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Dos días después de aquel acontecimiento llegó el día en el que ambos asistirían a un baile. Pero antes de eso Bradley decidió darle a Max un día lleno de maravillas italianas para mostrarle. Para comenzar, una deliciosa pasta para cada uno por la mañana siendo llevada por servicio a la habitación. Apenas el empleado se fue ambos comenzaron a comer en el comedor de la habitación. Max fue el primero en degustar su plato y quedó maravillado con el sabor.

- Esto está delicioso - dijo - ¿Qué es? - preguntó mirando atentamente al castaño

- Pesto - respondió simplemente y después continuó con su propia comida

Mientras Bradley comía Max se encontraba confundido. Se olió a si mismo y lo miro diciendo:

- No, te juro que me bañe.

Bradley casi se ahoga entre las risas, pasando su bocado le explicó.

- Así se llama tonto, es pasta pesto.

- Ah, nunca había escuchado de una pasta con un nombre tan extraño ¿La tuya que nombre tiene?

Bradley estuvo a punto de responderle cuando al segundo se arrepintió, sabía que decirlo podría ser un poco mala idea.

- No quieres saberlo.

- ¿Por qué no? ¿Qué tiene de malo?

- No es de importancia.

- Pero me da curiosidad - insistió el pelinegro.

Bradley suspiro, sabía que si no lo decía no dejaría de preguntar. Lo miro directo a su rostro y le respondió de mala gana.

- Pene.

Justo como esperaba Max comenzó a reír, aunque al principio trato de evitarlo al final no pudo evitar soltar una gran carcajada de su boca. Bradley, más que arrepentido, se mordió la lengua y asintió con la cabeza. Rápido intuyó que después de la risa se aproximaban bromas de mal gusto y no estaba equivocado.

- ¿Así que te gusta el pene? - preguntó Max entre risas

- A ti también así que cállate - respondió el castaño dándole un sorbo a su latte macchiato.

- No más que a ti tal parece - siguió burlándose

Bradley solo pudo unirse a su burla con risas leves y cuando ambos se calmaron continuaron con su comida. En un segundo Max miro hacia el rostro de Bradley siendo iluminado por la luz de la mañana a través de la ventana. Completamente imnotizado por la vista soltó un suspiro profundo mirándolo con atención mientras que su mano sostenía su sonriente rostro. El suspiro llamo la atención de Bradley quién, al ver su expresión, confundido le pregunto.

- ¿Qué sucede? ¿Por qué estás así?

- Nada... Solo que, eres muy bonito.

Los labios del ojiazul formaron una media sonrisa y sus mejillas se ruborizaron.

- ¿Y eso a que viene?

- Solo lo noté, a veces me sorprende que te enamoraras de alguien como yo. Digo, yo no soy igual de agraciado que tú - un poco entristecido dio un bocado a su comida

- Max cierra la boca - ordenó

- Hablo en serio. Mírame, mi nariz es enorme al igual que mis orejas y mis dientes son... Bueno, así - dijo señalando sus dos dientes salidos - mi aspecto no es el mejor

- Max por favor, detente.

Ante esa orden tan seria Max solo se quedó callado mirándolo con confusión.

- Escucha, tu eres precioso. Tienes un aspecto muy atractivo acordé a tu manera de ser y tu estilo que te define muy bien. La belleza es subjetiva y siempre puede ser diferente dependiendo de la persona y como sea su actitud y personalidad. Tú eres perfecto tal cual eres así como yo soy perfecto tal cual soy. Y me encantas por eso.

Max no pudo evitar formar la sonrisa más amplia que su rostro pudo tener y dejar salir algunas lágrimas de sus ojos.

- No llores - pidió Bradley entre risas secándole las lágrimas con sus manos

- Es que no puedo evitarlo - dijo con una voz quebrada y muy sencible - eso fue muy lindo.

- No por eso tienes que llorar novato - dijo el castaño aún entre risas

- Fueron unas palabras muy lindas - expreso Max aún llorando

- Eres un sencible, mira mejor acaba de desayunar y ve a cambiarte que vamos a pasear.

- Ok - continuo comiendo ahora recostando su cabeza en el hombro del castaño quien negó con la cabeza y siguió riendo ligeramente.

El resto de la tarde Bradley lo llevo a conocer diferentes maravillas de Venecia. Originalmente iban a invitar a los demás del grupo pero ellos tal parecía que habían salido antes que ellos, pues sus habitaciones estaban vacías y solo había una nota escrita por melody diciendo que ellos andarían por su propia cuenta. Era su deseo que los dos tuvieran un día lleno de romance luego de estar un año completo separados.

Su primera parada fue, como Max había deseado desde que llegó, fue pasear en Góndola por el gran canal y pasar por el puente de Riato. Luego visitaron la heladería Armó rino donde les ofrecieron deliciosos Gelato en forma de rosas. Luego fueron a la torre Scala Contarinni del Bolovo donde compartieron un bello beso en lo más alto y disfrutaron de la maravillosa vista. Algo que Max no disfruto tanto fue ir al Museo correr Civic pero con solo ver a Bradley sonreír maravillado por todo lo hacía sonreír también. De ahí fueron a otro museo llamado Scuola Grande di San Rocco el cual también disfruto más el castaño que Max pero tampoco se quejaba. Antes de la hora de comer visitaron la librería Acqua alta donde plasmaron bellos recuerdos en fotografías hasta que finalizaron en el Barrio Cannaregio, un barrio repleto de bares, no era el mejor lugar a opinión de Bradley pero lo que si es que ambos querían detenerse a beber algo y de ahí volver al hotel para así arreglarse para el baile de esa noche.

- Fue divertido, me encantó el día de hoy - dijo Max sonriente.

- A mi igual, sabía que te gustaría lo que había para ver aquí. Es lindo compartir esto contigo. Siguen siendo recuerdos familiares memorables - menciono el castaño con una voz suave

Max suspiro y dio una caricia a su espalda para animarlo. Para Bradley el pelinegro era de la poca familia que le quedaba. Sabía perfectamente que si no resultaban las cosas como quería, que era lo más probable, su padre terminaría odiando lo por el resto de su vida y quizás solo le quedarían su madre, su hermano y su abuela.

- independientemente de lo que vaya a pasar en el futuro, quiero dejarte claro que yo nunca me voy a separar de ti Brad. No otra vez.

Bradley lo miro y sonrió satisfecho, eso era todo lo que quería escuchar.

- Vámonos antes de que hagamos algo de lo que nos podamos arrepentir. Un príncipe tiene que llegar a un baile.

- Ríe - si, apuesto a que bailará con el rey - bromeo Max dándole un pequeño golpe con su codo en su brazo

- Quizás - respondió Bradley igual entre risas

- ¿Cuando nos iremos a París para continuar con la búsqueda de la tal Monique Miller? - preguntó Max mientras caminaban hacia la salida

- No lo se, quizás pasado mañana si es que tenemos suerte con vuelos prontos - respondió Bradley

Ambos salieron de ahí y caminaron directo al hotel sin darse cuenta que detrás de ellos un misterioso hombre termino de darle un sorbo a su bebida y la dejo en la mesa con seriedad.

Bad Romance ~ Maxley - cafeypanconazucar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora