CAPÍTULO 11

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Por fin solo en mi cuarto. Hago la cama, cojo mi móvil, me tumbo, lo desbloqueo, entro en galería y busco una foto que me gusta mucho y que siempre me arranca una sonrisa: Marta y yo después de un partido del equipo de balonmano del Sporting La Rioja con Silvia Ederra, la capi, la 89, hace unos meses. A Marta le daba mucha vergüenza, pero como yo la conozco bastante, le dije que yo la acompañaba y aquí tengo el recuerdo, ella con una sonrisa y yo feliz.

No sé cuánto tiempo llevo mirando la foto, cuando me llega una notificación de WhatsApp.

Como no me ha dado tiempo de mirar de quién era, salgo de la foto y voy a la aplicación. Es de un grupo que llevo bastante en secreto. No por nada. Solo que es muy nuestro, de nosotros tres. Se llama SOLO LOS CHICOS y estamos Julián, Teo y yo.

También estamos en el grupo de LA CUADRILLA SIEMPRE JUNTA, donde están, aparte de nosotros tres, mi hermana, Patty, Andy, Junqui y Marta.

A las chicas no les hemos dicho nada porque seguro que empiezan: «¿y para que tenemos un grupo de amigos? ¿Qué podéis contar ahí que no se puede en el nuestro?... Bla, bla, bla...». No entiendo cómo se pueden poner tan intensas. Ellas tienen otro y no pasa nada. Lo sé porque se lo pillé a mi hermana y no monté ningún numerito. Me la pela de lo que puedan hablar; nosotros comentamos el partido del sábado o el último video juego o algún video que hay en las redes. Vamos, cosas de tíos, no ñoñerías ni chismes de tías.

Por supuesto, para no equivocarnos, hemos puesto unos emoticonos de tres chicos. ¡Originalidad al poder!

De repente salta otra notificación. Estos se han levantado con energía.

Teo: ¿ Qué pasa, tíos? ¿Alguno despierto?

Este Teo siempre tan comedido. No como el otro, que, si quiere llamarte pronto, lo hace y punto, no pregunta.

Julián: Yo sí. Desde las 8

Los dos hermanos Maceto Pereira podemos dar fe de ello.

Teo: ¿Qué tal anoche?

Julián: Yo de 10. Pero, eso habría que preguntárselo a Mateo...

Teo: Ya te digo, jaja

Por Dios, Teo, no entres en el juego de Julián, que sacas la portera que llevas dentro y no te pega nada, de verdad, tío.

Eso sí, por muy viejas del visillo que sean a veces, no los cambio por nada. Son colegas fieles. Julián estuvo a mi lado cuando más lo necesité hace dos años, con la enfermedad de mi madre, y Teo, ¡qué decir de él!, es genial, buen amigo, te da tu espacio, pero asegurándose de que sepas que está ahí. Son amigos con mayúsculas.

Allá voy.

Empieza el bombardeo.

Si no contesto, estos pesados no van a parar.

Más allá del primer besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora