cap. 25: Entrenamiento

15 1 0
                                    

El sol ya estaba alto cuando Madison abrió los ojos, parpadeando ante la luz que se filtraba a través de las cortinas. Estiró su mano, buscando el calor de Ben a su lado, pero la cama estaba vacía. Se dio cuenta de que él ya se había ido a entrenar. No era algo que la sorprendiera, pero aún así, no pudo evitar una pequeña punzada de decepción al no encontrarlo junto a ella.

Se levantó con calma, disfrutando del silencio de la habitación mientras se vestía. Optó por unos jeans cómodos y una camiseta blanca sencilla, algo que sabía que a Ben le gustaba por su simplicidad. Después de arreglarse el cabello, decidió que iría a verlo entrenar. Algo en su interior la impulsaba a estar cerca de él, a compartir ese momento que tanto significaba para Ben.

Al llegar a las pistas de entrenamiento, lo vio de inmediato. Ben estaba concentrado, su mirada fija en la pelota mientras la devolvía con fuerza y precisión. Cada movimiento era un reflejo de su dedicación y amor por el deporte, algo que Madison admiraba profundamente en él.

Cuando Ben levantó la vista y la vio a lo lejos, una sonrisa se dibujó en su rostro. Por un momento, sus ojos se encontraron y Madison sintió el calor de su mirada, pero sabía que no podía interrumpir su entrenamiento. Ben le hizo un pequeño gesto con la mano antes de volver a concentrarse en el juego, pero Madison podía ver que el solo hecho de tenerla allí le daba un impulso adicional.

Decidió esperar en los vestuarios para no distraerlo más. Se sentó en un banco, repasando en su mente lo afortunada que se sentía de tenerlo en su vida. No pasaron más de quince minutos cuando escuchó el sonido de la puerta abriéndose. Al levantar la vista, lo vio entrar. Ben estaba sudoroso, pero esa sonrisa que tanto le gustaba seguía ahí, radiante.

“Ahí está mi persona favorita,” dijo él, con la voz ligeramente entrecortada por el esfuerzo, pero cargada de cariño.

Antes de que Madison pudiera responder, Ben se acercó rápidamente, tomándola por sorpresa cuando la levantó en el aire, sus manos firmemente colocadas detrás de sus muslos. Ella soltó una pequeña risa, sorprendida pero feliz. Ben la sostuvo con facilidad, acercándola a su cuerpo mientras la besaba con ternura, pero con la intensidad que solo él podía transmitir.

“Estás preciosa,” murmuró contra sus labios antes de besarla de nuevo, esta vez con más pasión. Cuando se separaron, sus ojos se encontraron y Ben continuó, “Te quiero, Madi. No sabes cuánto.”

Madison sintió que su corazón se aceleraba, como siempre ocurría cuando él le decía esas palabras. “Y yo a ti, Ben,” respondió, acariciando su rostro suavemente. “Me haces tan feliz.”

Ben la bajó con cuidado, pero no dejó de sostenerla por la cintura, manteniéndola cerca. “¿Cómo me encontraste tan rápido?” bromeó, su tono ligero, pero sus ojos serios y llenos de adoración.

“Siempre sabré dónde encontrarte,” respondió Madison con una sonrisa. “Eres mi lugar seguro.”

Se quedaron así, por un momento, simplemente disfrutando de la presencia del otro, sin necesidad de decir más. El mundo afuera podía esperar; en ese instante, solo importaban ellos dos y el amor que compartían.

Líneas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora