Un viejo dicho dice que los mounstros y los seres del mal salen durante la noche por que el sol en su divina justicia los quema.
Acabando con el mal durante el día y protegiendo a sus hijos de los males de este mundo. Los humanos de forma natural y por instinto, temen a la noche.
No pueden ver en la oscuridad como otras razas y sus sentidos no son tan buenos como las demás razas. Haciendo que estén en desventaja contra aquellos seres que usan las sombras y el sigilo para cazarlos como si fueran animales.
En el imperio no había mucha diferencia con excepción que los humanos mismos, habían creado sus mounstros para enfrentar a los No-Humanos.
En la sala más protegida de la sagrada fortaleza de la inquisición, el antiguo palacio del primer emperador. Los dos se veían mutuamente mientras el anfitrión y dueño de la habitación se servía una tasa de te.
El hombre ya estaba en el trayecto final de su vida, había llegado a la cima de su organización y aún estando a pocos años de obtener la paz eterna. Deseo llegar más alto.
- ¿Crees que esto funcione?
Pregunto el invitado tomando la tasa y bebiendo el contenido, no le importaba si tenía veneno. Valía más vivo que muerto y ya le daba igual, solo deseo dejar atrás esta vida.
Su superior sonrio y hablo viendo el mapa del vasto imperio que era Luznia.
- Eso no importa, el emperador abrió demasiados frentes y la guerra si bien la estamos ganando. A la larga el imperio no podrá soportar tantas pérdidas y caerá. Por eso debemos acabar con esto...
Su respuesta hizo enojar al hombre, si se equivocaban y cometían un error. No era una afirmación exagerada que tendrían que vivir en una cueva el resto de sus vidas.
- Si alguien del ejército imperial se entera, nos decapitaran a los dos.
Su comentario fue frío y seco, no oculto nada de sus pensamientos. Algo que hizo reír en vos baja al anciano, lo había visto crecer desde niño y se podría decir que le tenía algo de afecto. No obstante era lo mismo que el fue en el pasado, un arma.
- Ya tengo a 5 de los 12 generales de mi lado.
Los ojos del Inquisidor se abrieron y este no supo que responder, en consecuencia a su reacción. El lider de la inquisición le extendio un pequeño cofre, era simple y podía contener en su interior con suerte una manzana.
Al abrir este vio 5 anillos con los escudos de algunos generales de los 12 y tras entender su posición. Cerró la caja para dejarla en la pequeña mesa que los separaba, la luz de la luna iluminó el oscuro despacho.
- Veo que has fortalecido tu posición, eres listo al buscar su apoyo.
A medida que las nubes se disiparon un poco, se pudo ver gracias a la luz las estanterías llenas de libros, maniquís con armaduras tanto humanas como de elfos y enanos. Armas de sus enemigos así como mapas y artefactos arcanos.
Todos estos eran herramientas para un solo fin y el momento de usar todo el poder que había amasado en su vida estaba cerca.
- Y dime...¿Quieres ser el nuevo emperador?
Pregunto el más grande de los inquisidores, el respuesta el único hombre que le podía dar ordenes alzo su mano y nego con la cabeza como si eso fuera una locura.
- Por favor...No me interesa en lo absoluto una silla llena de polvo y adornada con joyas viejas. Mi meta final es algo mucho más...
Agregó al final tratando de buscar una palabra para justificar su traición y tras unos segundos la encontré.
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Overlord: El Rey De Los Brujos
FanficEl ser supremo no estaba en Nazarick, no estaba con sus NPC, no estuvo en su gremio y sobre todo. Estaba solo, en el cielo viendo el contador acercarse al 0 final que daría fin a una etapa de su vida, pero algo cambio. Llegando no 600 años después d...