Capítulo 35

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POV. ROSÉ

Lalisa llegó tarde anoche; no habló conmigo y durmió en la recámara de invitados. Por la mañana ella despertó a Luca y en la mesa se comportó como una esposa modelo.

Algo trama; lo puedo ver en el rencor que hay en sus ojos cuándo me ve. Pero yo tengo mis propios trucos, sé que todo saldrá bien.

—Luca, Ana te llevará hoy a la escuela. Tu mamá y yo tenemos algo importante que hacer.

Dice cuando Luca termina su desayuno, el besa nuestras mejillas y sale despavorido, resulta que mi hijo también ama a la zorra de Jennie, es la razón por la que le alegra tanto ir al preescolar.¡Genial! Todos los Manobal aman a Jennie, incluso mi querido suegro, sí el maldito viejo no deja de mencionarla cuando me entrega a Luca después de recogerlo de la escuela; solía ignorarlo porque me conviene tenerlo de mi lado, pero ahora que Lisa sabe que estoy planeando algo con mi suegro y mi padre debo replantear a quién quiero cerca. Si quiero que mi despacho supere al de Lisa y que todos mis secretos se mantengan guardados debo cambiar mi forma de actuar. Mantendré a Lisa a mi lado, y eso implica cambiar mi manera de jugar.

En cuanto Luca estuvo fuera de la casa Lalisa habló.

—Quiero el divorcio. Pero sé que te negarás y harás lo imposible por atarme a ti e impedir que sea feliz. No pienso exponer a Luca a un divorcio caótico; pero tampoco me quedaré contigo, nos divorciaremos pronto, pero por ahora debemos seguir aparentando que somos una pareja feliz, sobre todo frente a Luca.

Por supuesto, quiere que permanezcamos juntas para poder exponer mis trapos sucios; un arma de doble filo, porque sabe que mientras permanezca a mi lado destaparé sus secretos.

—Si no puedes pasar por Luca avísale a Ana y ella lo hará; te prohíbo dejar que mi padre tenga contacto con mi hijo; hablaré con mi padre más tarde. Estaré trabajando todo el día, no me busques, si ocurre algo yo te llamaré. —Dijo con monotonía.

—Demasiadas indicaciones Lali, por qué mejor no te largas de una vez.

Ella ríe sarcástica, y se levanta de la mesa.

—Lindo día para ti también Rosie. —Después de eso salió del comedor sin decir nada más.

Que el juego comience.

Te veo en una hora en el despacho papá, tenemos que hablar.

Iré en cuanto pueda, ahora estoy ocupado.

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Son las 4 de la tarde cuando cuando mi padre irrumpe en mi oficina; pone el pestillo y camina hacia mí.

—Hasta que te dignas a aparecer padre; creí que te habían arrestado mientras conducías hacia aquí. Te esperaba desde las 8 de la mañana.

El ríe sarcástico.

— De hecho estaba evitando que nos encerrarán a ambos ¿Recuerdas que te hablé sobre las investigaciones de la policía en los despachos de abogados?

—Si, estuvieron aquí hace como una hora. Pero de qué hablas, ¿por qué razón yo estaría en la cárcel?

—Sabes lo que hicimos en ese despacho Rosé; nuestros clientes secretos, las donaciones del condado por ignorar o pelear ciertos casos, puede que yo haya hecho gran parte de cada negocio; pero tu eres cómplice.

Aprieto la mandíbula mientras escucho todo lo que dice, uno de mis más grandes errores fue no aprovechar la oportunidad de deshacerme de mi padre; la cárcel pudo haber sido una buena opción.

—Sabes que no queda ninguna prueba de lo que se haya hecho ahí dentro, y tus socios no tienen razones para hablar, Marco Manobal tampoco. Cubrí todo demasiado bien, no tienes nada de que preocuparte, la policía no encontrará nada que nos inculpe o nos ponga en la mira.

—Ya lo sé hija, sé que nada nos inculpará, pero; ¿qué tal si esta tarde los oficiales descubren que Lalisa Manobal no es más que una delincuente de cuello blanco?

—¿De qué carajos hablas? Lalisa nunca hizo o estuvo involucrada en algo ilegal.

—Piensa un poco Rosie; por ahora todos nuestros tratos bajo el agua están protegidos, pero tarde o temprano en cualquier investigación podríamos quedar descubiertos, uno nunca sabe quién te pueda delatar o vender con la policía. Así que, justo ahora Lalisa Manobal es quien representa el despacho; nosotros estamos fuera, ya no tenemos nada que ver con él. ¿Por qué no dejamos que la policía encuentre algunos archivos que demuestren los sobornos que Lisa ha estado recibiendo? Si les entregamos a Lisa dejarán de indagar, solo planta algunos archivos aislados, simula que Lalisa estaba tratando de destruir información antes de que la justicia llegara a su puerta. Tómalo de esta manera; sin importar quién esté dentro, el delito será castigado; al departamento de policía no le importa mucho tener al correcto, solo quiere a alguien dentro de la celda. No sé tu hija; pero esa celda no será para mí.

Inculpar a mi esposa y salvarme a mí. Definitivamente no iré a la cárcel; Lalisa no se merece ninguna contemplación, la maldita me quiere dejar por irse a revolcar con una estúpida maestra de preescolar. Pero a pesar de todo, sé que no merece ir a la cárcel; aunque si la estúpida va a prisión todo se arreglaría para mí. Mi querida esposa lo perdería todo, su trabajo, su reputación, a su adorado hijo y a su amada Jennie; eso es lo que quiero, que se quede sin nada, porque si ella se va ya no tendré nada que valorar, yo nunca pierdo y ésta será la primera vez que Lalisa Manobal pierda algo. Sin embargo, esta no es la manera en que quiero que se arruine; prefiero sacar del mapa a mi insufrible padre, tal vez pueda plantar alguno que otro documento que demuestre la culpabilidad de James Park; sí, eso suena bien. Mandaré a mi padre a prisión y buscaré otra forma de retener a Lisa y hacerla tan infeliz como yo. Así que sonrío, porque tengo un nuevo plan, y es uno genial.

—Oh no; ni lo pienses querida, no me vas a inculpar a mí, antes te arrastraré al infierno conmigo, ni se te ocurra traicionarme porque te hundiré Roseanne. En cuánto esté en una sala de interrogatorio mencionaré tu nombre; y también podría decirle a Lisa la verdad sobre Luca. Así esa pobre alma se decidirá a mandarte al carajo de una vez.

—Maldito bastado. No puedo creer que seamos padre e hija; eres una vergüenza, quieres expiar tus culpas a costa de tu hija, imbécil. —Digo con furia.

—Vamos princesa, sabes que tenemos una hermosa relación. Ahora date prisa y empieza a plantar esa información. —Dice con una falsa sonrisa.

Estoy por mandarlo a la mierda cuando mi puerta se abre abruptamente.

—Lo siento Señora Manobal, pero acaban de avisar que su esposa está en el hospital. —Dice apresuradamente mi asistente.

—Parece que después de todo no necesitamos deshacernos de Lalisa nosotros mismos. —Susurra mi padre en mi oído; con lo que parece ser alegría en su voz.

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-S

Lo que es para siempre - Chaelisa/Jenlisa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora