cap. 5: El peso del silencio

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El día después de la confrontación en la casa de los Fritz fue largo y silencioso. La tensión en el aire era palpable, como si una tormenta estuviera a punto de estallar en cualquier momento. Aunque el sol brillaba en el exterior, dentro de la casa, todo estaba envuelto en una sensación de desasosiego.

Maddison no salió de su habitación hasta bien entrada la mañana. La noche anterior, después de escuchar a su hermano y a Ben enfrentarse, se había acurrucado en su cama, deseando que todo fuera un mal sueño. Pero la realidad era ineludible, y sabía que eventualmente tendría que enfrentarse a las consecuencias de sus acciones.

Cuando finalmente decidió bajar, lo hizo con cautela. No estaba segura de qué esperar, pero la posibilidad de ver a Taylor y a Ben juntos la llenaba de una mezcla de miedo y culpa. No quería que las cosas se pusieran peor.

La cocina estaba vacía cuando llegó, y el reloj de la pared marcaba ya pasada la hora del desayuno. Sus padres habían salido temprano, dejando una nota en la mesa diciendo que regresarían por la tarde. Era un alivio saber que al menos no tendría que enfrentar sus preguntas por un tiempo más.

Se sirvió un café y se dirigió a la sala de estar, con la esperanza de encontrar algo de consuelo en la tranquilidad de la mañana. Pero esa paz fue interrumpida cuando escuchó la puerta principal abrirse y cerrarse con un golpe seco.

Maddison se tensó, sabiendo que era Taylor.

Él entró en la sala, sin mirarla directamente, y se dirigió hacia la cocina. Maddison lo siguió con la mirada, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. No sabía si debía hablar o esperar a que él rompiera el silencio.

Finalmente, Taylor volvió a la sala con una taza de café en la mano. Sus ojos estaban oscuros, y su mandíbula apretada. Maddison pudo ver el conflicto interno que su hermano estaba atravesando, pero no sabía cómo acercarse a él.

“Taylor…” comenzó, su voz apenas un susurro.

Taylor la miró por primera vez desde la noche anterior. Sus ojos, normalmente llenos de calidez hacia su hermana, ahora estaban fríos y distantes. Maddison sintió un nudo en la garganta, pero se obligó a seguir hablando.

“No quería que esto pasara así,” dijo, intentando mantener la compostura. “Lo que pasó entre Ben y yo… no estaba planeado.”

Taylor soltó un amargo suspiro, dejando su taza sobre la mesa con un ruido seco. “No lo planeaste, Maddison. Pero lo hiciste de todos modos.”

Maddison bajó la vista, incapaz de sostener la mirada de su hermano. “Sé que estás enojado, y tienes derecho a estarlo. Pero no puedo cambiar lo que siento.”

“¿Lo que sientes?” Taylor se levantó abruptamente, su voz elevándose con cada palabra. “¿Y qué hay de lo que yo siento? Ben era mi mejor amigo. ¡Confiaba en él! Confiaba en ti.”

Cada palabra era como un golpe, y Maddison sintió las lágrimas formándose en sus ojos. Intentó explicarse, pero las palabras parecían inútiles frente al dolor y la traición que su hermano sentía.

“No quería hacerte daño,” repitió, su voz quebrada.

“Pues lo hiciste,” replicó Taylor con amargura. “Y no solo me lastimaste a mí, sino también a nuestra familia. ¿Cómo crees que se sentirán mamá y papá cuando sepan lo que ha pasado?”

Maddison se quedó en silencio, consciente de las implicaciones de lo que Taylor decía. No solo había traicionado la confianza de su hermano, sino que también había puesto en riesgo la armonía de su familia.

La puerta de la sala se abrió de repente, interrumpiendo la tensa conversación. Ben entró, y por un momento, todo pareció detenerse. Maddison sintió su corazón latir con fuerza al ver la expresión en el rostro de Ben, una mezcla de determinación y preocupación.

Taylor lo miró fijamente, su expresión volviendo a endurecerse. “¿Qué haces aquí, Ben?”

“Necesito hablar contigo,” respondió Ben, su voz firme pero calmada. “Y también con Maddison.”

Maddison se mordió el labio, sintiendo cómo la tensión volvía a aumentar en la sala. Sabía que esta conversación era inevitable, pero eso no hacía que fuera menos aterradora.

“¿Sobre qué?” preguntó Taylor, su tono gélido.

Ben dio un paso adelante, mirando a su amigo con una seriedad que Maddison nunca había visto antes en él. “Sobre lo que pasó anoche. Y sobre lo que va a pasar ahora.”

Taylor cruzó los brazos, claramente molesto, pero le permitió hablar. Maddison se quedó cerca, sintiendo que las palabras de Ben podrían decidir el futuro de todos.

“Taylor, sé que te he decepcionado,” comenzó Ben, con la voz cargada de sinceridad. “No puedo cambiar lo que hice, y lo siento profundamente. Pero lo que siento por Maddison es real. No planeaba enamorarme de ella, pero sucedió.”

Taylor lo interrumpió, su rostro endureciéndose aún más. “¿Y crees que eso lo justifica? ¿Crees que decir que estás enamorado de mi hermana va a hacer que todo esté bien?”

“No,” admitió Ben, con una voz baja. “Pero tampoco puedo fingir que no siento lo que siento. No puedo renunciar a ella solo porque es difícil.”

Maddison sintió una mezcla de alivio y miedo al escuchar esas palabras. Alivio porque Ben estaba dispuesto a luchar por ella, pero miedo porque sabía que esto solo complicaría las cosas más de lo que ya estaban.

Taylor se quedó en silencio durante un largo momento, sus ojos moviéndose entre Ben y Maddison. Finalmente, soltó un suspiro profundo, como si estuviera librando una batalla interna.

“Ben,” comenzó, su voz tensa pero controlada, “eres como un hermano para mí. Pero no sé si puedo perdonarte por esto. Al menos, no todavía.”

Maddison sintió una punzada de dolor al escuchar la incertidumbre en la voz de Taylor. Sabía que esto no sería fácil, y que la relación entre ellos tres estaba colgando de un hilo.

Ben asintió lentamente, entendiendo el peso de las palabras de Taylor. “No te estoy pidiendo que lo hagas ahora. Solo te pido que nos des una oportunidad. Que nos des tiempo.”

Taylor no respondió de inmediato. En lugar de eso, se volvió hacia Maddison, su expresión suavizándose ligeramente, pero aún con una tristeza palpable.

“Maddison,” dijo, su voz temblando ligeramente, “no sé qué hacer con todo esto. Solo necesito tiempo para procesarlo.”

Maddison asintió, sintiendo las lágrimas brotar nuevamente. “Lo entiendo, Taylor. Y lo siento, de verdad lo siento.”

Taylor hizo un gesto de asentimiento, luego dio un paso atrás, dejando que Ben y Maddison se quedaran en la sala. “Voy a salir un rato,” murmuró antes de girarse hacia la puerta. “No sé cuándo volveré, pero necesito espacio.”

Y con esas palabras, Taylor se fue, dejando a Ben y Maddison solos en el silencio de la casa.

Maddison se volvió hacia Ben, sus ojos llenos de emociones encontradas. “No sé cómo vamos a arreglar esto, Ben.”

Ben se acercó a ella, tomando su mano con suavidad. “No lo sé, Maddie. Pero lo que sí sé es que no quiero perderte. Pase lo que pase, lo superaremos juntos.”

Maddison lo miró, sintiendo un rayo de esperanza a pesar de todo. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero mientras estuvieran juntos, creía que podrían encontrar una manera de seguir adelante.

La casa estaba en silencio nuevamente, pero esta vez, el silencio no era del todo desesperanzador. Era un silencio cargado de posibilidades, de futuros inciertos, pero también de una promesa: no rendirse, sin importar lo que viniera.

Líneas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora