22 Una gran monetaria propuesta

142 20 6
                                    

La mañana llega como cada día, pero esta vez quien se levanta primero es Leanne, se escabulle de la cama con sumo cuidado y se dirige a la cocina, revisa las alacenas, de arriba y abajo, en el momento de cerrar la puerta de la heladera, ve a Aly parada que le tapa la boca antes de que de un grito.

—Soy yo, tranquila —saca su mano— ¿Qué estás haciendo?

—Quiero hacer el desayuno, pero no sé dónde tiene las cosas ¿Me ayudas?

—¿Rompiendo las reglas por ella? —levanta una ceja y cuando Leanne intenta excusarse, la castaña comienza a reír— Claro que te ayudo ¿Que quieres hacer?  —se coloca a su lado.

—Pensé en unos omelettes, con tomate, queso y jamón cocido adentro, café y unas tostadas, para comer con dulce, o manteca, o ambos.

—Bien ya saco todo y lo hacemos —le sonríe y esa calidez la traspasa.

Ella y la rubia se ponen manos a la obra y entiende esa sinergía que tiene con Astrid, porque una vez que ambas están cocinando, parecen ser envueltas por un velo que solo las incumbe a ellas dos, ríen y hablan susurrando.

—Iré a verificar si ella aún duerme, suele ser algo gruñona, para la sorpresa de nadie —ambas ríen, la rubia toma la bandeja y Aly la despierta.

—¿Y su majestad dónde está? —dice restregandose los ojos— ¿O acaso soñé que se quedó con nosotras anoche? —comenta estirándose para luego sentarse en la cama y verla parada en el marco de la puerta— ¡Sí, estás aquí! —confirma con una gran sonrisa—, me tocaba a mí hacer el desayuno.

—Supuse que lo justo sería hacerlo yo, ya que tú lo preparaste en mi casa. Lo hicimos con Aly.

—¿De verdad? —mira a la castaña a su lado que asiente— Gracias —la besa— y a ti, su majestad.

Leanne se acerca, para colocar la bandeja en medio de la cama y sentarse junto a ellas, Astrid toma la bandeja y se la pide sostener a Aly un momento, entonces se acerca y besa en la mejilla a la rubia, comparten una mirada, una sonrisa y un sonrojo.

Las dos hablan con Leanne sobre que ya tienen el monto total de lo que deben, iban a dar un adelanto, pero lograron juntar todo y decidieron que prefieren pagar la deuda lo antes posible. Pero una llamada clave, entra en el celular de Aly esa misma mañana una vez que llegan las tres a la granja para ponerse a trabajar, una llamada que lo cambiará todo.

—Hola, con la señorita Alyssa Parker.

—Sí, soy yo.

—Señorita Parker, soy la secretaria de Charlotte Everlake y la señora quería hablar con usted ¿Tiene un momento?

—Sí.

—Ya la transfiero —la voz del otro lado de la línea no tarda en cambiar el tono.

—Señorita Parker, soy Charlotte Everlake, registramos un pago total sobre una deuda que tenían sus tierras. Solo hay un inconveniente que me gustaría hablar con usted y su socia personalmente ¿Tiene tiempo hoy?

—Claro, pero ¿Se puede saber cual es el inconveniente? Leanne no nos dijo nada sobre algún problema.

—No es nada grave, señorita Parker, y prefiero que nuestro encuentro quede entre nosotras y su socia, mi hermana no está muy familiarizada con los negocios familiares, aparte de que si ella se entera solo complicaría su situación actual —Alyssa traga despacio—. Le mando la ubicación sobre el lugar del encuentro, a las 8 p.m. Espero que no la importe el horario y lugar, es que mi agenda es de verdad apretada y solo dispongo de una brecha muy pequeña para hablar con ustedes personalmente

Dejémoslo a la suerte  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora