Capítulo 21

672 44 0
                                    

Regalo de la Diosa

Emma

Habían transcurrido apenas unos minutos desde que Alexander se marchó, dejando un vacío persistente en mi interior. Mi mano, movida por un impulso involuntario, acariciaba mi labio inferior, aún sensible al recuerdo de su cálido beso. Me reprendí en silencio, ¡Tonta, tonta, tonta! ¿Por qué me dejé llevar?.

-Emma- susurró Kira con cautela, su voz apenas audible.

-Tú pequeña traidora. No sabía que los lobos podían ronronear.- Dije con un tono enojado, aunque no lo estaba. Ambas habíamos caído en las garras de ese lobo soberbio.

-Lo siento, Emm... Está en mi naturaleza querer y desear a mi compañero, no es fácil evitarlo y... Alex es muy lindo.- Su voz está llena de emoción.

-¿Lindo?. Bueno... Puede ser- admití. -Pero no podemos confiar en él, Kira. Ayer nos rechazó, hoy nos reclama y mañana... ¿mañana qué? ¿Nos ata en el centro para que la manada nos apedreen?.- Solté un suspiro largo y continué, -No te olvides quién es él, Kira. Jamás nos aceptará como su luna. Somos solo, un deseo pasajero.-

-Está bien Emma.- Dijo con un tono triste y luego continuó recuperando su tono alegre, -Ahora lo importante es curarte. La diosa nos ha otorgado un regalo, el poder de curación. Lo descubrí al notar una energía que surgió dentro de nosotras.-

Sus palabras me sorprendieron, ¡Esto es increíble! y oportuno. Cuando Alexander estaba cerca, el dolor era más soportable, el vínculo tenía ese efecto. Acelera la curación y calmaba el dolor. Pero desde que se fue, el dolor se había vuelto casi insoportable.

-¿Por qué no sentí la energía?- pregunté, intrigada.

-Quizás te distrajo el beso apasionado de Alex.- Dijo con un tono juguetón.

La ignoré y pregunté -¿Cómo hago para sanar?-

-Visualiza una luz blanca y pura, que se concentra en tus heridas. Esta energía curativa se deposita en tus tejidos, reparando y restaurando tu cuerpo y tu ser. Con el tiempo, este proceso se volverá instintivo.- Explica orgullosa.

-Lo intentare.-

Cierro mis ojos y me sumerjo en la oscuridad. Intento evocar una energía blanca, inspirada en el pelaje radiante de Kira. Pero, de repente, la imagen de Alex irrumpe en mi mente, desviando mi foco. 'Concéntrate, Emma', me reprendo, con un suspiro de frustración.

Kira se ríe suavemente en mi mente, una risa que calma mi ansiedad. Respiro hondo y vuelvo a intentar. Imagino una niebla blanca que se despliega sobre mi cuerpo y se concentra en mis heridas, iluminando mi cuello, pierna y corazón.

La energía me envuelve, es acogedora y reconfortante, con un aroma que me transporta a la infancia... las tostadas de mamá, calientes y doradas. Los recuerdos felices afloran, y quiero sumergirme en ellos, pero una voz lejana y distorsionada me desconcentra. ¿Me están llamando?

Intento focalizarme de nuevo, pero un sacudón me hace abrir los ojos. Gema me mira con preocupación.

-¿Emma? ¡Por la diosa Ema! ¿Qué susto me diste? No te despertabas, ¿Te duele mucho? Déjame que te vea- dijo con voz preocupada.

Me siento en la cama, aún un poco confundida, mi mente nublada. Al tocarme la cara, noto el rastro de lágrimas. Una sensación de desconcierto me envuelve. ¿Estuve llorando?

Gema me mira con ojos abiertos de par en par, como si no creyera lo que ve. -Emma... ¿Cómo es posible?- susurra, su voz llena de sorpresa.

Mi cuerpo, antes marcado por heridas y dolor, ahora muestra una recuperación completa.

 La Loba Rechazada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora