Aly es quién la toma de las muñecas por arriba de su cabeza y la besa con los ojos cerrados al bajar por su cuello puede sentir en sus labios los latidos acelerados de su corazón a punto de abrirse paso por su cuello, sonríe dejando sus respiración algo agitada y tomando uno de sus pechos, Astrid se encarga de la cintura para abajo, besa su abdomen y abre sus piernas trabando una con las suyas mientras su mano se desliza sobre la tela que cubre su intimidad y le saca un gemido a Lea.
—Tienes prohibido acabar sin mi permiso ¿Soy clara? —mira a Lea fijamente con sus pupilas dilatadas y la voz firme— Hoy será una noche larga —ambas sonríen.
Aly es quién primero toca el botón del placer sobre la tela, con su dedo índice y medio, luego le corre las bragas así Astrid se centra en chupar.
—Sube —le dice firme Alyssa y As, hace caso, claro que hace caso.
Alyssa se posiciona entre las piernas y Astrid se encarga de sus pechos, Leanne está agarrada con todas sus fuerzas tratando de contenerse con la respiración muy agitada y los nudillos blancos, su espalda se arquea y su cabeza la tira hacía atrás, Aly sabe que está por llegar, siente los espasmos y valora el esfuerzo de ella por contenerse, de pronto se quita.
—Lo estás haciendo bien —sube y le besa de manera posesiva—, pero también tengo que atender a Astrid, no pretendes acaparar toda la atención ¿O si? —Leanne niega apenas pudiendo respirar.
—Por favor necesito reponerme un momento.
—Hazlo y rápido, mientras vuelvo —Alyssa se levanta y va a la habitación, se la escucha abrir y hurgar en las maletas.
—¿No que iban a ser suaves y gentiles?
—Creeme está siendo demasiado suave y gentil —le dice Astrid dándole un corto beso. Ella y Aly aún tienen ropa interior puesta—. Trata de respirar tranquila de manera suave —sonríe y acaricia su rostro.
Alyssa vuelve con ambas manos ocupadas y ahora con el cabello suelto, más una mirada lujuriosa.
—La ropa fuera, cariño —le dice a Astrid—, colócate en cuatro arriba de Leanne.
—Pero... —dice la nueva en la tríada y Aly levanta una ceja.
—¿Pero qué? Hay reglas, Everlake, dime si vas a romperlas así pasamos directamente al castigo y no tengo que parar a dártelo, no quiero que As se quede medio cogida mientras te corrijo. Sin hablar hasta que te de permiso.
—No es tan dulce y tierna ahora —Le susurra a Astrid sonríe y asiente.
—Lo sé.
Astrid comienza a sacarse la ropa interior de a poco, Leanne ve sus bragas negras bastente mojadas, y las blancas de Aly no están más secas, solo que al parecer ella logra ocultar mejor su excitación. La de ojos negros hace lo que Aly le ha pedido y se posiciona encima encima de Leanne en cuatro, sus pechos y los de la veterinaria se rozan, no puede evitarlo y la besa, entonces recibe una nalgada.
—Que descaro el tuyo al besarse sin permiso, Shepard.
—Lo siento.
—Lo siento, qué.
—Lo siento, ama.
—Te diré que haremos —con el arnés puesto y habiéndole colocado lubricante luego de ubicar mejor q Astrid sobre Leanne, se lo mete a la de ojos negros hasta la mitad—, ya que tantas ganas tienes de besarla, por cada gemido que no logres atrapar de ella, te daré una nalgada, si acabas antes que ella usaré la fusta.
—¿No que no te gustaba el BDSM? —exclama Leanne y Astrid niega cerrando los ojos— ¿Qué?
—¿Te dí permiso de hablar? —ella niega— y entonces ¿Por qué abres la boca? —se sale de Astrid negando con la cabeza, pero antes le deja un beso en la espalda a la de ojos negros— ponle esto —le pasa a Astrid unas esposas de cuero acolchadas— ¿Alguna palabra que recuerdes y puedas usar si quieres parar?
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Dejémoslo a la suerte
RomanceUna excéntrica mujer de negocios, dos vaqueras que intentan salvar su granja, una amistad con una, una rivalidad con la otra. A veces el amor está en quien menos te lo esperas, como en la mujer de negocios que llega a comprar sus tierras y Alyssa co...