Capitulo 43: Colmillos Negros

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En medio de la oscuridad, el goteo y los leves sonidos en los tuneles le hicieron salir de su letargo.

El aroma metálico de la sangre de sus hermanos fue lo que capto primero, sintio algo sobre sus parpados y lo retiro.

Al abrir sus ojos, una molestia aguda llego a estos y sintio el dolor de su cabeza. Las antorchas dejaban ver en la eterna noche y estandartes plagaron el túnel.

- ¿Que...?

Su mente comenzó a trabajar al mismo tiempo que noto un goteo del techo sobre su pecho, las gotas al tocar el peto de acero generaron un estímulo leve pero que le despertó.

La ceniza había cubierto su cuerpo por completo y solo pudo oír el viento junto a las llamas que se iban apagando.

Su cuerpo le dolía, no sabía la causa pero poco a poco fue recobrando la conciencia. Se sentó a medida que retiro el casco, su visión era borrosa.

- Maldita sea...

Limpio su rostro de las cenizas y busco algo, cualquier cosa. No había nadie, o almenos no con vida.

A su alrededor solo estaban los cadáveres de sus hermanos de armas, cientos de soldados yacian sin vida en el suelo.

Igual que el, habían sucumbido a esa nube roja que consumio el túnel. Las antorchas dejaron ver los cuerpos de cada soldado y oficial.

Algunos trataron de trepar los muros, habían conexiones a túneles más pequeños, sepulcros, criptas y demás zonas en la ciudad. Su batallon había sido destacado a la fuerza de choque principal, debían encontrarse con esas cosas en la salida sur.

Para su mala suerte, ellos los encontraron antes. Miro a su derecha y la encontró, su estaba corta de doble filo. Exactamente igual a las dadas a los soldados rasos de todo el imperio, la sujeto con la fuerza que pudo reunir en su mano y miró el túnel.

A un par de calles y cruces, estaban las puertas por donde habían entrado. Más allá a un par de horas, el campamento y donde estaría asalvo.

Aun con el dolor en sus extremidades se apoyo en su espada para ponerse de pie.

- ¡Aaaahh!

El grito fue corto y ahogado, no debía atraer su atención. Solo era una oveja en una guarida de lobos, contemplo la masacre silenciosa.

Cientos de hombres en armadura y bien entrenados. Asesinados por una nube de gas tóxico qué les durmió para siempre, no sabía por que estaba vivo.

Quizás era más resistente al veneno, el enemigo no había reparado en matar a los supervivientes. Era el único o eso pensó hasta ver a un par de metros. Huellas de botas, tenían la forma de las estándar del ejército y la sombra con forma de un hombre en el suelo.

Dejo en claro que no era el único, justo cuando se dispuso a buscar a su hermano. Pudo oírlo a un par de cientos de metros, en algún lugar no muy lejano.

- ¡Aaaaaaggghhhh!

El grito fue desgarrador y lleno de desesperación, como el de un animal que se aferro a la vida con todas sus fuerzas.

Se paralizo un momento y comenzó a caminar en la dirección opuesta, había intentado llegar al campamento. Su muerte le sirvió como advertencia, quizás todos ya habían muerto y estaban cazando a los que quedaban.

- Debo salir de aquí....Tengo que llegar al puente.

Apreto los dientes al notar el dolor en su pecho y otro grito surgió a sus espaldas.

- ¡Corran! ¡Son demasiados!

En ese momento se sacudio el túnel con una explosión sin dudas, el brillo del fuego fue visible a lo lejos y el miedo lo hizo correr. No le importo dejar huellas o un rastro, debía irse rápido o le iban a encontrar.

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