cap. 3: Descubiertos

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El corazón de Maddison aún latía acelerado cuando entró en la casa esa noche. La cena con Ben había sido perfecta, y el beso en el mirador había sellado lo que ambos sabían que era inevitable. Mientras cerraba la puerta detrás de ella, una sonrisa se dibujó en su rostro, y no pudo evitar sentir una sensación de euforia. Sin embargo, esa alegría duró poco.

Al entrar en el salón, se detuvo en seco. Todos los amigos de Taylor estaban allí, sentados en silencio, con expresiones que oscilaban entre la sorpresa y la incomodidad. Taylor, en particular, tenía el rostro tenso, los labios apretados y los ojos fijos en la pantalla de su teléfono. La atmósfera en la habitación era pesada, cargada de una tensión que no podía ignorar.

"¿Qué está pasando?" preguntó Maddison, mirando a su alrededor, tratando de entender el motivo del silencio.

Taylor levantó la vista, clavando sus ojos en los de su hermana con una expresión que la hizo retroceder. Nunca lo había visto tan serio, tan furioso. Sin decir una palabra, hizo un gesto a Jack, uno de sus amigos, que estaba sentado junto a él. Jack, con cierta reticencia, tomó su teléfono y se lo mostró a Maddison.

En la pantalla, un tuit se desplegaba. Había sido publicado apenas una hora antes, pero ya había acumulado miles de likes y retuits. Maddison sintió un nudo en el estómago al ver el video adjunto: ella y Ben, besándose en el mirador. El ángulo y la claridad del video dejaban poco a la imaginación. Era evidente que había sido grabado sin que ninguno de los dos se diera cuenta.

“¿Puedes explicarme esto, Maddie?” La voz de Taylor era baja, contenida, pero el enojo burbujeaba justo debajo de la superficie.

Maddison miró a su alrededor, buscando apoyo en los rostros de los otros chicos, pero no encontró ninguno. Todos evitaban su mirada, sabiendo que lo que acababa de ocurrir era un golpe duro para Taylor.

Antes de que Maddison pudiera responder, otro de los amigos de Taylor, William, se rió suavemente, rompiendo el silencio. “Vaya, parece que el pequeño Shelton hizo lo que todos deseábamos hacer.”

La broma no cayó bien, ni con Maddison ni con Taylor. El comentario hizo que Taylor explotara. “¡Cállate, William!” gritó, levantándose del sofá con una furia apenas contenida. “¡Esto no tiene ninguna gracia!”

William levantó las manos en señal de rendición, retrocediendo un poco. “Lo siento, hombre. No pensé que te lo tomarías tan mal.”

Maddison sintió que el mundo se cerraba a su alrededor. No había imaginado que esto saliera a la luz de una manera tan pública, y ciertamente no estaba preparada para la reacción de su hermano. Intentó mantener la calma mientras se acercaba a Taylor, pero él dio un paso atrás, como si no pudiera soportar estar cerca de ella.

“Taylor, yo… no sabía que alguien nos estaba grabando,” comenzó Maddison, su voz temblando ligeramente. “No planeábamos que esto sucediera así.”

“¿Y qué se supone que iba a suceder, entonces?” espetó Taylor, sus ojos ardiendo con una mezcla de traición y enojo. “¿Iban a seguir viéndose a mis espaldas? ¿Pensabas que yo no lo descubriría?”

“No es así, Taylor. Es más complicado que eso,” intentó explicar Maddison, pero cada palabra parecía empeorar la situación.

“¡Complicado!” Taylor soltó una risa amarga. “No hay nada complicado en esto, Maddie. Sabes lo que pienso de que te metas con mis amigos, y aún así, fuiste y lo hiciste. ¿Por qué Ben, de todos los malditos chicos que hay por ahí?”

Maddison sintió un dolor punzante en el pecho. Sabía que Taylor siempre había sido protector, pero no esperaba que reaccionara de una manera tan vehemente. “Ben no es como los demás, Taylor. Él… él realmente me importa.”

“¿Y qué hay de mí?” Taylor gritó, su voz resonando en las paredes del salón. “¡Se suponía que él era mi mejor amigo! ¡Y tú, mi hermana! ¿Cómo pudieron hacerme esto?”

Los otros chicos permanecieron en silencio, algunos incluso se levantaron discretamente para dejar la sala, sintiendo que la confrontación entre Taylor y Maddison no era algo en lo que quisieran involucrarse. Maddison los entendía; esto era entre ella y Taylor, y ningún comentario podía aliviar la situación.

Maddison se armó de valor y dio un paso hacia su hermano, buscando sus ojos con los suyos. “Taylor, no planeamos esto, y lo último que quiero es que te sientas traicionado. Pero lo que siento por Ben es real. No puedo fingir que no pasó.”

Taylor la miró con una mezcla de dolor y decepción. “Tú no entiendes, Maddie. Esto no es solo sobre ti y Ben. Es sobre la confianza. La confianza que rompieron ambos. ¿Cómo se supone que puedo volver a confiar en ti? ¿O en él?”

Maddison sintió las lágrimas asomando en sus ojos, pero las contuvo. No quería mostrar debilidad, no cuando la situación ya era tan frágil. “Taylor, te juro que esto no cambiará nada entre nosotros. Ben no es el tipo de chico que te haría daño a propósito. No es lo que piensas.”

“Entonces, ¿qué es lo que pienso?” preguntó Taylor, su voz bajando nuevamente, pero con una frialdad que era aún más dolorosa. “¿Crees que no sé lo que los chicos quieren? ¡Por eso intenté mantenerte alejada de ellos! Para protegerte. Pero parece que no fue suficiente.”

“Taylor…” Maddison intentó acercarse a él, pero Taylor levantó una mano, deteniéndola.

“No lo hagas, Maddison. Necesito tiempo para digerir esto,” dijo, su voz ahora cansada, como si la pelea le hubiera drenado toda la energía. “Y tú también deberías pensar en lo que has hecho.”

Maddison se quedó en silencio mientras Taylor se daba la vuelta y se dirigía hacia las escaleras, dejándola sola en el salón. La casa que alguna vez había sido un refugio ahora se sentía fría, vacía. Maddison sabía que lo que acababa de pasar cambiaría su relación con Taylor para siempre.

Mientras subía a su habitación, las lágrimas finalmente comenzaron a caer, silenciosas, incontrolables. Se tumbó en la cama, con la mente llena de remordimientos y temores. Lo que había empezado como una noche mágica se había convertido en una pesadilla, y aunque Ben no estaba allí para ver el daño inmediato, Maddison sabía que esto también los afectaría a ambos.

El dolor en su pecho se profundizó mientras pensaba en cómo Ben reaccionaría cuando supiera lo que había sucedido. Pero lo más aterrador era pensar en cómo Taylor la miraría la próxima vez que se vieran. La herida de la traición estaba abierta, y no había manera fácil de curarla.

Líneas CruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora