído de la cama o q? Sé de uno q sí

Julián: Staba preocupao x ti, bro

Yo: ¿Pero tanto como para despertarme a las 8 de la mñn?

Julián: Eres un desgastao y un mal agradecido. ¿A qué sí, Teo?

Teo: No, no. Yo en temas de familia no me meto. Que luego os aliáis los dos y me quedo solo

Julián: ¡Q exagerao, Teo! X cierto, ¿Mat, ya te lo crees? Te juro, Teo, q esta mñn staba soñando y no daba pie con bolo

Yo lo crujo. Es de lo peor. Eso no era para contarlo, aunque sea a Teo. ¿Cómo puede ser tan rastrero? Mi hermana y él son tal para cual.

Yo: Joder, Julián. Eran las 8 ¿Q esperabas?

Teo: Bueno. Haya paz. Vamos a lo importante: cuenta, cuenta. ¿Qué tal fue anoche?

No me va a servir de nada hacerme el duro. De hecho, creo que sería peor. Los conozco y, cuando tienen una idea, llegan hasta el final, así que mejor no coger atajos y ser sincero.

Yo: ¿Q os puedo decir? Bien, sin +. Marta me ha llamado antes

Julián:¡¿Eeeeeeeeh?! Cabrón, q te llame ella sí, lo hago yo y soy 1 pesao

Teo: ¡¿Cóóóóómo?!

Y en ese mismo momento me doy cuenta de que he hablado muy rápido, sin filtrar lo que quería decir. Y todo por querer ser sincero. Si es que ya me lo dice mi madre: «Para antes de hablar...», o algo así.

Estoy pensando qué excusa puedo crear, cuando veo que Julián quiere hacer una videollamada grupal.

Instintivamente le doy a Aceptar y veo que Teo ya está.

—Mat, necesitamos más detalles y, lo que es más importante, ver tu cara cuando lo cuentas. Así podré saber si mientes o no. A Teo le puedes engañar porque es muy buen tío, pero a mí no —suelta Julián sin dejarme saludar—. No es que sea una mala persona..., bueno..., ya me entendéis...

Me encanta cuando se mete en esos atolladeros y no sabe salir. Eso le pasa por cabrón y por ir a decir alguna maldad que está pensando, si le conoceré yo. Pero pensando en mí, este es uno de los momentos en los que me gustaría que la tecnología dejara de funcionar. Por ejemplo, una caída de red o que la cobertura se haya colapsado por tanto uso de aparatos electrónicos o un apagón general en mi barrio, aunque sea.

Pero ¿a quién quiero engañar? Eso no va a pasar. No voy a tener esa suerte.

—Pues... —empiezo a decir—, resulta que, hace un rato...me llamó...

—Espero que la trataras mejor que a mí —me interrumpe Julián. A veces es un poco, ¿cómo decirlo? Boca chancla, como mi hermana, y el que no filtra es él.

—¡A que no lo cuento!

—¡Qué humor! Cualquiera diría que estás feliz y enamorado.

—Eeeeeh... Para el carro. Esas son palabras mayores. Feliz, sí; enamorado, ni de coña. Además, si casi la lío.

—¿Qué has hecho? —pregunta Teo con su tono tranquilo poniéndose bien las gafas y haciéndose un moño.

—Pues..., es que...pensaba...que iba a decirme que había sido un error, así que me he adelantado y se lo he dicho yo primero.

De repente, se hace un silencio. ¿Habrá habido una caída de red y se ha estropeado el sonido? Viendo la cara de Julián, mi teoría se va al traste. El silencio empieza a ser incómodo.

—¿Has terminado? —me pregunta Julián—. Es que no quiero interrumpirte y que te pongas borde.

La verdad es que la cara de sorpresa de los dos es indescriptible. ¿Ahora qué he hecho?

—Sí.

Bro, eres gilipollas.

—¿Por qué?

Más allá del primer besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora