¿Convertirse en el guía del villano misogino? ¡Absolutamente no!

Capítulo 69

Como mi trabajo era ayudarlo de todos modos, Claude me dijo que, como él no iba a salir del alojamiento, yo tampoco necesitaba molestarme en ir a trabajar.

Gracias a eso, puedo quedarme todo el día tumbado en esta cama que parece una nube y aún así recibir mi salario a tiempo.

Al principio me quejaba constantemente de por qué teníamos que vivir juntos, pero…

Ahora simplemente me resigno a vivir bien, fingiendo que no puedo ganar contra ello.

Después de pasar mis días rodeado de lujo y placer, sentí que no podría soportar volver al dormitorio que compartía con Irene.

“¿Qué es esto? Siento como si mi sueño se hubiera hecho realidad”.

Mi sueño era ganar un ingreso pasivo, ser una persona rica y desempleada, independizarme de Irene…

¿Y no es eso exactamente lo que está sucediendo ahora?

Me perdí en estos pensamientos sin sentido cuando de repente oí voces a través de la puerta entreabierta.

¿Voces?

Durante la última semana, estábamos solos Claude y yo en ese alojamiento. Naturalmente, sentí curiosidad.

Entonces, después de dar vueltas en la cama por un rato, finalmente me levanté y salí de la habitación.

Tan pronto como salí, vi la sala de estar con un sofá amarillo y una mesa, y pequeños cuadros agrupados en las paredes. Todas las cosas con las que había llenado el lugar durante mi semana en la casa de Claude.

“Ve allí…”

"…Sí, señor."

“Simplemente todo…”

Claude estaba en la entrada. Me dio la espalda y vi a alguien parado detrás de él.

Entonces, alguien realmente viene a esta casa. Pensé que era impenetrable debido al aura oscura que la rodea.

… ¿O tal vez siempre venían y se iban mientras yo estaba durmiendo?

De todos modos, podría haberlos dejado entrar.

Claude estaba hablando en voz baja con el invitado, que estaba afuera. La identidad del invitado estaba oculta por la ancha espalda de Claude.

“Entendido. Entonces, como lo solicitaste…”

"…¿Rosa?"

Claude fue el primero en notar mi presencia. Se dio media vuelta para mirarme.

Parecía que acababa de ducharse, tenía el pelo todavía húmedo y llevaba un suéter suelto.

Siempre lleva algo parecido a una túnica de sacerdote cuando está afuera, evitando el contacto con la piel de las personas. Pensé que era como una segunda piel para Claude, pero resulta que es humano después de todo.

Por supuesto, sus imágenes eran más que humanas.

Incluso su look, puesto a las apuradas y después de la ducha, era radiante.

Fue entonces cuando me sentí un poco avergonzada por mi cabello desordenado y rizado.

"¿Estás despierto?"

“Eh, sí…”

Me cepillé el pelo con los dedos y asentí con la cabeza a modo de saludo. Entonces vi a la persona que estaba detrás de Claude...

"¿Eh?"

Era un rostro familiar. Uno de los logs que habían estado siguiendo a Claude como una sombra.

Uno del trío con el que solía comer pan y que provocó la ira de Claude, lo que provocó que nunca volviéramos a vernos.

"¡log!"

—Ah, Lady Rose...

Todavía no sabía su nombre, pero me alegré tanto de verlo que lo llamé tronco de todos modos.

¿Qué número era? No era el atractivo número 1, por lo que debía ser el número 2 o el 3.

A pesar de no saber su número, Log pareció reconocerme y levantó la mano vacilante en señal de reconocimiento.

Nunca pensé que alguien conocido vendría a visitarme. Lleno de alegría caminé hacia la entrada…

¡Estallido!

“¡Ah!”

La puerta se cerró de golpe con un ruido fuerte.

"…¿Log?"

Una voz siniestra me perforó el oído.

Allí estaba Claude, mirándome amenazadoramente.

"…¿Eh?"

“¿Incluso das apodos ahora?”

Me quedé estupefacto.

“No, ¿qué apodo…”

—Entonces ¿por qué lo llamaste así?

“Pero, porque ni siquiera sé su nombre…”

A pesar de mi lógica impecable, Claude frunció el ceño, claramente disgustado con mi respuesta.

"No lo llames Log".

“No sé su nombre, así que por favor dímelo.”

"Simplemente no lo llames."

"…¿Qué?"

"Ven aquí."

Claude, que parecía haber terminado la conversación, me agarró del brazo y me arrastró hasta el sofá de la sala, donde me dejé caer. De repente, algo apareció en mi regazo, aturdido.

Claude me había entregado el paquete que había recibido de Log antes. Pensé que se trataba de algún documento serio y confidencial, considerando la intensa conversación que mantuvieron en voz baja.

Resultó que era una caja de pastelitos de una famosa panadería de una región lejana, uno de cada variedad.