—¿Cómo puede ser que en todo este tiempo no hayas ido al río? —pregunta Astrid— ¿No te da curiosidad?
—Solo es un río, agua y rocas.
—Ves ese comentario es solo lo que diría una niña rica, mimada.
—Me gusta el lujo y las comodidades ¿Qué tiene de malo eso? Aparte te recuerdo, Shepard, que bien que disfrutas de los snacks que compra la niña rica —Astrid se mete un puñado de Pringles en la boca y mastica con la boca llena, Aly se ríe a sus espaldas mientras cocina.
—Beuno peo ka tene do mal...
—Cariño, traga y habla —le dice su novia.
—Bueno pero que tiene de malo, una cosa no tiene que ver con la otra. Escucha niña de ciudad, te vamos a llevar a conocer el río, cómo puede ser que no sepas que tiene tu propiedad ¿Que dices amor? —le pregunta a Aly y se vuelve a meter un puñado a la boca.
—Me parece bien, tendríamos que fijarnos si aún tiene eso — ambas entienden con miradas a que se refieren.
—Claro, claro.
—¿Qué es "eso" de lo que hablan?
—Une sopesa no la arrunes.
—Astrid —la reprenden ambas y traga—. Será una sorpresa. Esto ya va a estar a lavarse las manos y poner la mesa —Astrid se levanta para ir al baño— Lea —ella frena y la mira— ¿Cómo estás? Con lo de tu hermana.
—Bien, estos días que se quedó, logramos conectar mejor de lo que lo hicimos en años —sonríe— y finalmente mi primer sobrina será parte de la familia. Espero que las cosas vayan bien, la semana que viene la voy a acompañar a que le diga a nuestros padres.
—Si necesitas algo —toma su mano—, solo tienes que decirnos, ahora nos tienes a nosotras y a un montón de gente de respaldo —acaricia su mejilla y ambas por un tentador momento miran sus bocas.
Astrid se acerca y la abraza por la espalda apoyando su mentón en su hombro, rodeando su cintura con sus brazos.
—Eres parte de esta familia también, aunque nuestra líder sea una obsesiva del orden...
—Y tengamos a un pitufo gruñón la general de nuestro ejército...
—A lo que iba es que, eres de los nuestros y no estás sola. Nos tienes y te tenemos. Aparte —le deja un beso fugaz en la mejilla— eres la vecina que tiene piscina natural, osea acceso al río, claro que seremos buenas contigo.
—¿No es porque les caiga bien? —pregunta Lea— ¿O porque me quieren?
—Bueno eso es como un —deja los platos y cubiertos en la mesa— 30%.
—90% —dice Aly, dejando la fuente en la mesa sobre una tabla de madera.
—Bueno, pero hay un porcentaje que que es por el acceso al río.
—Admite que me quieres Shepard —la íntima Lea.
—Sentemonos a comer —cambia de tema.
Se sientan las tres, pero Lea no deja el tema quiere que ella lo admita y se confabula con Aly, para ambas hacer que Astrid lo admita.
—Dilo.
—Te quiero, su majestad —se ruboriza y el corazón le late fuerte— ¿Contenta? Ahora comamos —Lea se levanta con una sonrisa, toma su rostro con las dos manos y le besa la mejilla.
—Muy contenta, Shepard, ya vengo voy a lavarme las manos.
Astrid se queda algo atontada y mira a su novia que le cierra la boca subiendole la mandíbula, la otra se muerde el labio inferior y sacude un poco su cabeza para quitarse la neblina mental en la que la dejó Leanne. Terminan de almorzar y Leanne se va a abrir su pequeña clínica y visitar otra granja en la cual el veterinario del pueblo le pidió ayuda.
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Dejémoslo a la suerte
RomanceUna excéntrica mujer de negocios, dos vaqueras que intentan salvar su granja, una amistad con una, una rivalidad con la otra. A veces el amor está en quien menos te lo esperas, como en la mujer de negocios que llega a comprar sus tierras y Alyssa co...