Como un juego de Tetris las piezas se fueron acomodando para encajar, así lo hicieron ellas y así lo hicieron las cosas a su alrededor, pronto su vida privada dejó de ser tan interesante y del festín del cotilleo diario del barrio.
—Al parecer las nuevas vecinas están construyendo una casa moderna en su propiedad —dice Astrid.
—Sí, Vero me invitó a ver como iba quedando todo, se ve que va a ser bastente... —ambas miran a Leanne.
—¿Vero? Imagino que "Vero" es se Verónica —dice Aly cortando las verduras.
—Sí, y Vero —Aly vuelve a mirarla mal—, está de novia y yo estoy casada. Deja de ser tan celosa, Parker —Aly le larga con el repasador que le da en la cara.
—Amor para ti, ay —ambas se acercan rápido— esa patada fue de nuestro hijo para ti, Everlake —suspira Alyssa—, deja de hacerme rabear.
—Es que las hormonas te tienen —Astrid le hace seña por detrás que no hable y Aly la mira mal.
—Al parecer alguin está contemplando morirse hoy.
—Amor, lloraste esta mañana en la ducha porque el jabón en forma de tortuguita que le regalaron a nuestro hijo se iba a deshacer en el agua y la tortuguita se iba a morir —Aly vuelve a llenar sus ojos de lágrimas.
—Es que, es tan tierno.
—Ay amor —Astrid le besa la cabeza y le golpea el hombro a Lea—. Deja de hacerla llorar que está sensible —la otra se soba el golpe—, ven te muy pegue fuerte.
—Sí, y me dolió, eres bruta —la besa y luego a Aly.
Han pasado dos años de ellas tres juntas, en este tiempo el deseo de Alsyssa por ser madre creció aún más, y más porque ellas tienen 32 años y Lea está más cerca de los cuarenta, las granjas se estabilizaron, el consultorio de Leanne creció y no son millonarias, pero tampoco tienen un mal pasar económico.
—¿Nos da tiempo para seguir pintando la habitación?
—Sí, solo un rato.
Astrid y Lea vuelven a pintar la habitación del bebé. La casa dónde vivía Leanne era la más grande entre la de ella y Astrid, con más habitaciones y más cerca de la casa dónde Aly creció, aparte que ella tiene el consultorio cerca, por cuál Aly estaría siempre mucho más cerca por si algo pasaba, aunque claro que eso no garantiza que ella se quedaría quieta, así que le ayuda como recepcionista en la clínica.
Se casaron en una ceremonia sencilla, Aly fue quién les propuso casamiento a ambas, Astrid fue quién puso la fecha de la boda, no quería estar eternamente comprometida, ya había vivido su relación con Aly en las sombras, lo que pareció una eternidad, no quería esperar más para casarse y Lea, sabía que esta vez se estaría casando realmente enamorada, no le hizo falta pensarlo mucho más.
—¿Tías les ayudo? —entra su sobrina Marion con una gran sonrisa, comiendo una manzana.
—No, cariño, ya quedará la base así pintas los motivos.
—Tienen algo de pintura...
—Como en todos lados, pervertidas —entra Charlotte—. Oye, deja de hacer rabear a mi cuñada, que mi ahijado se pone inquieto.
—Aún no decidimos la madrina.
—Aceptalo, Shepard, soy tu mejor opción —Astrid blanquea los ojos— llenaré a tu hijo de regalos ¿Vamos hija? Tus hermanos nos esperan para ir al río —besa su frente.
—Mamá estoy grande para los besos en la frente.
—Siempre serás la bebé de mamá —se van al río.
Charlotte tuvo el camino más duro para recibir el perdón de Astrid, por querer apartarlas de Leanne y aunque lo niega, ya lo consiguió ya que fue la primera en preocuparse cuándo le contaron que Charly fue internada de emergencia por un apendicitis.
—Te cae bien.
—Sí, pero no le digas y sí, ella será la madrina de nuestro hijo —le sonríe y le besa.
—Ya está la comida, mis amores. Por cierto amor —mira a Lea—, invita a "Vero" y pareja a cenar con tus esposas, me gustaría conocerla.
Leanne ríe y se acerca a besar a la celosa embarazada de cuatro meses de su esposa, la abraza aunque se resiste un poco y la besa.
—Las amo y las elijo cada día, amor.
—Es que ahora estoy gorda y quizás no me quieras más.
—No te quiero, porque te amo, deja de decir tonteras, me casé con ustedes —la besa y le extiende una mano a Astrid—. Llevas a nuestro hijo, me harás mamá de nuevo ¿Cómo voy a dejar de amarte? —la besa—, eso no va a pasar. Vamos a comer y si nos da tiempo, quizás podríamos darte el postre —se miran con Astrid y las tres sonríen cómplices.
La propietaria de las tierras que quedaron de los Clearwater comenzó a construir. Verónica es fotógrafa y al parecer dinero no le falta, aunque Lea no sabe si es de ella o de la pareja de ella, que nunca ha visto y es un misterio.
—Quiero tener más hijos —suelta Aly tapándose con las sábanas, luego del postre que le dieron y ambas la miran—. Sé que es el primero y deberíamos esperar un poco más, pero quiero que lo sepan.
—¿Cuántos hijos quieres? —indaga Aly.
—Bueno con tres mamás, cuatro niños estaría bien —las otras dos se miran— Sé que seremos las tres las madres de este bebé, pero ¿No quieren quedarse embarazas también? —Leanne sonríe y con un brillo especial las observa.
—A mí me encantaría —sonríe nostálgica— y ellos siempre tendrán una hermana mayor que los cuida desde dónde esté. Yo quisiera quedarme embarazada una vez más, siempre quise darle un hermanito o hermanita a Anne —Aly le toma la mano y miran a Astrid.
—Yo no quiero estar embarazada, no es para mí, puedo ser mamá a través de ustedes, serán tan hijos míos como suyos y los amaré igual. Tal vez podría darles un óvulo y que alguna lo lleve, pero no me veo embarazada.
—Entonces tendremos más hijos.
—En un futuro —dicen las otras dos entrelazando sus manos y las tres ríen.
Al casamiento de ellas solo fue Charly con sus hijos, su marido se terminó de convertir en su ex cuando hizo un comentario despectivo contra su hermana y cuñadas, los padres de ellas que no aprobaban la unión, ni las parejas de su hija quedaron desafectados del vínculo, que mucho a Lea no le costó ya que la relación con ellos ya estaba tirante desde hacía años, esto solo terminó de cortar la cuerda.
Esa noche se juntan todos, Charly con sus hijos, los abuelos de Astrid y la madre y hermanos de Aly en su casa a cenar en familia. El mundo de ellas está creciendo, los vínculos están siendo reforzados y están creando la familia que siempre habían querido para su hijo en camino y los que faltan por venir.
Un día dejaron todo a la suerte, apostaron a su amor, Leanne se quedó con ellas viendo sus luces y sombras, ellas hicieron lo mismo con Leanne sanando a su paso las heridas de su pasado, le dieron una nueva familia, una esperanza de volver a ser feliz y se aman cada más, un poco más.
Fin.
Gracias por llegar hasta acá cómo en cada historia, como en mis dos perfiles. Mi gratitud siempre es reiterativa, pero es que son ustedes quienes invierten su tiempo en leer lo que escribo, mientras yo me tomo el tiempo de plasmarlo, así que gracias.
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Dejémoslo a la suerte
Любовные романыUna excéntrica mujer de negocios, dos vaqueras que intentan salvar su granja, una amistad con una, una rivalidad con la otra. A veces el amor está en quien menos te lo esperas, como en la mujer de negocios que llega a comprar sus tierras y Alyssa co...