31 Quiero escuchar que me aman

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Leanne sonríe y abre un ojo al ver a Aly frente a ella acariciándole la espalda y besando su hombro.

—¿Cómo te sientes?

—Bien, pero anoche que me levanté y fui a hacer pis, vi algunas marcas.

—Lo siento, a veces nos excedemos. Escucharte gemir nuestros nombres supongo que llevó las cosas a otro nivel —le sonríe— ¿Puedes levantarte así almorzamos?

—¿Qué hora es?

—2 pm, amor, has dormido bastante —Lea se sienta y despereza— ¿Quieres ir a bañarte con Astrid? Recién se mete al agua.

Leanne sonríe la besa, toma una toalla y se mete al baño bajo el agua con Astrid, la abraza por la espalda a lo que la de ojos negros se sobre salta cuando se estaba enjuagando los ojos, pero luego voltea para verla frente a frente, le regala un beso y la ayuda a bañarse jabonando su espalda y viendo sus marcas por todo su cuerpo.

—¿Te sientes bien? Nos excedimos anoche —pasa la yema de sus dedos por un chupón—, demasiado diría yo.

—Estoy bien, amor.

Salen de bañarse y se cambian bajo la mirada atenta la una de la otra, al llegar a la cocina ven la mesa ya servida y Aly las espera sentada con una gran sonrisa para comenzar a servir los platos, ambas la besan y se sientan.

—Hay algo que no me han dicho directamente —dice Lea con el corazón latiendole acelerado, ellas lo saben.

—No, creo que dijimos todo anoche —dice Aly.

—Sí, y te hicimos de todo anoche —Astrid levanta su vaso y brinda con Aly—. Pero yo creo que habla, mi amor, sobre que tal vez no le dijimos directamente que la amamos, aunque la amamos ¿No es así?

—Sí ¿Me pasas la sal?

Entonces siguen comiendo y Leanne deja caer sus hombros vencida, sí, sabe que la aman, pero quiere escuchar el te amo, sería lindo escucharlo salir de sus bocas.

—Amor —la mira Astrid dejando el cuchillo—, te amo, te lo diré cada día si quierés y te lo haremos de vez en cuando también —Leanne sonríe y mira a Aly.

—¿Alguien quiere más? —se levanta sonriendo y escucha una silla arrastrarse seguida de unos pasos.

—¿Amor? —le dice Lea a su espalda— Tú... no.

—¿Te amo? Te amo Lea, claro que te amo —voltea a verla—, llevo un tiempo enamorada de ti —se acerca y la besa— ¿Acaso hay algo que se te resista? Si enamoraste a Astrid y yo ya había caído a tus pies hacía tiempo —acaricia su rostro— ¿Te deja más tranquila mi confesión?

—Sí, bastante más tranquila —sonríe aún con los ojos cerrados recibiendo otro beso de Aly.

Vuelven a la mesa y a medida que terminan de comer, Astrid toma la mano de Leanne entrelazandola con la de ella, Aly tiene una mano tocando su pierna, el día amaneció sin lluvía, pero no salió el sol. Luego de comer Alyssa toma un abrigo y sale a tomar aire, Astrid la observa y Lea asiente terminando ella de lavar los platos así se acerca a Aly.

—¿Pasa algo?

—Parte de mis planes frustrados —le sonríe con tristeza, Astrid se acerca y la abraza por la espalda—, tenía planeada una caminata, hay una cascada un poco más adelante y quería que fuéramos las tres, tenía planeado cosas románticas —mira el anillo que Lea les dió anoche—, pero supongo que no todo es malo, ahora somos una tríada —mira también el anillo en las manos de Astrid y lo besa—. Nos ama As ¿Cuánto tiempo esperamos que alguien como ella llegara para aceptarnos a ambas en nuestra totalidad?

—Años, amor y finalmente llegó.

—Y no pienso irme —sale Leanne con un abrigo para Astrid mientras se coloca también uno ella—. Los anillos simbolizan que nos pertenecemos las unas a las otras, es solo un símbolo exterior. Yo sé que las amo y les pertenezco —sonríe besando las manos de ambas—, ahora no sé como van a hacer para casarse.

Astrid y Aly se miran y sonríen, ella habla como si estuviera afuera de ese hecho, pero claro que no van a casarse solo ellas dos, serán las tres, así sea en una ceremonia simbólica.

—Nos vamos a casar las tres, quizás sea una ceremonia simbólica, pero definitivamente no vas a quedarte afuera de esto que tenemos ¿O no quieres casarte con nosotras?

—Esto no es una propuesta adecuada, Parker, pidanmelo como se debe y quizás diga que sí, quizás —ambas ríen y la traen hacía ella.

—Primero tenemos que presentarte con nuestras familias —suspiran ambas—. Espero que sea tan fácil como cuando confirmamos los nuestro con As.

Disfrutan los días que les quedan, dejan descansar a Leanne esa noche, pero en la mañana no le dan tregua. Lea abre los ojos y ve tres botellas de agua frente a ella, voltea a ver a sus mujeres que estaban haciendo ruido y la despertaron, entonces ve a Astrid boca abajo arrodillada con las piernas abiertas, amordazada muy agitada.

—¿Te despertó Astrid? —Astrid niega abriendo los ojos grandes totalmente sometida.

—No, so... solo me dieron ganas de hacer pis.

—Bueno va castigo doble, para ti por mentirosa y para ti —nalguea a Astrid—, por no dejarla dormir. Ve al baño y vuelve, mi amor —la besa posesivamente y la suelta para seguir con Astrid que ya no tiene la mordaza puesta—. Ven amor —le hace espacio mientras deja que Astrid tenga un respiro. Le estira la mano que Lea toma, y la sienta entre sus piernas de espalda a ella— ¿Descansaste? —besa su cuello, mientras sus manos inquietas se meten por su ropa subiendo una y bajando la otra, su respiración comienza a acelerarse—. Tranquila respira despacio, aún no hago nada, y también responde lo que te pregunté.

—Sí, descanse.

—Ayer te dimos el día libre —muerde su cuello y el roce de sus dedos en sus pezones le corta la respiración—. Haremos día por medio así te repones, pero agarras el ritmo ¿Qué te parece?

—Está bien —dice con la voz entre cortada cuando Aly llega a su intimidad por encima de la tela, masajeando en círculos—, amor —mira a Astrid que tiene los ojos cerrados— ¿Desde que hora están?

—Una hora más o menos.

—Una hora y 42 minutos —dice Astrid.

—Bueno quizás un poco más de una hora —toma uno estimulador del tamaño de su dedo pulgar en forma ovalada y lo lleva hacía la zona ya muy húmeda de Leanne, mientras sigue con la tarea de masajear sus pechos—. Vamos a ir adelantándonos hasta que Astrid decida unirse —gira su rostro para besarla.

Lleva el estimulador a su entrada sobre la tela y lo presiona, Leanne está necesitada, nunca antes se había sentido tan deseosa y necesitada de ser tocada y penetrada. Astrid se sujeta el cabello para que no se le pegue en la tarea que le ha encomendado Aly, se agacha entre las piernas de Lea y mientras le da sexo oral, Leanne la toma para profundizar. Alyssa las hace parar, le da a Astrid el arnés, hace que Lea la monte y ella se coloca sobre la boca de Astrid.

—Como acaben o tengan un orgasmo antes que yo, las castigaré. Por cierto amor —le la mordaza que estuvo usando Astrid—, como me mentiste por cada gemido que se te salga, te daré una nalgada mientras te monto duro ¿Fui clara con ambas? —las chicas sonríen.

—Sí, ama.

—Obedezcan y el premio será doble —Astrid sujeta sus piernas y la primera lamida estremece a Aly que ya estaba de por si muy sensible.

Dejémoslo a la suerte  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora