La canción resonó en la sala, creando un ambiente lleno de emoción y conexión. Los niños, tanto los trillizos como los recién llegados, se miraron entre sí con una mezcla de asombro y afecto. La melodía llevaba consigo la esencia de un amor que trascendía el tiempo y el espacio.
Al finalizar la canción, un momento de silencio se apoderó del lugar. Luego, Fátima, con sus ojos brillantes, rompió el silencio.
— Esa canción es muy linda. ¿La escribieron ustedes?
— Sí, la compusimos pensando en nuestra mamá Belén. Es una forma de mantenerla viva en nuestros corazones y compartir su amor con todos ustedes — explicó Sol con ternura.
— Es preciosa. Nunca conocí a mis papás, pero me gusta pensar que están en algún lugar cuidándome, así como ustedes con su mamá. — Fatima sonrió.
— Seguro que sí, Fati. El amor de los seres queridos nunca nos abandona, siempre nos guía y nos protege —agregó Azul.
Los niños continuaron compartiendo historias y sueños, forjando lazos más fuertes en esa noche especial. Mientras tanto, en el corazón de la casa, la melodía de la canción persistía como un eco de esperanza y amor, recordándoles a todos que, a pesar de las adversidades, siempre hay luz y cariño en el camino.
En medio a ese clima emotivo uno de los nenes lrvantó la mano.
— Antes de ser huérfano yo y mi hermana vivíamos en el campo con nuestros papás, ellos eran lo más bueno que teníamos y eran lo más lindo. — dijo el enano, que era hermano de Renata.
— Y de seguro ellos nos están mirando desde el cielo. — Renata abrazó su hermanito.
— Hoy debían venir los reyes magos, no? — preguntó Michael.
— ¡Ay nene, olvídalo, eso de reyes magos es un invento, además somos huérfanos y nadie regala juguetes así nomás! — Ariana rodó los ojos.
— Bueno, nosotros aquí no tenemos Reyes Magos, pero sí tenemos algo mejor: una familia que se preocupa y cuida de nosotros. Aunque los regalos son bonitos, el verdadero tesoro está en tener a personas que te quieran y te cuiden todos los días —comentó Franco, reflejando una sabiduría más allá de sus 14 años.
— Además, a veces, las sorpresas más hermosas no vienen en cajas envueltas con papel brillante, sino en momentos como este, compartiendo experiencias y construyendo recuerdos juntos —añadió Sol, mirando al grupo con cariño.
Los niños asintieron, absorbiendo esas palabras con gratitud. En ese rincón acogedor, la verdadera magia residía en la conexión humana y la capacidad de encontrar alegría y consuelo en la compañía de quienes los rodeaban.
Lo que los niños no sabían, al fin de todo, era que la presentación musical de los chicos era en realidad una distracción pues Cris y Abril estaba dejando en sus habitaciones los uniformes nuevos del hogar y los juguetes que no fueron donados en la iglesia.
A cada niño le tocaría un juguete y tres modelos de uniforme.
El uniforme formal seria compuesto por pantalones azules, remeras rojas y corbatas azules para los varones y el uniforme se completaría con zapatos negros. Las chicas recibirían vestidos azules, zapatos rojos, cintas rojas y remeras blancas.
El modelo informal era compuesto por pantalones celestes, remeras amarillas, corbatas celestes y zapatos negros, las niñas llevaban vestidos en color fuchsia, remeras amarillas y zapatos violeta, el look se completaba con cintas violetas o amarillas.
El uniforme de paseo era compuesto por pantalones jeans, remeras celestes y camperas azules, las niñas recibían polleras jeans, remeras rosadas y camperas violeta, el look se completaba con zapatillas rosadas para las chicas y negras para los niños.