cap. 2: Primeros encuentros

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Los días que siguieron al encuentro en casa de Taylor pasaron lentamente para Maddison. A pesar de haber intentado seguir con su rutina normal, no podía dejar de pensar en Ben. Había algo en él, algo que la hacía sentir nerviosa y emocionada al mismo tiempo. El recuerdo de su mirada intensa y su sonrisa traviesa seguía persiguiéndola, apareciendo en su mente cuando menos lo esperaba.

Taylor no había mencionado nada sobre aquella noche, como si la química evidente entre su hermana y su mejor amigo hubiera pasado desapercibida. Sin embargo, Maddison sabía que no era así. Taylor era sobreprotector, y ella estaba segura de que, si llegaba a sospechar algo, no le haría ninguna gracia.

Una tarde, mientras Maddison estaba en la biblioteca de la universidad, recibió un mensaje que la hizo sonreír de inmediato.

**Ben Shelton:**
> ¿Tienes planes esta noche?

Maddison miró el mensaje durante unos segundos, pensando en cómo responder sin parecer demasiado emocionada.

**Maddison Fritz:**
> Nada concreto. ¿Tú?

La respuesta de Ben llegó casi de inmediato.

**Ben Shelton:**
> Estaba pensando en cenar en un lugar tranquilo. Tal vez con buena compañía. ¿Te animas?

El corazón de Maddison dio un vuelco. Sabía que aceptar esa invitación podría complicar las cosas, especialmente con Taylor, pero la idea de pasar más tiempo con Ben era demasiado tentadora.

**Maddison Fritz:**
> Me parece bien. ¿Dónde nos encontramos?

**Ben Shelton:**
> Paso por ti a las 8. Es una cita.

Maddison cerró su libro, incapaz de concentrarse después de eso. Las horas hasta las 8 parecían interminables mientras trataba de decidir qué ponerse. Finalmente, eligió un vestido sencillo pero elegante, de color negro, que destacaba sus ojos verdes. Quería estar presentable, pero sin parecer que había puesto demasiado esfuerzo.

Cuando el reloj marcó las 8, un mensaje de Ben llegó puntual.

**Ben Shelton:**
> Estoy afuera.

Maddison salió de la casa, encontrándose con Ben esperándola en su coche deportivo. Él bajó la ventanilla, y sus ojos recorrieron a Maddison con una mezcla de admiración y aprobación.

“Te ves increíble,” dijo Ben, sonriendo.

“Gracias,” respondió Maddison, sintiendo el calor en sus mejillas mientras se subía al coche. “Tú tampoco te ves mal.”

Ben llevaba una camisa blanca perfectamente planchada y unos jeans oscuros, un look casual pero elegante. Maddison notó que, a pesar de su fama, él tenía un encanto natural, una confianza que no necesitaba de artificios.

“Pensé en llevarte a un lugar que me gusta mucho. No es demasiado conocido, así que podemos tener algo de privacidad,” dijo Ben mientras conducía por las calles iluminadas de la ciudad.

“Suena perfecto,” respondió Maddison, apreciando que Ben hubiera considerado la privacidad. Aunque no era tan conocida como su hermano, sabía que salir con una figura pública como Ben podía atraer miradas indeseadas.

El restaurante que eligió era pequeño y acogedor, con una decoración que mezclaba lo rústico con lo moderno. Las luces tenues y la música suave creaban un ambiente íntimo, perfecto para una primera cita. Se sentaron en una mesa cerca de la ventana, desde donde podían ver las luces de la ciudad sin ser molestados.

“¿Te gusta?” preguntó Ben mientras tomaba el menú.

“Es hermoso,” respondió Maddison, mirando a su alrededor. “No esperaba algo así.”

“Quería que fuera especial,” dijo Ben, y por un momento, sus ojos se encontraron, manteniendo la mirada más tiempo del que normalmente sería cómodo. Maddison sintió un cosquilleo en el estómago, un indicio de que esta noche sería inolvidable.

La cena transcurrió entre risas y conversaciones que fluyeron con facilidad. Ben demostró ser un excelente conversador, preguntando sobre la vida de Maddison, sus estudios, sus intereses más allá de ser la hermana de Taylor. A Maddison le sorprendió lo genuino que era Ben, lejos de la imagen pública que solía proyectar en las entrevistas y en la cancha.

“¿Y cómo es que nunca nos habíamos cruzado antes?” preguntó Ben en un momento, su tono ligero pero con una curiosidad genuina. “Es raro que, siendo tan cercano a Taylor, no te haya conocido hasta ahora.”

“Creo que Taylor me mantenía a propósito alejada de sus amigos,” respondió Maddison con una sonrisa. “Siempre ha sido muy protector conmigo. No le gusta la idea de que pueda interesarme en alguien de su círculo.”

“¿Crees que se molestaría si supiera que estamos cenando juntos?” preguntó Ben, medio en broma, pero con un matiz serio en su voz.

Maddison se quedó pensativa por un momento. “Tal vez. Pero creo que podría manejarlo. No soy una niña, aunque a veces él me vea así.”

Ben asintió, su expresión algo más seria. “No quiero causarte problemas con él, Maddison. Taylor es como un hermano para mí, y lo último que quiero es que se sienta traicionado.”

“Y yo no quiero ser la causa de ningún problema entre ustedes,” respondió Maddison, apreciando la consideración de Ben. “Pero al mismo tiempo… siento que hay algo aquí, ¿sabes? Algo que vale la pena explorar.”

Ben la miró fijamente, y Maddison sintió que el mundo a su alrededor se desvanecía, dejando solo el momento entre ellos dos. “Estoy de acuerdo,” dijo finalmente, tomando su mano sobre la mesa. “Y no quiero dejarlo pasar.”

Después de la cena, Ben la llevó a un pequeño mirador desde donde podían ver las luces parpadeantes de la ciudad. Era un lugar tranquilo, apartado del bullicio, donde el silencio solo era roto por el sonido de la brisa y el murmullo lejano del tráfico.

“Es un lugar hermoso,” dijo Maddison, mirando hacia la vista espectacular.

“Es uno de mis lugares favoritos,” respondió Ben, parándose a su lado. “Vengo aquí a pensar cuando necesito claridad. Y ahora, quería compartirlo contigo.”

Maddison se sintió tocada por el gesto. Había algo profundamente íntimo en la forma en que Ben la miraba, como si ella fuera más que una simple atracción pasajera. Como si realmente quisiera conocerla, entenderla.

“Ben… esto es complicado,” comenzó Maddison, sin saber cómo expresar sus sentimientos.

“Lo sé,” dijo él, volviéndose hacia ella y tomando sus manos. “Pero algunas cosas valen la pena, incluso si son complicadas.”

Maddison asintió, sin poder apartar la mirada de sus ojos. En ese momento, Ben se inclinó hacia ella, sus labios rozando suavemente los de Maddison en un beso que fue tanto una promesa como una afirmación de lo que ambos sentían.

Cuando se separaron, Maddison supo que no había vuelta atrás. La conexión entre ellos era real, intensa, y aunque sabía que enfrentarían desafíos, en ese instante no le importaba. Lo único que importaba era el ahora, el momento que compartían bajo las estrellas.

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