Capítulo 35.

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Recuerdo de la infancia

Emma

Le cerré la puerta en la cara al bastardo del alfa ¿Cómo se atrevía a avergonzarme de esa manera? Me di un baño y curé mi brazo. Poco tiempo después, Gema apareció con un bolso repleto de ropa.

-No era necesario que trajeras tanto, no planeo quedarme mucho tiempo.- Dije mientras la abrazaba.

-No estoy tan segura, Emm. Te han puesto vigilancia.- Replicó ella con un tono burlón y haciendo un gesto hacia la puerta.

Le lancé una mirada de incredulidad, mis ojos se elevaron con un ligero giro, como si estuvieran pidiendo un respiro ante tanta locura. Tomé el bolso y me dirigí al baño para cambiarme.

Charlamos un rato, y ella me relató todo lo que había ocurrido desde que Samuel me secuestró hasta este momento, subrayando lo mucho que le irritaba el Beta Marcos.

-Valla compañeros nos eligió la diosa.- Dije, y nuestras lobas gruñeron descontentas mientras nosotras nos reíamos a carcajadas.

Ella me habló de las chicas del río y de lo preocupadas que estaban cuando desaparecí.

-Por cierto, la morocha se llama María, la rubia alta es Lucía y la otra es Cristina.- Me informó Gema.

-Me gustaría verlas, resultaron gravemente heridas en el ataque.- Dije preocupada.

-No te preocupes. Los sanadores atendieron a todos los heridos, no hubo bajas en el ataque.- Las palabras de Gema me tranquilizaron.

Después, le conté todo lo que había sucedido con Alex, la charla que tuvimos, mis dudas y miedos. Evité algunos detalles de nuestro fugaz momento íntimo. Aunque ella insistía en que le diera más información, me negué a hacerlo.

-No sé qué hacer, Gema.- Admití, sintiéndome avergonzada.

Después de unos minutos de silencio, ella habló:

-No puedo decirte qué decisión tomar; eso depende solo de ti.- Tomó mis manos y continuó -El alfa es un idiota, eso está claro. No debió rechazarte sabiendo el dolor que te causaría al estar vinculados. Quizás en ese momento él estaba tan confundido como lo estás tú ahora.-

-Si ... quizás.- Dije sin estar segura de nada.

-Desde el momento en que se enteró de que habías desaparecido, no paró de buscarte, ni siquiera para comer o dormir. Movilizó y puso a raya a la manada. Puedo ver que su preocupación es genuina y está completamente loco por ti, Emma. Tal vez deberías enfocar tus preguntas de otra manera.- Dijo Gema.

-¿Cómo?- Pregunté atenta y curiosa.

-Pregúntate ¿Por qué te resistes a ser feliz? Estás loquita por él y él siente lo mismo por ti. Sin embargo, si decides huir nuevamente, házmelo saber y Amy y yo te acompañaremos.- Dijo, dedicándome una sonrisa amable.

Después de un rato más de charla, Gema se despidió.

-¿Tú qué piensas Kira?- Pregunté

-Creo que la diosa nunca se equivoca, Emmi.- Respondió firme.

Me acosté, agobiada por las preguntas que daban vueltas en mi cabeza, hasta que finalmente el sueño me venció.

 La Loba Rechazada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora