Capitulo 49: El Reino Oscuro

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Tras darle la orden a la humana que transmitía sus pensamientos y estrategias a los demás brujos. Ainz se dirigió a donde estaba resguardada la mujer que debía llevar consigo en este viaje.

Al pasar a los caballeros de la muerte y espectros que levitaron alrededor de la prisión improvisada. Abrió la puerta y la vio, aun encadenada al poste del centro con una mirada asesina dirigida a el.

-Lirika: ¿Vienes a burlarte?

Pregunto con desdén he ira mezclados en una peligrosa combinación, el solo camino a ella tras cerrar la entrada tras de si y buscar en su espacio de bolsillo.

Al desaparecer su mano, la mujer se preocupo visiblemente. Quizás pensó que eran un hechizo qué iba a usar en ella, por lo que trato de sacudirse y huir.

Fue inútil ya que solo consiguió hacer sonar sus cadenas encantadas y hacer que estas se contraigan alrededor de su cuerpo.

Apretando más su torso y haciendo que lo maldiga.

-Lirika: ¡Bastardo! ¡Cobarde! ¡Dame mi espada y esta ves te aseguro que acabaré contigo!

Sus gritos eran molestos. Dio la orden de no atacar a sus siervos detrás de si y estos dejaron sus escudos reposar contra el suelo de madera que crujio audiblemente.

-Ainz: No te haré daño pero los habitantes de este lugar, mi pueblo. Quieren cortarte la cabeza o torturarte vida por lo que les han hecho los tuyos.

Comento el a medida que encontró el ítem y retiro su mano del abismo. Mantuvo su puño cerrado y se arrodillo ante la bruja qué servía a la inquisición.

-Lirika: ¡Ja! Deja que lo hagan, así almenos no tendré que oírte y podré recibir la recompensa que los Dioses me tienen preparada.

La muerte la observo y abrió su mano, entre su dedo índice y el pulgar. Sostenido por estos, había un anillo negro el cual poseía un rubí rojo. La pieza era tan bella que parecía valer lo mismo que una armadura completa o una arma encantada.

-Ainz: Tendrás que esperar. Aun me eres útil.

El sujeto la mano derecha de Lirika y la levanto suavemente, trato de liberarse de su agarre pero fue inútil. Era fuerte a un nivel absurdo. Era como luchar contra un golem de metal, solo pudo burlarse de el y esperar ganar tiempo.

-Lirika: ¿Que harás con eso? ¿Nos casaremos y seré tu esposa? Lo lamento pero no entras en mis estándares.

Dijo con una sonrisa burlona y el respondió colocándole el anillo en el dedo índice a la ves que sus llamas brillaron más.

-Ainz: No te preocupes...Este no es un anillo de boda...Es un anillo esclavizador.

Sus ojos se abrieron y sintió el calor, apreto los dientes por reflejo pero el grito no tardo en salir junto a sus lagrimas.

-Lirika: ¡Aaaaaaaaaaaaahhhh!

Se sacudió una ves más y al mismo tiempo, Ainz pudo ver como el anillo se adapto alrededor del dedo y comenzó a quemar la carne.

Sus venas se vieron marcadas por un destello negro semejante a un latido y mientras la mujer sufria.

Sintió la conexión entre ellos dos, el cuerpo de la inquisidora brillaba con un tinte rojo opaco y su silueta era más fácil de ver. Ahora era su amo o almenos ese era el rol de este ítem.

Se puso de pie y se alejo hasta la puerta, retiro de su inventario la katana qué pertenecia a Lirika y la arrojo a sus pies.

Esta miro con lagrimas bajando por sus mejillas al No-Muerto y gruño como una bestia sedienta de sangre.

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