—Astrid, yo no, disculpa —se levanta Leanne rápidamente—. Me dejé llevar y... sé que está mal.
—¿Mal? Está pésimo, su majestad. Me lo hiciste prometer y jurar Aly. Entonces tú la besas primero.
—No pude contenerme, cada vez es más difícil tenerla cerca y no hacerlo...
—Bueno ahora yo también quiero —se acerca a Leanne que las mira confundida y la besa, al principio la otra está tensa y ya luego de afloja dejando que ella profundice el beso—. Que rico saben tus labios —le deja pequeños besos. Hasta que Lea coloca una mano sobre su boca y se aparta.
—¿Qué? ¿Qué pasa?
—Con Aly compartimos todo —dice Astrid—, nos gustas a las dos —intenta acercarse pero Leanne se aleja.
«¿Esto era lo que había querido? Sí. ¿Pero estoy lista para estar con ambas? Creo que sí. Después de todo me toqué hace unos días cuándo soñé con ellas»
—¿Lea? —la nombra asustada Alyssa—. Quizás es demasiado y demasiado pronto, perdón es solo...
—No —la detiene y se lleva una mano a la cabeza—, es que no sé cómo pasó, quizás yo solo... es que... yo también lo sé hace tiempo, sé que —la observa a ambas en cada esquina— ambas me gustan, que deseaba ser parte de ustedes y la verdad Aly que no sé como lo haces, porque yo si siento celos cuándo Molly estaba cerca de Astrid.
—¿Qué? a ella le gustas tú.
—Ay mi amor, eres lenta.
—Y tampoco soporto cuando los hombres te ven con perversidad o ganas en el supermercado, como ese idiota.
—¿Quien miró a Aly? Dame nombres —ambas ríen.
—Yo hace mucho que no estoy con alguien, y no tengo idea de cómo estar con dos personas. Encima ya se anda corriendo el rumor en el pueblo de ustedes —da un paso atrás—, qué pasará con las tierras, qué pasará con ustedes yo no puedo...
—Lea, Leanne —ambas toman su mano a cada lado intentando acercarse a ella muy despacio—. Estamos listas para enfrentar a lo que sea y quién sea ¿Nos darías una oportunidad? —Astrid parece un cachorrito lleno de ansiedad— Iremos despacio y seremos cuidadosas.
—Pero y si no funciona, si yo no, si la gente...
—Lea mirame —ella las observa—, estamos listas si tú lo estás, pase lo que pase, dejémoslo a la suerte, estoy segura de que jugará a nuestro favor.
—Está bien —suspira.
Se sienta de nuevo en la manta y de sirve un vaso de jugo de naranja exprimido y se lo toma a fondo, le encantaría que fuera algo más fuerte como con 6 grados de alcohol. Ambas se sientan a su lado.
—Quiero besarte de nuevo —dice Astrid, haciendo los ojitos mas tiernos y manipuladores.
Leanne la mira y mira a Alyssa que asiente con una sonrisa, se acerca despacio y deja un beso suave, luego mira a la de ojos castaños, que se acerca con una sonrisa para recibir su beso también.
—Y no creas que no tengo celos —acaricia la mejilla de Lea—, los tengo ¿Crees que no tenía ganas de destripar al imbécil del supermercado? Con Molly se pasó, porque Astrid solo tiene capacidad para ver y darse cuenta de ti y de mí.
—¿Qué hay con "Molly"? —pregunta la de ojos negros hastiada.
—Eras su crush, Astrid Shepard, de hecho cuando vino a trabajar me pidió trabajar contigo, por eso la dejé con Lea —todas ríen— ¿Qué te parece quedarte a dormir con nosotras algunos días a la semana?
—Bueno de hecho es lo que hacemos —dijo terminando de masticar y tragar—. Pero solo dormir —mira a ambas.
—Por ahora —dice Astrid dando un trago a su botella y Aly le larga una toalla.
Luego de levantar todo, y caminar de vuelta hasta la casa cuándo el sol iba bajando, las tres vuelven entre risas, tomadas de las manos y ambas vaqueras aprovechan a darle unos besos en el hombro y alguno que otro fugaz en la boca a Lea. La primera en meterse a bañar es Aly, dejando a Astrid con la veterinaria y ayudándole a bajar una maleta.
—Gracias, tiene un montón de...
Astrid la besa, llevándola contra el ropero a su espalda, la toma de la cintura, y la nuca profundizando el beso, Leanne se siente tentada y sumamente atraída al ritmo de su boca, el asalto la tomó desprevenida, pero en encantó. Astrid es así, impulsiva y arrasante como una erupción volcánica. Se separa apenas de la veterinaria, que vuelve a traerla a su boca, tomando su cintura, dejando una mano en su cuello.
—Creo que me encantan los besos de tu boca, sarcástica e impulsiva —le admite a Astrid.
—Y a mí, tu boca de niña rica, mimada, me fascina ¿Nos besamos un rato más hasta que salga Aly? —le deja pequeños besos, por las mejillas, la nariz y baja apenas por el cuello— por favor.
—Tengo que hacer la maleta, mañana viajo.
—Te ayudamos luego —vuelve a besarla—, no sigamos perdiendo tiempo. Después será el turno de Aly —ambas sonríen en medio del beso.
Alyssa sale ya vestida, se demoró quizás un poco más, conoce a su chica quería darle algo de tiempo con Leanne, al aparecer ambas tienen los labios rojos, algo hinchados y una gran sonrisa. Astrid le deja un beso fugaz a Aly y se mete al baño.
—Veo que Astrid te atacó —sonríe— ¿Te ayudo a armar la maleta? —comienza a doblar la ropa a su lado.
—¿No quieres besarme también?
—Muero por besarte otra vez ¿Puedo hacerlo? —Leanne asiente.
Alyssa se acerca cerrando los ojos antes de tocar su boca, su beso es dulce pero algo posesivo, ella lleva el ritmo y solo profundiza cuando ella quiere, entonces lo hace un poco más urgido y la aprieta más contra su cuerpo, la de ojos cafés es dominante en todos los sentidos, al parecer.
—Nos podemos acostumbrar a esto muy rápido ¿Y tú?
—¿A que me roben el aliento en cada asalto? —Aly sonríe y le acaricia la mejilla pero no se aparta de ella, ya la que la mantiene pegada a su cadera— ¿Sabes cual es una de las cosas que más me gustan de ti? —Lea la observa, colocando ambos brazos alrededor se su cuello— Lo tenaz que eres, lo —acaricia con las yemas de sus dedos desde la gente a la mejilla— amable —suspira y con su pulgar delinea sus labios—, la paciencia que nos tienes, porque yo amo a Astrid, pero —la besa— sé que a veces puede ser estresante, y yo sé que no siempre soy una ternurita —vuelve a besarla—. A este paso me haré tan adicta a ustedes que no las dejaré irse.
—No podemos hacer eso.
—¿Por qué no? —profundiza el beso y luego se separa por milímetros de su boca— Necesito vacaciones, las tres necesitamos —Leanne sonríe y se acerca besándola de nuevo.
—As ya terminó de bañarse. Ahora iré a bañarme yo, vuelvo y me ayudan con mi maleta.
—Tambien podemos ayudar a bañarte —dice la de ojos negros cuando la ahora castaña le pasa por al lado.
—Aún no llegamos a ese escalón, Shepard —toca la punta de su nariz—, pero lo tendré en cuenta —le deja un beso fugaz y toma su toalla.
Ambas miran a Leanne irse y suspiran, desde la adolescencia no se sentían así de atraídas a alguien, o enamoradas, la última fue Rose, pero a ella la conocían desde que eran niñas y enamorarse entre ellas fue algo casi natural, ahora con Leanne se sienten algo diferentes de ese amor adolescentes que una vez experimentaron. Este sentimiento es mucho más maduro, y ha ido germinado de a poco con el paso de los meses, van más allá de la atracción física, ellas conectan a un nivel emocional más profundo. Aceptan a Leanne con su pasado y heridas, ella las acepta con su particular forma de amar y compartir su amor.
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Dejémoslo a la suerte
Любовные романыUna excéntrica mujer de negocios, dos vaqueras que intentan salvar su granja, una amistad con una, una rivalidad con la otra. A veces el amor está en quien menos te lo esperas, como en la mujer de negocios que llega a comprar sus tierras y Alyssa co...