Compañeros.
Manada Blue LunaLogan, Samuel y Briana caminaban por un pasillo oscuro, apenas iluminado por la lámpara que sostenía Sebastián.
-No digan tonterías, no discutan y mantengan la cabeza gacha si no quieren que se la separen del cuerpo.- Advirtió, fijando su mirada intensamente en los tres. -Este lugar no se compara con la manada Euge de Luna. Si cometen un error, no esperen que los salve. Me gusta mantener mi cabeza en mi cuerpo.- La voz de Sebastián era contundente.
Se detuvieron frente a dos puertas enormes, y los guardias, al verlos, no tardaron en abrirlas.
-Aquí están, alfa.- Dijo Sebastián, haciendo una reverencia.
Con una mirada burlona, el alfa Xavier observó a las tres personas arrodilladas en el suelo.
-Están vivos porque soy un alfa misericordioso, y aunque somos familia, deben demostrar su utilidad en esta manada.- Declaró desde su trono. Luego, señalando a Briana, preguntó: -¿Y esta niña quién es?-
-Pensé que sería útil, es una guerrera fuerte e iba a ser la luna de Alexander, pero él encontró a su compañera y la descarto.- Explicó Sebastián.
El alfa estalló en una risa estruendosa, mientras el rostro de Briana se teñía de rojo.
-Hay una chica con un lunar bajo su ojo izquierdo. El brujo la desea antes de que llegue el rey alfa. Si no quieren acabar como el tío de su ex alfa, más les vale traer a esa chica.- La voz del alfa Xavier era autoritaria.
-¿Emma? ¿La compañera de Alexander?- Preguntó Briana descuidadamente.
Samuel hizo un gesto desconcertado, mientras que Logan ni siquiera se inmutó. El alfa, por su parte, hizo resonar nuevamente su risa en todo el lugar y añadió:
-Su compañera... qué interesante.-
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Emma
Ya era de mañana, y los rayos de sol comenzaban a acariciar mi rostro. Una agradable sensación recorría mi vientre, mientras chispas excitantes brotaban en mi cuello. Jadeé, y una voz ronca murmuró en mi oído:
-¡Buen día, preciosa! No sabía que las mañanas podían ser tan encantadoras hasta que empecé a despertarme a tu lado.- Dijo él, con una sonrisa burlona.
Lo miré con desdén, girando los ojos en un gesto que dejaba claro mi escepticismo ante sus palabras.
-¡Cállate y sigue con lo que estabas, compañero!- Dije, aún adormilada, mientras una increíble sensación me envolvía.
Él continuó besando mi cuello, su mano recorriendo mi abdomen con ternura. Susurros suaves escapaban de sus labios, pero los ignoré; estaba completamente absorbida por la manera en que sus caricias me hacían sentir. ¿Había perfeccionado su técnica o simplemente yo me había vuelto más sensible a sus toques?
Con una mano, tomó firmemente mi mentón, girando mi cabeza hacia él, antes de que sus labios se posaran suavemente sobre los míos. Luego, comenzó a recorrer mi rostro con pequeños besos, dejando la huella de su ternura desde mi frente, pasando por mis ojos y explorando cada rincón de mi cara, hasta culminar nuevamente en mis labios con un beso profundo.
De repente, sus manos se deslizaron debajo de mi ropa, recorriendo mi cuerpo con suaves caricias que me hacían jadear cada vez más, especialmente cuando se acercaba a mis partes más sensibles. Alex se colocó sobre mí, despojándose de su camiseta antes de quitarme la mía con delicadeza.
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La Loba Rechazada
Hombres LoboLa vida de Emma se desmorona tras un evento devastador que marca el comienzo de su tormento. A medida que enfrenta las adversidades, nuestra protagonista descubre su resiliencia y la capacidad de levantarse incluso en los momentos más oscuros. Cono...