—Por favor, dime que no me va a tirar.
Tenía los ojos apretados, consumida por el miedo. ¿En qué momento pensé que podía ser buena idea aceptar la propuesta de Enzo de salir a cabalgar? Efectivamente, lo única clase que Reginald no nos inculcó a aprender fue cabalgar, y es porque en la ciudad no habían muchos sitios con caballos, sinceramente.
Enzo se rió a mi lado, montado sobre su corcel color café oscuro, muy precioso y elegante.
—Miriam normalmente acostumbra a tirar a las jinetes extrañas con superpoderes pero tranquila, que si no te ha tirado aún es porque le agradas.
Me forcé a despegar un ojo para mirarlo.
—¿Y se supone que eso debe tranquilizarme?
—¡Vamos, sólo bromeaba, hermanita! Puedes relajarte. Si Miriam va en compañía de Gaspar que es como su crush — palmeó el cuello de su corcel, refiriéndose a él —. Apenas se acordará que te tiene como jinete. Es por eso que lo traje a él.
—No estoy muy segura de si eso me consuela pero... Aprecio la intención.
—Siempre tan divertida — Enzo sonrió, negando con la cabeza —. ¿Quieres ver lo rápido que sabe correr Miriam? — tornó un gesto malvado.
Yo, por mi parte, ansié que estuviera bromeando.
—¿Hablas enserio? ¡Apenas me he montado con vida en ella! ¿Ahora quieres que corra?
—Es un poco curioso — comenzó a avanzar un poco en su caballo —. T/n Hargreeves, una superheroína que combate crímenes de alto riesgo es finalmente derrotada por un simple caballo — por la forma en que apretaba sus labios me daba la impresión de que estaba conteniendo una risita.
Hice lo mismo que él; le di la orden a Miriam —una hermosa yegua color gris de bastante carácter— para avanzar y seguirle el paso a Enzo y a Gaspar.
—Oye, si lo dices así sí suena muy ridículo — confesé.
—Entonces, ¿Qué te parece una carrera hasta el manzanal de allá? — me retó extendiendo el brazo hasta señalar un frondoso árbol de manzanas en la cima de una colina verde.
Analicé la meta, estaba a varios metros de distancia, por lo que iba a ser una carrera un poco larga y con un tramo empinado para subir la colina, ¿Qué tan difícil podía ser?
—Hagámoslo — declaré.
Enzo sonrió de oreja a oreja.
—¡Genial! Te veré en la meta, hermanita — y el condenado salió corriendo.
—¡Oye! ¡Tenías que esperar! — puse en marcha a Miriam, tratando de no tragarme el polvo que el otro provocó con su partida.
Me aferré con fuerza de la yegua a medida que cada vez corría con mayor velocidad. Al principio estuve tan sujeta a ella que relinchó en reproche, ya que probablemente estaba impidiéndole más rango de movimiento y velocidad por lo que, después de soltar una exhalación profunda, suavicé el agarre en ella, siendo testigo de cómo ésta se relajó también y corrió con mayor naturalidad.
—Escucha, sé que no somos amigas de toda la vida pero tenemos que ganar esta carrera. Juntas — por un instante pensé que soné muy loca hablándole a un caballo, pero fue todavía más loco cuando Miriam respondió con otro relinchido y aceleró el paso, tanto que me adherí con mayor fuerza a las riendas y me agaché un poco más.
Conforme ella corría, miré abajo. El sendero de tierra se desplazaba a gran velocidad a medida que avanzábamos, con los árboles no era tan distinta la historia hasta que finalmente alcanzamos a Enzo, yendo los dos a la par.
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The Hargreeves
FanficUna academia. Una familia disfuncional. Seis raritos con superpoderes. Heroes de la ciudadania. ¿Que podria salir mal con una vida tan perfectamente falsa como la de ellos? Ah, si. Ese nuevo integrante a la academia que por meras coincidencias acab...