Luego de haber llegado del hospital con Archer. Astrid ayuda a bajar al joven y dejarlo en su habitación.
—As —le dice su cuñado pálido y ella lo mira—, gracias por la sangre -le hicieron una transfusión ya que perdió bastante.
—Si andas gruñón estos días ahora sabes porque es —ambos ríen—. Portate bien enano, vendré a verte —le revuelve el cabello y luego se marcha.
—Ya crecí Astrid ¡y voy a pasarte! —ella se ríe mientras sale y se topa de frente a Aly.
—Gracias —intenta tomar su mano y ella la aparta.
—Debo irme y seguir con lo que estaba —le da una palmada en el brazo y se aparta de ella suavemente.
—Astrid —pero ella sigue caminando hacía la puerta—, Astrid.
—¿Tienes que decirme algo? —voltea a verla y la otra la mira extrañada— ¿Hay algo que quieras compartir conmigo?
—¿De qué hablas?
—Piensa, Aly ¿Hay algo que deba saber? —se le acerca mirándola a los ojos.
—No —dice con un hilo de voz.
Astrid asiente y sale, de frente se topa con Leanne la que le regala una sonrisa y saluda, pero ella no le devuelve el gesto. Lo que le extraña a la rubia y sube las escaleras mirándola con el ceño fruncido, Aly sale y ambas la ven marcharse.
—¿Qué le pasa?
—No sé, está rara. Me preguntó sino tenía algo que decirle —ambas se miran— ¿Crees que tal vez escuchó algo?
—Tal vez debería haber hablado con ella directamente.
—No estaría de acuerdo con lo que me has planteado, es mejor que la hable yo.
Astrid se pasa el resto del día esquivando a Alyssa y Leanne, quiere evitar quedarse a solas con ellas, aunque tiene ira acumulada, sabe que que si las enfrenta ahora con el enojo que tiene podría decir algo de lo que pueda arrepentirse.
Pero el malestar no queda solo en un día, sino que en varios y ya han pasado tres días desde el accidente de Archer, ella entra a verlo cuando sabe que Aly no está, no la querido recibir tampoco en su casa, ya que apenas llegaba apagaba todas las luces dándo la impresión de no estar o haberse acostado muy temprano.
—Lleva eso al corral —le dice a uno de los hombres—, ponle la etiqueta y...
—La patrona me dijo que lo separemos para dejarlo en el granero.
Ella suspira y asiente, cada órden que da es contradicha por una órden que dió Alyssa sin comunicarle. Está dando directivas a uno de los hombres que para con uno de los caballos cuando este está por interrumpirla.
—¿Y ahora qué te dijo la "patrona"?
—Que el herrero vendrá la semana que viene —cuando ellas habían acordado hoy.
Eso hace que sea la gota que derrama el vaso y completamente enojada sale a buscar a Aly, llega al corral de las cabras y ve a las tres mujeres con Molly conversando y riendo, el sonido se las risas se corta al ver a Astrid enojada.
—¿Alyssa podemos hablar?
—Estoy ocupada —le dice sin verla, anotando cosas en la tabla con papeles que tiene en las manos—, quizás más tarde o mañana, si me desocupo.
Astrid aprieta la mandíbula, y cierra los puños, le hace una seña a las dos mujeres para que salgan y Molly está a punto de hacerlo, pero Leanne la frena, solo salen cuando Aly asiente. Ambas se quedan a solas mirándose.
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Dejémoslo a la suerte
RomanceUna excéntrica mujer de negocios, dos vaqueras que intentan salvar su granja, una amistad con una, una rivalidad con la otra. A veces el amor está en quien menos te lo esperas, como en la mujer de negocios que llega a comprar sus tierras y Alyssa co...