Capitulo 44: Asechantes Lunares

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El aire era tóxico para todo ser vivo qué no estuviera adaptado al bosque, si bien los humanos podían soportar el aire un par de semanas. Debían abandonar cada cierto tiempo sus fortalezas, el imperio roto a sus ejercitos para que purificaran sus cuerpos y mentes de forma continua.

Se le llamo El Bosque Rojo o El Bosque De Zarru era un enorme mar de viejos robles y demás árboles. La razon por la cual Luznia se intereso en esta tierra casi sin valor fueron dos recursos, esclavos para su creciente imperio y la madera obtenida de un arbol llamado Thos.

Un árbol sagrado para una de las 3 razas que habitaron este bosque desde hacía milenios según ellos, los ogros nocturnos, los zatiros y los elfos oscuros.

Quienes afirmaban que este bosque era suyo y que formo en el pasado ser el coradom de su Reino. Ruinas rodeaban las zonas cercanas a su difunto país, ahora fortalezas del imperio humano plagaron la tierra, aserraderos, aldeas y villas tomaban todo lo que podían.

Los árboles sagrados con los sigilos de su pueblo, tallados en la madera. Fueron talados sin consideración, profanando altares de piedra en las colinas y esclavizando a miles de ellos. Las tribus y clanes de elfos oscuros declararon la guerra a los humanos.

No obstante guerra no se pudo llamar lo que siguo a sus 50 años de perdidas, tanto en sangre como territorio.

Sus aldeas y villas fueron siendo destruidas sistemáticamente. No hubo freno a las invasiones humanas y si bien se aliaron con los ogros así como zatiros.

La inagotable cantidad de humanos que llegaban a su bosque era abrumadora, por cada uno que mataron. Cinco tomaron su lugar y gracias a las tecnologías de los enanos. Perdieron asentamientos sin siquiera ser atacados por ejercitos, se refugiaron en las entrañas del bosque.

En las cuevas, en aldeas subterráneos o en claros escondidos. Buscando sobrevivir para seguir luchando, aun habiendo perdido territorio, amigos y familia.

Su voluntad era igual que la madera de los guardianes de sus tierras, casi tan dura como el metal y capaz de arder por mucho tiempo.

A esto claro se sumo el evento que marcó la eliminación total de códigos de guerra o moral entre adversarios. Los humanos en un ataque habían capturado a la ultima princesa del linaje real, la heredera del bosque rojo y a quien todas las tribus así como casas debían lealtad.

Asesinada, esclavizada o quizás libre. No importaba ya. Nadie sabía donde estaba la princesa y a causa de su perdida. Los elfos oscuros hicieron pagar a los humanos con sangre el habérsela llevado.

En medio de la tormenta que azotaba el bosque, los soldados marchaban con dificultad. El agua comenzó a comer el camino en subida y los caballos no podían subir la colina sin un gran esfuerzo.

El grupo de 100 efectivos se componía de 30 jinetes, 50 a pie y 20 en las carretas. Habían un total de 4 las cuales eran diferentes una de las otras. La primera transporto alimentos, armas y demás suministro cubiertos por telas para evitar el fuerte clima.

La segunda poseía la carga más valiosa, detrás de los dos hombres a la cabeza. Había una enorme jaula en la cual estaba el botín de hacia una semana, un total de 12 elfos oscuros jóvenes y sanos.

En la parte de detrás iban sentados otros 3 soldados con ballestas, atentos a su entorno y a la amenaza latente.

En la tercera carreta estaban los heridos de la última batalla, unos 4 soldados que ya no podrían luchar. La pérdida de extremidades y heridas graves. Los hicieron una carga para sus hermanos, por lo que debían volver a la fortaleza general y ser enviados a los templos.

Finalmente la cuarta carreta se podía ver una balista de guerra, un arma de una fortaleza y usada en los asedios. Montada en la robusta carreta y operada por 4 de los 5 integrantes de la carreta.

Overlord: El Rey De Los Brujos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora