Se acuestan las tres como siempre Leanne al medio. La rubia al momento de comprar una cama como si su subconsciente lo supiera compró una tamaño king, se dijo a si misma que no era mucha la diferencia de precio y que estaba en oferta, aunque tuvo que sacar el ropero empotrado en la pared ya que no entraba, y mover su ropa y zapatos a otra habitación, no le importó. Antes sintió que la cama era demasiado grande para una persona, ahora sabe que para ellas tres, es perfecta.
—As tienes espacio para dormir cómoda.
—Si no te gusta que te abrace cambia con Aly, sino deja de quejarte y ya duerme. El lugar de la quejona es mío.
—¿Te molesta que se te pegue la garrapata? Puedo ir al medio si quierés —le dice Aly enjuagando sus dientes.
—Oye no soy un tipo de parásito, mujer del diablo —se queja Astrid.
—Tienes razón eres más un osito...
—No te atrevas Alyssa Parker.
—Cariñosito —le sonríe—. Tranquila que a mí me encanta —se enjuaga la boca y vuelve—. Ya duermete y no te sigas despabilando.
—Hasta mañana —se aferra a Leanne, luego de besar a Aly para darle las buenas noches—. Dile a Molly si sigue lloviendo que no vaya mañana —la rubia y la castaña ríen.
Alyssa se acuesta al lado del otro lado, besa a la rubia en la mejilla, mientras le da la espalda para no molestarla, y es ella quién la abraza por la espalda, es Aly quien entrelaza sus dedos, y son ambas suspirando sin evitar el contacto con la otra, quienes rápidamente se amoldan quedándose dormidas, como si hicieran esto cada noche.
La mañana llega y están solo Astrid y ella durmiendo en la gran cama, la castaña dormida palpa la cama buscando a un cuerpo, hasta que encuentra a Leanne en un extremo y se aproxima a ella, luego de cerrar las cortinas.
—Estás tan suave y calentita —besa su hombro mientras la abraza.
—As, estás dormida.
—No, no lo estoy —le responde.
—Si sabes que no soy Aly.
—Sí, y también que eres suavecita y calentita. Durmamos un ratito más.
—¿No ibas a preparar el desayuno? Tú te ofreciste.
—Mujer explotadora, como la otra hija del demonio.
—¿De quién hablas, Shepard?
—Hola amor, buenos días —se levanta rápidamente al ver entrar a Aly de nuevo a la habitación adormilada—. Acuéstate y ya preparo el desayuno para nosotras —Leanne se ríe de su sumisión con Aly.
La castaña vuelve a la cama y se acuesta a su lado pero no pegada a ella. Voltea a verla colocando una mano bajo su almohada y le sonríe, acaricia el rostro de la rubia frente a ella.
—¿Lograste descansar algo?
—Sí. Siempre pensé que dormir con dos personas más sería muy incómodo, pero veo que solo era un prejuicio mío.
—¿Cómo se llamaba? —Leanne sonríe y su rostro se ilumina.
—Le puse Anne, las últimas letras de mi nombre, era muy parecida a mí ¿Quieres ver fotos? —Aly asiente y se pega a ella sobre su hombro, mientras ambas ven las fotos en su teléfono.
Lea le muestra fotos desde ella embarazada, de Anne recién nacida, y hasta la última foto jugando en el patio de su casa con un overol rosa, haciendo de doctora con unos peluches. La niña de ojos cafés y cabello castaño ondulado, era en verdad una mini copia de ella, muy hermosa.
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Dejémoslo a la suerte
RomanceUna excéntrica mujer de negocios, dos vaqueras que intentan salvar su granja, una amistad con una, una rivalidad con la otra. A veces el amor está en quien menos te lo esperas, como en la mujer de negocios que llega a comprar sus tierras y Alyssa co...