cap. 24: La fiesta

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El día siguiente en Nueva York trajo consigo una emoción palpable en el aire. La ciudad vibraba con energía mientras la noche se acercaba, una noche que prometía ser inolvidable. Se celebraba una fiesta exclusiva en lo alto del Empire State Building, un evento de máscaras que prometía misterio, glamour y, para algunos, la oportunidad de dejarse llevar por la magia de la noche.

Madison y Morgan pasaron la tarde preparándose en la habitación de Morgan. El ambiente estaba lleno de risas y charlas mientras se ayudaban mutuamente a arreglarse. Morgan, con su cabello suelto y ondulado, optó por un vestido blanco que caía suavemente sobre sus curvas. Su máscara, delicada y de encaje blanco, cubría parcialmente su rostro, dándole un aire etéreo y elegante.

Madison, por otro lado, se decidió por un look más oscuro y seductor. Su vestido negro de encaje se ajustaba perfectamente a su figura, realzando cada detalle de su silueta. La máscara negra que eligió complementaba su atuendo a la perfección, haciendo que sus ojos brillaran con un misterio irresistible. Ambas sabían que sus novios, Taylor y Ben, se sorprenderían al verlas.

Mientras tanto, en la habitación de Ben, los chicos también se preparaban. Taylor se ajustó su esmoquin y corbata blanca, tratando de adivinar cómo se vería Morgan. Ben, por su parte, eligió un esmoquin negro impecable, con una corbata negra a juego, sin tener idea de que estaba a punto de complementar perfectamente el look de Madison. Ambos compartían la emoción de la noche, sin saber que el destino había alineado perfectamente sus atuendos con los de sus parejas.

Cuando el grupo llegó al Empire State Building, la noche ya había caído y las luces de la ciudad brillaban como un mar de estrellas. La entrada al edificio estaba adornada con luces y flores, mientras los invitados, todos con sus máscaras, se mezclaban en un ambiente de lujo y misterio.

La fiesta en la cima del rascacielos era todo lo que habían imaginado y más. La música flotaba en el aire mientras los invitados se movían de un lado a otro, sus risas y conversaciones entrelazándose con las notas de una suave melodía. Madison y Morgan se perdieron entre la multitud al llegar, dejando a los chicos en busca de sus parejas.

Ben, con una copa de champaña en la mano, deambulaba por la fiesta, sus ojos atentos buscando a Madison. Cuando finalmente la vio, su corazón dio un vuelco. Ella estaba de espaldas, hablando con algunas personas, su vestido negro destacando en la multitud. Se acercó lentamente, reconociendo la elegancia en su postura y el brillo en su cabello.

"¿Bailas conmigo?" preguntó Ben al llegar junto a ella, inclinándose para susurrar en su oído.

Madison se giró, reconociendo su voz al instante, y asintió con una sonrisa. Ben le ofreció su mano y la guió hacia la pista de baile, donde los dos se perdieron en la música. Bailaron con una conexión perfecta, sus cuerpos moviéndose en sincronía, y durante esos momentos, el resto del mundo pareció desvanecerse.

La atracción entre ellos era innegable, y mientras bailaban, Ben no podía dejar de admirar cómo el vestido negro se ceñía a Madison de una manera tan tentadora. El roce de sus cuerpos, las miradas cómplices que intercambiaban bajo las máscaras, todo contribuía a un crescendo de deseo que se intensificaba con cada segundo.

Después de varios bailes, Ben se inclinó hacia Madison, susurrando en su oído con una voz cargada de deseo. "Necesito estar a solas contigo," dijo, su respiración cálida en su cuello.

Madison, sintiendo la misma urgencia, lo miró a los ojos y asintió, llevándolo de la mano hacia uno de los baños privados de la fiesta. Cerraron la puerta detrás de ellos y, en el silencio que siguió, Ben la atrajo hacia él con una pasión contenida. El vestido que tanto había admirado fue lo primero en caer, mientras sus labios se encontraban en un beso intenso y lleno de anhelo.

Lo que comenzó con un simple baile terminó en un momento de pura intimidad, donde ambos se entregaron el uno al otro sin reservas, sus cuerpos moviéndose al unísono, guiados por la pasión de la noche. Ben, al ver a Madison así, tan vulnerable y fuerte a la vez, no pudo evitar pensar en lo afortunado que era de tenerla a su lado.

Cuando finalmente emergieron del baño, ambos con las máscaras ligeramente torcidas y el cabello desordenado, se miraron y compartieron una sonrisa cómplice. Habían sido descubiertos, y la noche solo acababa de comenzar.

"Definitivamente, este vestido es el mejor que te he visto," murmuró Ben, dándole un beso en la frente antes de volver a la fiesta, donde la música y la magia de la noche seguían envolviendo a todos en su embrujo.

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