Capítulo 17.

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Garras en el bosque


Emma

Al comprobar que no me seguía, un suspiro de alivio escapó de mis labios, liberando la tensión que me oprimía. Con determinación, me dirigí hacia la casa de Amanda, esperanzada de que supiera cómo romper este vínculo que me atormentaba. Mi indignación crecía con cada paso que daba, y mi mente estaba inundada de preguntas y emociones. ¿Cómo podía ser tan insensible, tan indiferente al dolor que me causaba? ¿Soy la única que siente el peso abrumador de este vínculo, del dolor que me consume por dentro?.

La idea de pertenecerle me parecía absurda, una burla cruel que me hacía rechinar los dientes. La ira ardía en mi garganta como un sabor amargo e insoportable. 'Me perteneces'. ¡Ja! Está loco. ¿La locura lo ha hecho olvidar que me rechazo?

El alfa temible, es un idiota.

Kira aún no sale de su escondite, está muy dolida, ella quiere y necesita a su compañero, ¿Por qué la diosa lo eligió a él como nuestro compañero? Un compañero de vida debería cuidarte, protegerte y apoyarte. Sin embargo, Alexander solo nos ha traído dolor y confusión.

Perdida en mis pensamientos, ignoré el camino. De repente, choqué con algo sólido y caí de lleno. Un quejido escapó de mis labios al sentir el impacto.

Elevé la vista y me encontré con la imponente espalda de un guerrero. Al voltearse, su mirada furiosa se clavó en la mía. Era Sebastián, el hijo mayor de Logan, hermano de Samuel. Había escuchado rumores sobre su unión a otra manada para estar con la hija de un alfa.

Inmediatamente bajé la cabeza, intentando calmar su enfado palpable. No quería provocarlo más, pero un gruñido fue su única respuesta antes de marcharse.

Un suspiro de alivio escapó de mis labios, al intentar levantarme, me percaté de que no estaba sola. Mis ojos se posaron en la figura que se erguía frente a mí, que me observaba detenidamente.

Sin mediar palabra, extendió una mano en gesto de ayuda. Sin embargo, decidí rechazarla y me puse de pie de un salto. Era el Gamma de Alexander, y sabía que lo mejor era alejarme. No me gustaba correr riesgos, especialmente después de mi mala suerte previa, siendo apenas mediodía, ya me había cruzado con dos lobos despiadados y había salido ilesa, así que prefería no tentar a la suerte.

Cuando me disponía a marcharme, su voz amable detuvo mi intento de escape.

-¡Hola, Emma!- Saludó Iker, el Gamma.

-Hola Gamma- Respondí rápidamente, inclinando la cabeza.

-Es difícil mantener una conversación si no me miras- Señaló en un tono suave y calmado

Al levantar la vista, él continuó hablando. -Me han informado de que ya tienes a tu loba. ¿Por qué aún no lo has comunicado? Es importante conocer su rango.-

-Quiero negarme a realizar la prueba- afirmé sin titubear.

Sé que Kira es una loba guerrera, pero unirme a las patrullas haría mi vida mucho más complicada. Los guerreros son extremadamente hostiles conmigo y no estaría dispuesta a arriesgar a Kira para defender a esta manada.

-Esta bien. Si cambias de opinión puedes venir a buscarme- su voz seguía siendo suave y calmada y cuando estaba por marcharse, se giró y agregó, -Trata de no andar sola.-

Me sorprendió su amabilidad y estaba segura de que su advertencia estaba relacionada con Sebastián. Con prisa, me dirigí a la casa de Amanda, rogándole a la Diosa que no me encontrara con nadie más en el camino.

 La Loba Rechazada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora