Agrando la foto y veo que es una de las que hemos sacado esta mañana. El corazón empieza a bombearme muy rápido. Salgo fuera de la casa, buscando buena cobertura y hago una videollamada, no quiero malentendidos. Esta vez no. Con el tema Patty tuve más que suficiente.
—¿A qué viene esto, Mateo? —. Mal empezamos, ni hola ni sonrisa ni Mat. Pregunta directa. Mala pinta.
—Son la cuadrilla de aquí. Ya los viste en el video de mi cumpleaños. Ya te he hablado de ellos. —Vale que no todo, pero ahora mismo, necesito suavizar el tema, relajar la tensión—. Los padres nos han preparado una sorpresa y nos hemos venido a pasar dos días aquí.
—¿Y quién es la chica con la que apareces abrazado? —Sé a quién se refiere. Cierro los ojos. En ese momento recuerdo que estoy en video llamada y que Marta me está viendo el gesto y va a creer eso de «te pillé».
—A ver, Marta, tranquila, que sé por dónde vas y no tienes razón para preocuparte.
—¿Y quién te ha dicho que estoy preocupada?
Uy, uy, uy...
—Tu tono, tu cara de mala leche, el mensaje que me has mandado... ¿Quieres que siga? Y te contesto. Es Sheila, la hermana de Iria, la hija de José Manuel y Cristina. Te he hablado de ella. ¿No te acuerdas? Estaba también en el video.
—¿Te has liado con ella alguna vez?
Ay lo que me ha dicho. No parece ella.
Se queda callada. Joder con las preguntitas. No podría ser menos directa, no. A la yugular. Como buena periodista. Adiós a su tono meloso. No me gusta un pelo.
Dudo sin contestar. Me parece una pregunta trampa. ¿Miento o digo la verdad? ¿Qué hago? Al final, elijo la segunda opción y que sea lo que Dios quiera. Allá vamos.
—Bueno..., hace dos años, me enrollé con ella, pero fue un rollo de verano, nada más. —No me gusta la cara que pone. Así que continuo—: Marta, eso fue hace dos años, algo puntual y ya. No veas fantasmas donde no los hay. Somos buenos amigos, sí, algo más, no — enfatizo mucho el «no», para que quede claro. Tampoco es para tanto. Solo estoy abrazando a una amiga mía que me rodea con sus piernas porque estamos en la piscina para no caerse. No sé, tampoco es para ponerse así, creo yo.
—Mateo, ¿cómo quieres que esté? Nos separan dos mil kilómetros. No hemos hablado en dos días, cuando dijimos que lo haríamos todos. Estamos empezando. A veces las cosas son confusas. Sobre todo, después de lo de Patty. Aquí las miradas son diferentes. No quiero sonar celosa, pero me siento insegura, y yo nunca había vivido este sentimiento...
Joder, ni yo, pero repito que no es para tanto. No me esperaba esto. Con el aplomo y seguridad que muestra siempre.
—Marti, tendrás que confiar en mí —le digo al ver que empieza a relajarse. Sigo con la artillería—: Solo tengo ojos para ti desde que te conocí, ya lo sabes. He estado muy liado con mi familia, pero no ha habido un solo día que haya dejado de pensar en ti y escuchar nuestras canciones. Entiende que hace mucho que no los veo. Estamos en una villa, algo nuevo para nosotros. Si estuvieras aquí, serías la primera que estarías riéndote. De verdad. Te echo de menos. Créeme.
—Ya, Mat, pero hace dos años.... Tendrías que habérmelo contado. Los dos tenemos nuestro pasado...
Buff, pensar que ella también tiene un pasado amoroso no me gusta un pelo. De hecho, no pienso preguntar. Primero, arreglemos este malentendido. Al menos ya me llama Mat. Vamos por el buen camino.
—Marta, ¿si te lo hubiera contado, estarías más tranquila? —No me contesta, baja la mirada. Eso es que no—. Sé lo que quiero. No somos unos críos. Pero, como muy bien...
De repente, la conexión se corta. Trato de llamarla, pero no me contesta. Le mando mensajes, pero tampoco le llegan.
Vuelvo a llamar. Nada. «El teléfono al que llama está apagado o fuera de cobertura en este momento». Me cago en la cobertura. Justo ahora. Increíble.
¿Y ahora qué hago? Empiezo a dar vueltas. Como si así fuera a recuperar la cobertura.
Me siento. Necesito coger aire. No entiendo nada. Maldigo mi mala suerte.
—¿Qué pasó...?
Me tenso al oír esa voz.
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Más allá del primer beso
RomanceYo estaba acostumbrado a un rollo de dos semanas donde todo acababa dejando a la otra persona en visto o simplemente no llamando. Pero Marta es diferente. El primer beso de ayer fue distinto, pero las cosas se complican a pasos agigantados: mis padr...