Sol sintió un alivio inmediato al escuchar las palabras del inspector Ramírez. Sabía que Valeria tenía una oportunidad real de encontrar el amor y el apoyo que necesitaba en Rincón de Luz.
— Por supuesto que podemos, señor Ramírez. — respondió Sol con determinación. — Valeria será bienvenida acá y haremos todo lo posible para ayudarla a sanar y prosperar.
El inspector Ramírez asintió con una sonrisa de gratitud.
— Gracias, Sol. Sabía que podía contar con ustedes. Confío en que Valeria estará en buenas manos.
Marcos se acercó y extendió la mano a Valeria, sonriendo amablemente.
— Hola, Valeria. Soy Marcos. ¿Te gustaría conocer tu nuevo hogar?
Vale, todavía aferrada a su osito de peluche, miró a Marcos con ojos llenos de esperanza y asintió tímidamente.
— Sí, me encantaría.
Marcos la tomó de la mano y la guió hacia adentro, seguido por Sol, Abril y Gustavo. El inspector Ramírez se quedó en la entrada, observando con una mezcla de alivio y satisfacción.
— Si necesitan algo más, no duden en contactarme. — dijo el inspector Ramírez antes de despedirse.
Sol asintió.
— Gracias, señor Ramírez. Haremos todo lo posible para que Valeria se sienta en casa.
Una vez dentro, el grupo presentó a Valeria a los demás niños. Ellos la recibieron con sonrisas y abrazos, haciéndola sentir parte de la familia desde el primer momento.
Esa noche, mientras Vale se instalaba en su nueva habitación, Sol se reunió con Abril, Marcos y Gustavo para discutir los próximos pasos.
— Necesitamos empezar a trabajar con los niños en sus heridas emocionales. — dijo Sol. — Vale incluida. Todos ellos tienen un papel crucial en la restauración de Eudamon.
Abril asintió.
— Estoy de acuerdo. Debemos ser pacientes y guiarlos con amor y comprensión.
— ¿Y las llaves? — preguntó Gustavo. — ¿Cómo las encontraremos?
— Las llaves se revelarán cuando los niños estén listos. — explicó Sol. — Lo primero es ayudarlos a sanar y a creer en ellos mismos.
Marcos miró a los demás con determinación.
— Lo haremos juntos. Somos una familia, y juntos podemos enfrentar cualquier cosa.
Sol sonrió, sintiendo el apoyo y la fuerza de su familia.
— Vamos a hacerlo bien. Empezaremos mañana mismo.
— ¿La pregunta es, porque mamá no se puede involucrar con el tema de Valeria Rocio? — Abril preguntó.
Sol y Gustavo se miraron de forma significativa.
— Cuando fuimos a duchar a Vale, yo vi una cicatriz en el codo derecho. — Sol explicó. — ¿Te acordás?
— Claro!!! Mamá tiene una también, se me hace que no es casualidad.
— Para todos efectos, lo que explicaría eso sería una paradoja temporal en que Vale y Cris fueran la misma persona con edades distintas. — Marcos lanzó su teoría.
Gustavo asintió angustiado.
— Así es chicos, Valeria y Cris son la misma persona, eso yo sé porque yo también estoy envuelto hasta la nariz con las paradojas.
— ¡El amiguito rubio de Fran! — Sol miraba a su abuelo con sorpresa.
— Así es, el flacucho es mi versión enana de 13 años. — Gustavo miró a Sol. — ¿Pero como te enteraste?