El canto resonó en cada rincón del hogar, llenando el espacio con una energía cálida y vibrante. Mientras cantaban, Franco miró a Abril, quien, con su voz dulce y su mirada brillante, parecía traer un poco de magia a su mundo. En ese instante, él sintió que todo el peso que llevaba en su corazón se aligeraba; las palabras de la canción le recordaban la importancia de mantener su espíritu intacto, sin importar los desafíos que enfrentara. Abril le sonrió, como si pudiera ver más allá de su sonrisa y entendiera la necesidad de aquel momento especial.
Al terminar la canción, los pequeños chufos que habían estado escuchando desde la puerta irrumpieron en la cocina, aplaudiendo con entusiasmo. La risa y la alegría llenaron el ambiente, y Franco, entre risas y abrazos, supo que había encontrado en esa familia un refugio que lo ayudaría a enfrentar su misión. Rodeado de esos seres queridos, sintió que, aunque el camino que tenía delante era incierto, no estaba solo.
Las enanas que estaban enganchadas por Margarita se acercaron llenas de curiosidad. Fátima fue la primera a acercarse y lanzar su pregunta.
— ¿Delfina es turra en la vida real?
— Para nada, Isabel es una gran persona y bastante amigable.
— ¿Y como fue filmar con ella? — preguntó Malena.
— Fue divertido, nos reímos un montón. — Franco respondió.
— ¿Y Flor y Máximo están vivos? — preguntó Melissa.
— No puedo dar spoilers, ¿Pero, que les parece si mañana vienen a la juntada del reparto para ver los últimos capítulos con nosotros y la abuela?
Los ojos de las niñas se iluminaron con entusiasmo, y un coro de exclamaciones llenó la cocina. Todas empezaron a hablar al mismo tiempo, llenas de emoción ante la idea de conocer al reparto de su serie favorita y vivir esa experiencia mágica. Fátima dio un pequeño salto y tomó la mano de Franco, mirándolo con admiración.
— ¡Sería increíble, Franco! Nunca imaginé que podríamos ver el final con todos ellos — exclamó Fátima, sin ocultar su alegría.
— ¡Y además conoceremos a Mar y Rey! — añadió Malena, quien siempre había sentido mucho afecto por las novelas de su bisabuela. — Yo ya vi todos los capítulos de Margarita y de Floricienta y aprendí todas las canciones.
Franco sonrió, encantado con la emoción de las niñas y cómo una simple invitación había traído tanta alegría. Abril, observando la escena con una mirada llena de cariño, le dio una palmada en el hombro.
— Me parece que acabas de convertirte en el héroe del día, Fach — comentó, dándole un guiño a Franco.
Melissa, que hasta ahora había estado en silencio, levantó la mano como si estuviera en clase, intentando calmar la emoción general.
— Entonces, Franco, ¿cómo vamos a hacer? ¿Dónde nos encontraremos con el reparto?
Franco rió suavemente ante la seriedad de la pregunta de Melissa, que intentaba mantener todo bajo control, y explicó los detalles del plan.
— Bueno, vamos a encontrarnos en el parque central a eso de las cinco de la tarde. De ahí, nos dirigiremos al lugar donde haremos la proyección. Y, claro, les diré a todos que las enanas más curiosas del mundo estarán presentes — dijo, mirando con cariño a las pequeñas que lo miraban expectantes.
Al escuchar la confirmación, las niñas se lanzaron a abrazar a Franco, agradeciéndole y llenándolo de preguntas sobre el elenco, las escenas y todos los secretos detrás de la serie. Entre risas y abrazos, Franco sintió que cada segundo que pasaba junto a esa familia lo llenaba de una fuerza especial que ni siquiera él había comprendido por completo.