Capítulo 19.

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Deseo y traición

(Un día antes del ataque a Emma)

Alexander

Las palabras de Iker retumbaron en mi mente, desencadenando una tormenta de ira. Emma era la responsable de todo. Debido a Emma, me había desconectado de Dago. Y ahora, Iker me desafiaba por primera vez.

Todo estaba fuera de control.

-He liderado las batallas más sangrientas y salí invicto en todas. Mi lobo despertó antes que cualquier otro, siendo el más grande y fuerte, derrotando a todos los que se atrevieron a desafiarme. Elevé a esta manada a la grandeza, sin pareja, sin igual, y ahora ¿te atreves a cuestionar mi autoridad como alfa?- Mi gruñido retumbó en toda la habitación.

Iker inclina la cabeza, no dice nada, jamás me había dirigido a él de esta manera.

-¿Qué hizo ella para ser digna de ocupar el puesto de luna? Su loba se despertó recientemente, más tarde que cualquier otra, es débil y causó la muerte de mi madre- Dije con un tono más calmado, pero aún molesto.

Iker levantó la cabeza y nuestras miradas se cruzaron. -Tienes razón, Alfa.- Admitió.

Luego, se dirigió a la puerta, pero se detuvo en el umbral. Volvió a mirarme y su voz reveló una información que me golpeó con fuerza.

-Hace unos días, Ethan me informó que él y Gema encontraron a Emma en la profundidad del bosque, estuvo ahí durante dos días, al borde de la muerte. No consideré relevante, en ese momento, compartirte esta información.- Con eso dicho, abrió la puerta y se marchó.

Mi ira se disipó en un instante y una oleada de angustia intensa se apoderó de mí, dejándome apenas capaz de pensar. ¿Fue cuando la rechacé? No volví a ver su rostro desde aquella noche. ¡Maldición! Este maldito vínculo me tiene atrapado.

Esa noche, no me resistí al cambio, a diferencia de las noches anteriores. Dago tomó el control, convirtiéndome en un simple espectador. Corrió hacia la cabaña con una euforia inusual, llamando a Emma con aullidos desesperados, exigiendo su presencia. Pero Emma no salió. ¿Por qué no sale?. Él necesitaba verla. Yo también. Tenía que saber si ella estaba bien.

Dago corrió alrededor de la cabaña, esta vez sin mantener su distancia habitual. Parecía decidido a llamar la atención, buscando una reacción. Luego, se detuvo frente a una ventana, olfateando y escrutando... ¿Estaba buscando una forma de entrar? No se lo permitiré. Dago estaba incontrolable. Desesperado por ver a Emma.

Luché duro con él por el control. No lo cedió, pero después de un tiempo, logré calmarlo y nos alejamos.

Ella... nunca salió.

El sol energía cuando fui a inspeccionar los puntos de control cercano a la frontera sur, me tomó casi toda la mañana.Tras verificar que todo estaba en orden, me retiré.

De camino al campo de entrenamiento, un aroma intenso a cereza inundó mis sentidos, irresistiblemente dulce. Mi corazón latía con emoción incontrolable mientras me acercaba al origen del olor. Detrás de un árbol, una loba blanca se dio la vuelta, aparentando huir. En mi mente, Dago estalló de alegría, ansioso por retomar el control. Pero no se lo cedería.

-Cambia, ahora.- Le ordené, sin darle otra opción.

Mientras veia su cambio Dago por fin me hablo -Ella es perfecta-

No podía apartar mis ojos de ella. Cuando terminó su transformación, se giró y comenzó a vestirse. Mi mirada se detuvo en su espalda. Dago gruñó y una oleada de furia recorrió mi cuerpo. Si mi padre estuviera vivo, lo mataría con mis propias manos por haberla lastimado. Cuando terminó de vestirse, no sabía qué decir. Mis palabras salieron solas, como un torrente de tonterías sin importancia. Estaba absorto en su olor y belleza.

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