Capítulo 28.

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¿Dónde está Emma?

Alexander

Dago corría con desesperación a través del bosque, sus patas golpeaban el suelo cubierto de nieve con una velocidad frenética, mientras el sol se escondía tras los árboles y la noche comenzaba a cubrir con su manto oscuro.

Aullaba con una furia desgarradora, reflejando su ira, su preocupación y su tristeza. La nieve caía sobre él, cubriéndolo de blanco, pero no sentía el frío, solo sentía desesperación por encontrar a Emma, que había desaparecido sin dejar rastro.

A la velocidad en la que Dago corrió sin descanso, llegamos a la manada en la mitad de tiempo que nos tomaría normalmente. Sin importar quién estuviera por delante, nos dirigimos directamente a la gran casa de la manada.

Dago irrumpió en la oficina, dándole un golpe a la puerta, está se estrelló contra la pared. Mientras entraba a la habitación gruñía y mostraba sus dientes.

No me cedió el control y tampoco insistí.

Comenzó a caminar en círculos, mirando fijamente a los presentes: Marcos, Gema, Miller, Briana y dos guerreros más. Su mirada era intensa y sus gruñidos, amenazantes.

La oficina estaba en silencio, solo se escuchaba el sonido de los pasos de Dago y su respiración agitada. Una vez que expresó claramente su postura ante la situación, me cedió el control. Miller me proporcionó ropa de repuesto que guardo en mi oficina y me acomodé en mi lugar detrás del escritorio.

Mi pregunta no tardó en resonar con fuerza, mientras mi mirada se dirigió a Marcos: -¿Dónde está Emma?-

Sin embargo, Briana se apresuró a pararse frente a mi escritorio intentando llamar mi atención, mi mirada seguía en Marcos, pero ella empezó a hablar.

-Alex sé que estás enojado, pero Emma se escapó con su amante Samuel.- Dijo descuidadamente.

Con una mirada furiosa, clavé mis ojos en ella y tembló de miedo. A pesar de eso, se esforzó por mantenerse firme y continuó hablando, señalando su herida -Me atacó cuando intenté detenerla, como puedes ver.- Luego, señaló a los dos guardias presentes. -Ellos pueden confirmar mis palabras.- Suspira y finaliza diciendo: -Te he dicho varias veces que ella no era ...-

No la dejé terminar de hablar, ya había escuchado suficiente de sus palabras. Con un rápido movimiento, me coloqué frente a ella y la tomé del cuello con firmeza. La presión que ejercía hizo que su rostro se tornara morado casi de inmediato.

El rugido de Dago paralizó a todos, el estaba impaciente, al igual que yo.

-¡Te atreves a mentirme!¿Dónde está Emma? No me hagas repetir la pregunta.- Exigí

-Se... se fuue con...- Le gruño ferozmente para luego lanzarla contra la pared.

-Encierren a estos tres.- Ordené. Marcos llamó a los guardias para que se los llevarán.

Miré a Gema y le ordené -Dime lo que sabes.-

-Creo que ella intentó escapar, no logramos rastrearla.- Dago emitió otro gruñido, pero Gema lo ignoró y continuó -Tomó la poción para ocultar su rastro.- Su voz era firme..

-¿Por qué huiría?- Susurré, mientras ponía mi mano en mi frente.

-No es tan difícil encontrar la respuesta a su pregunta, Alfa. Perdóneme mi insolencia, pero sólo tiene que hablar con los miembros de la manada y se dará cuenta.- Su enojo era palpable.

-Hemos estado vigilando a Briana, se encontró varias veces con Mikael, creemos que también podría estar involucrado.- Comentó Miller.

-Si eso es así, cuando vigilamos a Mikael lo vimos que frecuentaba una cueva fuera del territorio, están en los informes, enviaré un grupo a investigar el lugar.- Dijo Marcos.

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