cap. 14: Un paseo inesperado

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Después del desayuno, el ambiente en la casa de los Fritz se mantenía relajado y lleno de camaradería. Con el estómago lleno y una sensación de satisfacción, Ben y Madison decidieron dar un paseo para disfrutar del aire fresco de la mañana. La casa estaba tranquila, Morgan y Taylor se quedaron en la sala, disfrutando de una película mientras descansaban en el sofá.

“¿Te apetece salir a caminar un poco?” preguntó Ben, su voz suave mientras acariciaba la mano de Madison. Ella asintió con una sonrisa, encantada con la idea de pasar más tiempo juntos.

“Me encantaría,” respondió ella, levantándose de la mesa. “Necesito un poco de aire fresco después de todo eso.”

Se despidieron de Taylor y Morgan, quienes les desearon un buen paseo, y salieron por la puerta principal. El cielo estaba despejado, y el sol comenzaba a calentar suavemente el día. Las calles del vecindario estaban tranquilas, con apenas unos pocos coches pasando esporádicamente.

Caminaron lado a lado por el barrio, disfrutando de la compañía del otro. El silencio entre ellos era cómodo, lleno de entendimiento y cariño. Ben no soltó la mano de Madison en ningún momento, y ella se sentía segura y protegida a su lado.

“Este lugar es tan tranquilo,” comentó Ben mientras observaba las casas a su alrededor. “Me gusta cómo se siente todo aquí, como si estuviéramos lejos del mundo.”

“Es una de las cosas que más me gusta de estar en casa,” dijo Madison. “Aquí puedo desconectar de todo y simplemente ser yo misma. Y ahora que estás aquí conmigo, se siente aún mejor.”

Ben sonrió y le dio un suave apretón en la mano. “Me alegra poder compartir esto contigo, Madi.”

Continuaron caminando hasta que llegaron a un pequeño parque cercano, con bancos y árboles que ofrecían sombra. Madison sugirió que se sentaran un rato para disfrutar del paisaje, y Ben estuvo de acuerdo.

Se sentaron en un banco bajo un árbol, donde el sol se filtraba a través de las hojas, creando un patrón de luz y sombra sobre ellos. Ben se acercó a Madison y le pasó un brazo por los hombros, acercándola a él.

“¿Sabes?” dijo Ben después de unos momentos de silencio. “A veces me pregunto cómo fue que tuvimos tanta suerte de encontrarnos.”

Madison lo miró, su expresión suave y reflexiva. “Yo también lo pienso a menudo. Pero creo que las cosas suceden por una razón, y tal vez todo lo que hemos pasado nos llevó a este momento.”

Ben asintió, su mirada perdida en la distancia mientras reflexionaba sobre sus palabras. “Sí, tienes razón. Todo parece tener sentido cuando estoy contigo.”

El tiempo parecía detenerse mientras se quedaban allí, disfrutando del simple placer de estar juntos. Ninguno de los dos quería que este momento terminara, pero sabían que eventualmente tendrían que regresar.

“Deberíamos volver,” dijo Madison finalmente, aunque sin ninguna prisa en su voz. “No quiero que Taylor piense que te he secuestrado.”

Ben rió, dándole un beso en la frente antes de levantarse. “Creo que podría acostumbrarme a que me secuestres de vez en cuando.”

Madison se levantó también, entrelazando sus dedos con los de Ben mientras comenzaban a caminar de regreso a casa. La mañana había sido perfecta, llena de momentos que ambos atesorarían en su corazón.

Al regresar a la casa de los Fritz, encontraron a Morgan y Taylor en el jardín, charlando animadamente mientras organizaban una pequeña barbacoa improvisada. Al ver a Ben y Madison, Taylor levantó la vista y sonrió, aunque todavía con un toque de hermano protector en su mirada.

“¿Disfrutaron su paseo?” preguntó Taylor, mientras giraba los ojos con una sonrisa burlona.

“Muchísimo,” respondió Madison, sin soltar la mano de Ben. “¿En qué podemos ayudar?”

“Ya que lo preguntas, Ben, puedes encargarte de las bebidas,” dijo Taylor, lanzándole una botella de soda. “Y tú, Madison, puedes quedarte aquí conmigo y Morgan para supervisar las hamburguesas.”

Ben aceptó la tarea con una sonrisa, y se dirigió hacia la cocina para sacar las bebidas, mientras Madison se unía a Taylor y Morgan en la parrilla. La tarde prometía estar llena de diversión, y a pesar de las bromas y el buen humor, Madison sabía que el día había comenzado con algo mucho más profundo: la certeza de que lo que sentía por Ben crecía con cada momento que pasaban juntos.

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