Overlord: El Rey De Los Brujos

Capitulo 59: Santa Helena

Mientras los heridos de la escaramuza contra los colmillos helados llegaron a la fortaleza, los sacerdotisas de la orden Cáliz Rojo atendieron sus heridas y calmaron sus corazones.

Más de 300 soldados se habían perdidos en batalla y casi 400 estaban en muy mal estado pero se había ganado la fortaleza de Foso Trash. Un baluarte de los hombres lobos en la región y el último asentamiento qué estaba en su camino hasta Abismo.

El principal hogar de ese clan de lobos amantes de la criomancia y el uso de chamanes. De todos los clanes, era el que más poseía y aún que vieron pocos en batalla.

Lo cierto era que el Abismo estaban la mayoría si no es que todos, tomar ese lugar requeriría más que 4.000 guerreros. El general lo sabía muy bien y su mano derecha.

La Fortaleza llamada Crestez en el pasado había sido una ciudad mercante de la región, usada por ambas razas para comerciar y vivir en paz como uno solo. Pero tras la traición luzniana y el inicio de la guerra por el control del helado norte.

Esta se volvió en poco tiempo el principal bastión del imperio luzniano y donde estaba apostada la septima legion.

Una de las 10 grandes legiones y que poseía almenos 100.000 efectivos, aun que solo poseía 50.000 presentes a causa de los muchos frentes del imperio.

Poseía 2 anillos de muros de 10 y 12 metros respectivamente. Su diseño era rectangular y había sido construido al borde del llamado Lago Del Ciego. El río Matek permitía la llegara rápida de tropas y recursos, esto sumado claro a estar en el corazón del norte.

Permitió que la septima respalde a sus fortalezas hermanas con rapidez y abastezca a las mismas. La población civil que eran originalmente los pobladores de Crestez, vivían en el primer anillo. Casas de madera así como posadas, herrerías, establos y demás edificios eran visibles.

En el segundo anillo estaban las tropas, con capacidad para unos 80.000 habitantes, la fortaleza se asemejo a una ciudad de no ser por que la población civil era de apenas 6.000 almas. La guerra y la falta de trabajo había hecho de los pobladores se fueran en masa. Gran parte del porcentaje actual eran las familias de los soldados o simplemente no podían dejar el asentamiento por el riesgo a morir en el viaje.

Dentro del gran patio de entrenamiento, se bajaron de las carretas las camillas donde estaban los heridos, siendo colocados en filas organizadas y atendidos por las sacerdotisas de túnicas rojas.

Los pocos guerreros que habian podido regresado sin heridas y solo cansados. Vieron a sus hermanos sin fuerzas y algunos al borde de la muerte.

Piernas o brazos faltaban, quemaduras en la carne y trozos de piel arrancados. Muchos no volverían a la batalla, otros no vivirían para ver un nuevo amanecer.

Mientras las 30 carretas eran descargadas y todos cumplían su papel en la fortaleza, una figura en armadura se movio entre los luznianos.

Su coraza ligera y tunica bendita eran ya el centro de atención. Había llegado montando su caballo y bajo tras ver que sus hombres estaban descargando a los heridos.

La mujer de facciones dignas de un angel, tenía una melena doradas qué llegó hasta su espalda, su piel era blanca como la leche y sus ojos de un iris purpura. Todos sabían quien era ella y el solo tenerla a su lado.

Calmo el corazón del guerrero qué fue dejado en el suelo frío, ella tomó su mano y le hablo con esperanza en su vos.

- Diste todo lo que debías y más. Ahora descansa, volverás con tu familia.

El soldado de unas 3 décadas asintio a ella y aún que le faltaban ambas piernas a partir de las rodillas. Sonrio y hablo con dificultad.

- Mi...Mi señora...Gracias...Por...