Cachorrita
Emma
Mi corazón latía desbocado y mi pecho se oprimía al pensar que ese sería nuestro último encuentro. Sin embargo, me convencí de que era lo mejor. Esa noche regresé a la cabaña y más tarde escuché los aullidos de la manada despidiendo a su Alfa.
La nostalgia me impidió dormir esa noche.
A la mañana siguiente, Kate, Liz, Amy y yo cumplimos con nuestras tareas domésticas en el gran salón, mientras que Gema se dirigió al campo de entrenamiento.
Por la tarde, visité a Amanda, como solía hacerlo, no solo para evitar levantar sospechas, sino también porque anhelaba compartir un momento agradable con ella. Disfrutaba enormemente su compañía y la extrañaría mucho.
Sabía que su ausencia en mi vida dejaría un vacío que sería difícil de llenar.
Después volví a la cabaña y esperé a Gema, quien llegó emocionada por contarme sobre su entrenamiento y lo feliz que estaba ella y Nina. Charlamos sobre los eventos del día, incluyendo la divertida anécdota de cómo Amy destiñó las cortinas del gran salón, lo que nos hizo reír. Después de un rato, cada una se retiró a su habitación.
La medianoche había llegado y todas dormían profundamente. En ese momento, me preparé para salir, tomé unas gotas de la poción, era un paso necesario antes de salir, para evitar que pudieran rastrear mi dirección.
-¿Estás segura, Emmi?- Kira preguntó, angustiada.
-Sí, es lo mejor, Kira.- Respondí con la misma angustia.
Tanto ella como yo nos angustiaba la idea de alejarnos de Amanda y las demás, pero quedarnos era impensable. La manada nos había hecho demasiado daño; después de todo lo que habíamos pasado, no podíamos convertirnos en su luna, tampoco nos aceptarían. Y además, estaba Alex, que un día me rechazaba y al siguiente no podía estar lejos de nosotras. ¿Cómo podía confiar en alguien así? No podía arriesgarme a abrirle mi corazón, solo para que se arrepintiera y tal vez eligiera a Briana otra vez.
Eso me mataría de tristeza; otro golpe y mi corazón no resistiría.
Me deslicé sigilosamente por la ventana y me adentré en la oscuridad del bosque, adoptando mi forma humana para poder moverme con cautela y ocultarme de las patrullas. Me escondí detrás de los árboles, me acosté entre la maleza y, cuando fue necesario, me subi a los árboles.
Mientras me movía, mi corazón latía con una mezcla de miedo y emoción.
A solo quince metros de la frontera, me detuve en la sombra de un árbol para observar el terreno y asegurarme de que no había patrullas merodeando. Con manos firmes, saqué la soga con el gancho ya preparado de mi mochila, listo para escalar el paredón que se erguía ante mí. Me di media vuelta para dar un último vistazo al lugar que había sido mi hogar durante quince años, pero también mi tormento durante otros cinco. La nostalgia y la ansiedad se entrelazaron en mi pecho.
Tenía que cortar mi lazo con la manada, y sabía que Alex lo sentiría, pero estaba lejos, y para cuando llegara, yo ya estaría lejos. Amanda y las demás también lo sentirían, pero mi olor las llevaría al último lugar donde estuve antes de tomar la poción, mi habitación.
Respiré hondo y dije: "Yo, Emmi Kelp, corto todo lazo..." Mis palabras se detuvieron de golpe, ya que ruidos de pisadas se escuchaban a mi alrededor. Detrás de un árbol salió una figura que de repente dijo: -Hola Emmi.- Me tensé, esa voz la conocía muy bien.
No respondí, me quedé alerta, viendo como se acercaba a mí.
-Tus sentidos son patéticamente débiles, te he estado siguiendo desde que saliste de la cabaña.- Se acercó tanto que me agarró la barbilla con fuerza. -¿Vas a algún lado, amiga?-
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La Loba Rechazada
Loup-garouLa vida de Emma se desmorona tras un evento devastador que marca el comienzo de su tormento. A medida que enfrenta las adversidades, nuestra protagonista descubre su resiliencia y la capacidad de levantarse incluso en los momentos más oscuros. Cono...