Epílogo

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Más de seis años juntas, cuatro hijos y miles de momentos vividos junto a ellos. Alyssa tuvo los hijos que quiso junto a ella, las tres formaron su familia llena de amor. Aspen su hijo mayor de 8 años, luego están Sol y Luna de 6 años, Sol vino al mundo del vientre de Alyssa con un óvulo de Astrid y Luna nació de Leanne, con dos meses de diferencia entre ellas, luego llegó Trevor que ahora tiene 3 años que nació también de un óvulo de Astrid pero que tuvo Leanne.

¿El único detalle? Sol es literalmente un sol de verano que abrasa todo a su paso, y ahora Astrid sabe lo que es lidiar con una mini copia de ella.

—¡Qué hizo qué! —se lleva la mano a la frente.

La directora tiene a Astrid y a Sol sentadas frente a ella, lado a lado de brazos cruzados fruncido el ceño con la mirada clavada en el suelo.

—Como le digo señora Shepard. Sol le pegó a su compañero por decir que era el novio de su amiga, Auveri, porque dice: "es mi amiga, y ningún asqueroso gusarapo de pantano, va a venir a hacerse el novio" —lee el reporte—. Todo porque le tomó la mano.

—Ay Dios —se lleva la mano a la frente—. Mi ovulo y tiene mi mal carácter y potenciado por Aly —expresa entre dientes.

—¿Qué dice?

—Nada solo pensaba en voz alta.

—Señora es muy chica pero tengo que tomar alguna medida.

—Lo entiendo, ya mismo iremos para que le pida disculpas.

—¡Pero mamá por qué tengo que disculparme con el gusarapo! ¡NO QUIERO, NO LO HARÉ!

—¡Tus amigas no son de tu propiedad! Niña posesiva —ambas se miran fijo y gruñen.

—Por favor no se peleen —exclama la directora y ambas se cruzan de brazos mirando a lados opuestos.

—Irás a disculparte, Solange Livia Parker Shepard Everlake, o te juro que no saldrás un mes de casa y sabes muy bien que tu mamá Aly te cumplirá el castigo.

—Deja de llamarme por ese nombre horrible que me pusiste ¡Lo haré! ¿Está bien? Lo haré, me disculparé con ese asqueroso renacuajo de pantano. Pero si vuelve a tocar a Auvri... —su madre la mira y ella se queda callada.

Los dos adultos acompañan a la niña frente al niño que está con sus padres. Ella se niega un poco, pero Astrid se agacha frente a ella y le susurra al oído.

—Disculpate niña insolente y muestra arrepentimiento.

—Perdón mami, pero mentir no se me da bien —me dice con voz dulce e infantil «Repito mi carácter y las técnicas de persuasión de Aly, que mala evolución de esta niña del mal».

—Te castigaré hasta el 2030.

—Si lo haces ¿No me tengo que disculpar con el —susurra— idiota? Si hasta tiene cara de tarado —Astrid lo mira y tiene razón.

—Solo hazlo —la niña suspira y lo mira.

—Lo lamento —Astrid la empuja—, por pegarte —el niño muestra una sonrisa burlesca y petulante entonces ella se acerca y lo abraza para susurrarle—. En el recreo estaremos solos, ahí nadie me verá pegarte, el que ríe último ríe mejor —el niño borra la sonrisa, ella se separa y le toma la mano. Astrid le pide disculpas a todos de nuevo y sale con su hija— ¿Ya podemos irnos a casa, mami?

—Vamos engendro del demonio.

Madre e hija salen afuera, se colocan a la par, luego ambas se ponen sus anteojos de sol, suspiran, abren la puerta de la camioneta al mismo tiempo se sientan, sacan una paleta y se la llevan a la boca al mismo tiempo. Luna sube atrás con Auveri, ambas voltean al mismo tiempo para verla y asienten para luego voltear hacia adelante.

—¿Cómo te fue con Marlon?

—Bien le quedaron en claro algunos puntos.

—Bien hecho hermana —Luna festeja.

—Hija no alientes al engendro del demonio a hacer locuras ¿Auvri te dejo en tu casa o te quedas con nosotras a almorzar?

—Mi mami Vero me dijo que si puedo quedarme ella después pasa por mí, ella o mi mamá me buscan.

—Claro cariño.

Astrid llega a casa con las niñas, alza a su pequeño terremoto, besa a Alyssa que está terminando de cocinar y luego entra al estudio dejando a su hijo en el suelo que quiere seguir corriendo, para ver a Leanne concentrada sacando cuentas.

—Hola amor —ella levanta la mirada con una gran sonrisa y corre la silla así Astrid se sienta—. Vamos a tener que hablar con Sol, está cada vez más...

—¿Cómo tú? —sonríe y la besa.

—De haber sabido que iba a ser tan igual a mí, jamás hubiera accedido a que inseminaran un óvulo mío —Leanne se ríe—. Espero que Trevor no sea igual.

—Vamos a ver a nuestra esposa.

Ambas se levantan de la mano van hasta el living, al ir llegando ven a Trevor trepado arriba de una estantería usando una capa roja que es una toalla. A punto de saltar gritando al son de "¡Superman!" Y Astrid lo atrapa en el aire antes de que toque el suelo.

—¡¿Estás loco?!

—Hijo no puedes subirte ahí arriba —lo toma Leanne—. Vas a hacer que nos de un infarto.

—¿Dios mío cuál es mi castigo? —pregunta Astrid mirando al cielo.

—Tengo la lista en mi teléfono, amor —le responde Alyssa— ¿Puedes ir a buscar a Aspen? Está por salir de su práctica, ya llegan y almorzamos.

Astrid sale con las llaves de su camioneta a buscar a su hijo y ve a sus dos hijas jugando en el columpio que cuelga del árbol, entonces nota como Auveri mira a Sol, que ni cuenta se da de que ella la observa.

«Hasta en eso salió igual de lenta que yo» —Suspira y se sube a la camioneta.

Recoge a su hijo de la práctica, se baja de la camioneta y ve como niño enojado pega la vuelta y golpea a otro niño atrás mucho más grande que él, lo toma encarnizado y Astrid logra separarlo.

—Vuelve a hablar de mi mamá y te haré tragar los dientes ¡Idiota!

Astrid suspira y levanta a su hijo, el otro niño se limpia al labio sangrante y se va rápidamente. En la camioneta habla con el pequeño.

—Amor no puedes ir por la vida dándo golpes.

—Nadie va a hablar de mis mamás.

—¿Qué dijo?

—Me dijo que rica está tu mamita, seguro que cuándo crezca puedo ser papito, hijo.

—Rompele la cara —él voltea a verla—. No, no ¿Qué diría Lea ahora? La violencia no es la solución. No le prestes atención ¿Está bien? —besa su frente—. Aparte si vas a golpearlo que sea en la cancha en algún partido así luego no tienes que disculparte. No les digas a tus mamás que te dí ese consejo —ambos sonríen.

Llegan a casa y ya todos están sentados en la mesa esperándolos, pasan a lavarse las manos mientras Aly sirve. Las tres se miran toman sus manos, ven a su familia y sonríen. Tienen todo lo que alguna vez habían soñado, ellas juntas, sus hijos bien y creciendo, algunos más parecidos a ellas de lo que les gustaría, pero son una gran familia, se elijen cada día y se siguen amando cada día.

Dejémoslo a la suerte  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora