Capitulo 40

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El agua de la ducha corría con fuerza, arrastrando no solo el sudor del entrenamiento, sino también el peso de las miradas despectivas que me habían acompañado durante todo el día. Frotaba mi piel con intensidad, como si intentara borrar las palabras de Anya y las risas que resonaban a mis espaldas. Pero por más que lo intentara, esa sensación de suciedad persistía.

Cerré los ojos, dejando que el agua caliente cayera sobre mi rostro y tratara de calmar mi mente. A pesar del cansancio físico, mi cabeza seguía dando vueltas, reviviendo esos momentos incómodos y llenándome de frustración.

Al salir, envolví mi cabello en una toalla y me puse ropa más cómoda: una blusa blanca sencilla y unos pants negros ajustados que se ceñían a mis piernas y resaltaban un poco más de lo que habría querido. Caminé hasta mi cama y me dejé caer boca abajo sobre las sábanas frescas, soltando un largo suspiro que pareció vaciarme un poco de la tensión acumulada.

Mis pensamientos comenzaron a divagar, pero antes de que pudiera hundirme demasiado en ellos, escuché el sonido de unos golpes en mi puerta.

Me incorporé un poco, sorprendida. No estaba esperando a nadie. El golpe no fue fuerte ni insistente, más bien parecía cuidadoso, casi como si quien estuviera al otro lado dudara en hacerlo.

"Un momento" dije, ajustándome la blusa y soltando el cabello de la toalla rápidamente.

Caminé hacia la puerta, mis pies descalzos apenas haciendo ruido contra el suelo. Giré el picaporte y abrí lentamente. Al otro lado, estaba König.

Su imponente figura llenó el umbral, aunque parecía algo incómodo. Su máscara cubría su rostro como siempre, pero su postura era diferente: sus hombros estaban tensos, y jugaba con sus manos, ajustando el borde de su casco, mientras evitaba mirarme directamente.

"¿König?" pregunté, parpadeando sorprendida. "¿Está todo bien?"

Sus ojos claros me miraron por un instante antes de desviar la vista hacia el pasillo, como si quisiera asegurarse de que no había nadie alrededor. Cuando regresó la mirada a mí, parecía titubear.

"Quería… asegurarme de que estabas bien" dijo, su voz baja y un poco nerviosa.

Lo miré, confundida al principio, pero su preocupación era evidente. Me hice a un lado para invitarlo a pasar. Él vaciló un momento antes de entrar, cerrando la puerta detrás de sí con cuidado. Su presencia llen

König se quedó de pie en el centro de mi habitación, su presencia llenándola por completo. Sus ojos claros recorrían el lugar, como si estuviera buscando las palabras correctas. Su postura era rígida, pero su incomodidad era palpable.

"¿Qué pasa?" pregunté, cruzándome de brazos. Mi tono era más frío de lo que esperaba, pero el recuerdo de lo que había escuchado esa mañana todavía me rondaba.

König pareció dudar, llevándose una mano a la nuca y ajustándose el casco. "Escuché algunos… comentarios después del entrenamiento", dijo finalmente, su voz baja. "No me gustó lo que dijeron."

Fruncí el ceño, mi mente regresando de inmediato a las palabras de Anya: "Fui y siempre seré la primera mujer de su vida." Me esforcé por no apretar los puños.

"¿Y qué tiene eso de raro?" contesté, intentando que mi tono no delatara la mezcla de frustración y resentimiento que me hervía por dentro.

König alzó la mirada hacia mí, su expresión cargada de preocupación. "No tienen derecho a hablar así de ti", dijo con firmeza. "No es justo, y no quiero que pienses que... que lo que dijeron es cierto."

Me quedé en silencio, mi corazón dando un pequeño vuelco. Pero el resentimiento seguía ahí, como un peso incómodo en mi pecho. ¿Por qué no me dijo nada antes?

En el Fuego de la Batalla [König x T/N]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora