cap. 36: futuro

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La lluvia seguía cayendo intensamente sobre el tejado, el sonido constante proporcionando un telón de fondo relajante para el cálido hogar de Ben y Madison. Ya era tarde por la noche, y ambos estaban acurrucados en el sofá frente a la chimenea. Madison tenía una manta enrollada alrededor de ellos, y Ben estaba absorto en la lectura de un libro, aunque sus pensamientos estaban claramente distantes.

Madison, notando la expresión pensativa de Ben, se inclinó hacia él, tocándole el brazo.

—¿En qué piensas? —preguntó suavemente, sus ojos buscando la verdad detrás de su mirada distante.

Ben cerró el libro y dejó de mirar la llama que danzaba en la chimenea para fijar su atención en Madison. Respiró profundamente, pareciendo reunir el coraje necesario para abrirse.

—He estado pensando en cómo cambian las cosas tan rápido —empezó—. Cuando miro hacia atrás en estos últimos años, me doy cuenta de cuánto hemos avanzado y cuántos desafíos hemos superado. A veces me preocupa no estar a la altura o no estar preparado para lo que viene.

Madison frunció el ceño, sentándose más cerca de él.

—¿Qué te preocupa específicamente? —preguntó con empatía—. Sabes que siempre estamos juntos en esto, ¿verdad?

Ben asintió, tomando la mano de Madison en la suya.

—Sí, lo sé. Es solo que... a veces siento que no estoy haciendo lo suficiente. Quiero ser un buen padre para Emma, un buen esposo para ti, y a veces temo no estar dando lo mejor de mí en todas esas áreas.

Madison le apretó la mano, mirándolo a los ojos con ternura.

—Ben, eres increíble. Eres un padre maravilloso y un esposo increíble. Todos tenemos dudas a veces, pero lo que realmente importa es que nos esforzamos y hacemos nuestro mejor intento. No necesitas ser perfecto; solo necesitas estar presente y hacer lo mejor que puedas.

Ben se inclinó hacia ella, su rostro acercándose al de Madison.

—¿Y tú? ¿Cómo te sientes con todo esto? —preguntó—. ¿Hay algo que te preocupe?

Madison pensó por un momento, luego sacudió la cabeza con una sonrisa.

—Lo único que me preocupa es no estar haciendo suficiente para asegurarme de que Emma y tú se sientan amados y apoyados. A veces me preocupa no estar a la altura de tus expectativas o las de nuestra hija.

Ben se acercó y la besó suavemente en los labios.

—No tienes que preocuparte por eso. Eres todo lo que podría desear y más. Juntos, somos un gran equipo. Lo que estamos construyendo aquí, nuestra familia, es algo que nunca había imaginado, pero que valoro más que nada en el mundo.

Madison se acurrucó más cerca de él, apoyando su cabeza en su pecho.

—Entonces, sigamos así, día a día. No tenemos que tener todas las respuestas ahora. Solo tenemos que seguir adelante y apoyarnos mutuamente en el camino.

Ben asintió, abrazando a Madison con fuerza.

—Así lo haremos. Gracias por estar siempre a mi lado y recordarme lo que realmente importa.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la calidez de la chimenea y del consuelo mutuo. La tormenta afuera continuó su curso, pero dentro de su hogar, encontraron paz en el amor y en la certeza de que, mientras estuvieran juntos, podrían enfrentar cualquier cosa.

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