cap. 21: Juego

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Ben llegó al hotel después de su agotador entrenamiento, aún sudoroso y con el cabello revuelto. A pesar del esfuerzo físico que había hecho, una energía renovada lo recorría mientras se dirigía a la habitación que compartía con Madison. Los recuerdos del beso en el coche y de la suerte que le había dado Madison lo mantenían en un estado de ánimo elevado.

Cuando abrió la puerta de la habitación, la vio sentada en la cama, con un libro entre las manos. Madison levantó la vista al escuchar la puerta y le sonrió con esa calidez que hacía que el corazón de Ben se acelerara. Dejó el libro a un lado y se puso de pie, acercándose a él con una mirada curiosa.

"¿Qué tal el entreno?" preguntó, mientras se detenía justo frente a él, lo suficientemente cerca como para que Ben pudiera sentir su aliento en su piel.

Ben sonrió y la miró con ternura. "Genial," respondió, "me diste buena suerte." Su voz estaba cargada de un cariño que hacía que las palabras sonaran aún más sinceras.

Madison soltó una risa suave, entrelazando sus manos detrás de su cuello, acercándolos aún más. Ben la observó por un momento, como si intentara memorizar cada detalle de su rostro, y luego dejó que sus ojos recorrieran su figura.

"No sólo eso... qué preciosa estás," susurró, sin poder resistir la tentación de inclinarse y besarla con pasión. El beso fue lento al principio, pero rápidamente se volvió más intenso, más necesitado.

Las manos de Ben comenzaron a explorar su cuerpo, bajando por su espalda hasta su cadera, donde se detuvo por un momento, disfrutando de la sensación de tenerla tan cerca. Madison, sintiendo cómo la intensidad del beso aumentaba, lo dejó hacer, disfrutando de la calidez que le recorría.

Pero cuando la mano de Ben empezó a descender un poco más, Madison se separó ligeramente, sólo lo suficiente para mirarlo a los ojos. "Estás en zona peligrosa, guapo," advirtió, su voz era una mezcla de diversión y advertencia, aunque sus ojos decían que no le molestaba en absoluto.

Ben la miró, y con una sonrisa que denotaba su travesura, le respondió con suavidad: "Me quiero arriesgar." Y antes de que Madison pudiera decir algo más, Ben la besó de nuevo, esta vez con aún más fervor.

Mientras sus labios se movían con urgencia, las manos de Ben continuaron su viaje, esta vez sin detenerse. Madison sintió cómo su corazón latía más rápido cuando los labios de Ben abandonaron los suyos para trazar un camino por su mandíbula y, finalmente, hacia su cuello.

Cada beso que Ben dejaba en su piel hacía que Madison sintiera una oleada de sensaciones, entrelazando sus dedos en su cabello mientras se dejaba llevar por el momento. A pesar de haber intentado poner un límite, sabía que con Ben siempre estaría dispuesta a arriesgarse un poco más.

Mientras Ben seguía besándola, la habitación pareció encogerse a su alrededor, el mundo exterior desapareció, y sólo existían ellos dos, disfrutando de la cercanía, la conexión y la intimidad que seguían construyendo.

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