Cap 16

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Gustavo, observando todo desde un rincón, se limpió discretamente una lágrima. Su corazón se llenaba de orgullo al ver a sus nietos y a los otros niños formando una verdadera familia, incluso en la ausencia de Belén.

— Ella estaría tan orgullosa de todos ustedes —dijo en voz baja, como si hablara para sí mismo, pero lo suficientemente alto como para que Abril lo escuchara.

Abril asintió, mirándolo con gratitud, mientras Fátima seguía abrazada a ella. Sentía que, de alguna manera, Belén siempre estaría presente, guiándolos y dándoles fuerzas desde donde quiera que estuviera.

La fiesta continuó con risas, juegos y promesas cumplidas. Pero el verdadero regalo no eran los presentes materiales que intercambiaban, sino el amor y la unidad que compartían. Cada uno de ellos sabía que, a partir de ese día, nunca más estarían solos.

Al caer la tarde, mientras los últimos rayos de sol iluminaban el hogar, Abril se sentó junto a Azul, Sol y los trillizos, mirando a los niños jugar en el jardín. Sus corazones estaban ligeros, y una sensación de paz los envolvía.

— Hemos pasado por mucho —dijo Azul, rompiendo el silencio—, pero creo que hoy mamá Belén está sonriendo, allá en Eudamon. 

— Sí —respondió Sol, mirando al cielo —. Y nosotros también podemos sonreír, sabiendo que la estamos haciendo feliz.

Abril se unió a ellas y Vale se acercó tocándole los hombros. 

— ¿Abril?

— Sî ... — ella contestó mirando el cielo. 

— Feliz cumple.  — Vale se sentó a su lado y le entregó una rosa blanca. 

Justo la flor que más le gustaba

Abril tomó la rosa blanca con una sonrisa suave, sus dedos rozando los delicados pétalos mientras sus ojos se llenaban de una mezcla de gratitud y nostalgia. Miró a Vale, que le devolvía una sonrisa llena de cariño.

— Gracias, Vale. — Abril susurró, su voz suave pero cargada de emoción. — Esta flor... siempre fue mi preferida. 

Vale asintió y abrazó a Abril con ternura, mientras los demás niños seguían jugando en el jardín, sin darse cuenta del momento íntimo que compartían las dos.

— Sabes, Abril —dijo Vale después de un momento de silencio—, Yo de niña creía que el amor solo existía cuando una chica y un chico salían en pareja, pero al llegar acá en Rincón De Luz yo me di cuenta que el amor no es solo eso, es tener un amigo de verdad que nos comprenda, es tener una familia que se elije, es recordar a los que no están con alegría y esperanza, como lo hacen ustedes con su hermana.

Vale hizo una pausa. 

— Acá yo aprendí que el.amof está en las cosas más sencillas. — la niña seguía en su reflexión. — En los juegos, en las risas, en las canciones. 

Las palabras de Vale resonaron profundamente en Abril. Sentía que, de alguna manera, esa niña había captado algo esencial, algo que muchas veces se escapaba en medio de las responsabilidades y las pérdidas.

— Tenés razón, Vale —dijo Abril con una sonrisa serena—. A veces olvidamos que el amor no se trata solo de grandes gestos, sino de esos pequeños momentos que compartimos. Como ahora, acá, con ustedes.

Vale la miró con ojos brillantes y asintió, su abrazo apretándose un poco más alrededor de Abril.

— Y es por eso que siempre voy a estar agradecida con todos ustedes. No sé qué habría sido de mí si no hubiera encontrado este lugar, esta familia.

CHIQUITITAS 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora