CAPÍTULO 36

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—¿Qué ha ocurrido? Estabas muy happy y, de repente, has desaparecido —me dice sentándose a mi lado. Yo instintivamente me aparto.

—Hola, Sheila —le respondo sin mirarla a la cara.

—Algo te ha pasado. Mírate. Estás cabizbajo y encima te alejas de mí. ¿Qué me he perdido?

Eso me gustaría saber a mí. La miro. Dudo si contarle o no. Ella es mi amiga. A lo mejor puede ayudarme. Entiende cómo funciona el cerebro femenino. Yo, parece ser que no.

Empiezo a hablar. Ella va asintiendo mientras se lo voy explicando. Le muestro la foto. Se acerca. Me alejo. Vuelve a mover la cabeza. Ahora es ella la que se aleja. Acabo de hablar. Me mira.

—Mateo, chacho —empieza a decir—, sabes que eres uno de mis mejores amigos, ¿verdad? —Yo asiento, pero sigo sin mirarla—. Esta vez voy a hablar contigo como mujer. En circunstancias normales, sería una foto inofensiva, pero...

—Lo sé, hace dos años... —la interrumpo.

—Sin embargo... —esta vez me corta ella—, me pongo en la situación de tu chica y, a mí, tampoco me gustaría ver a mi chico abrazado a una tía, por muy amiga que sea. Te pido perdón porque no lo pensé. Me dejé llevar por el momento villa y piscina. ¿Le habías contado lo nuestro?

—No pensé que fuera importante. Fue solo ese verano. Pero, Sheila, no estamos solos. Es una foto grupal. Podía haber sido Yauzi o Nico el que estuviera a mi lado. No hay nada malo.

—Ya lo sé —comenta sin acercarse. Parece que un muro se ha erigido entre los dos—. Lo que pasa es que, cuando hablamos de amor, nos volvemos, sin querer, en personas territoriales. Lo que no quiere decir que posesivos. Eso nunca. Te voy a hacer una pregunta. —La miro y ella prosigue—: ¿Qué hubiera pasado si llega a ser al revés? Y estuvieras a 2000 kilómetros.

Me quedo callado. No lo había pensado.

—Con lo que acabas de hacer, ya me lo has dicho todo. Soluciónalo. Es una tontería, un malentendido que no tiene que ir a más. Las relaciones tienen que basarse en la comunicación.

Se levanta.

Me dan ganas de hacer lo mismo y abrazarla. Pero no lo hago. No sería lo más apropiado.

—Mat, no te preocupes. —Parece que me lee la mente. Siempre lo ha hecho—: Algún día encontraréis el equilibrio. Daros tiempo. Estáis empezando. Te veo dentro.

Asiento. Nos despedimos y me quedo fuera pensando en lo que me ha dicho Sheila. Es genial. Se nota que, aunque tenemos la misma edad, ella es más madura que Nico, Yauzi y yo juntos.

Estoy dispuesto a entrar cuando recibo una video llamada...

Más allá del primer besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora