Era de mañana y me encontraba sola en la sala de entrenamientos, limpiando. Era algo que me entretenía mucho, y que además, me daba tiempo para pensar.
La alarma de misiones había estado inactiva un buen rato y hoy nos dimos el día libre de los entrenamientos por lo que me dispuse a limpiar un poco el caos que ocasionamos aquella otra vez. Pasé barriendo cerca del cuadrilátero donde practiqué mis dones de fuego mental con el peluche y fue entonces donde mi mirada recayó justo en ello, en el peluche oscuro de lo quemado y el extintor vacío a un lado. Ugh, ¿Por qué no sacamos la basura ese día?
Solté una exhalación y me regresé a buscar una bolsa de basura. Al volver, me dispuse a tomar a Teddy, y justo cuando estuve a punto de echarlo a la bolsa, me quedé contemplándolo sin saber muy bien por qué.
Al peluche le faltaba un ojo y su corbata estaba quemada y hecha añicos sin mencionar que estaba completamente negro a nada de incinerarse... ¿De verdad fue posible que mi mirada ardiera? Y no me refería al término metafórico, sino al literal, ¿Cómo era posible? Hace cuatro días no me habría ni imaginado que pudiera transmitir mi habilidad del fuego por la mirada. Siempre lo he hecho a través de las manos.
«Es porque antes tenías a tu padre de entrenador...» la voz de Cinco llegó q mi cabeza en un recordatorio bastante crítico.
Porque tenía a mi padre de entrenador...
Puede que sea posible que papá hubiera sabido todo este tiempo que podía hacerlo con la mirada pero decidiera no decírmelo porque, de todos modos, Reginald Hargreeves nos conoce mejor que nadie y no es posible que Cinco que, aparentemente apenas nos conoce, sepa algo como eso.
Mierda.
Cuando mi vista volvió a encontrarse con el extintor y el peluche casi quemado, las dudas, suposiciones y sospechas comenzaron a aporrearme con más fuerza. No entendía nada y eso me generaba tanto estrés...
Estaba dándole tantas vueltas al mismo asunto que de pronto ocurrió algo que jamás me había pasado antes: un intenso dolor repentino surcó como un latigazo por mi cabeza, haciéndome oír un zumbido ensordecedor. Tuve que cerrar los ojos para resistir el dolor que ni siquiera me di cuenta hasta que solté la escoba y me llevé las manos a la cabeza. Ese maldito zumbido me estaba matando los oídos...
—¡N-No..! — me quejé por lo bajo, el dolor siendo tan intenso que me rendí y caí al suelo sobre mis rodillas, sin dejar de taparme las orejas en un inútil intento de callar ese zumbido .
Y justo cuando ese zumbido se volvió todavía más intenso, creí que moriría ahí, pero entonces vi todo negro y no era porque tenía los ojos cerrados, sino que ya no estaba en mi cuerpo, estaba... En otro lugar.
A mi alrededor todo era oscuridad y cada paso que daba emitía eco por todos lados.
—¿C-Chicos..? ¿Hola? — traté de llamar a mis hermanos, estaba asustada, ¿Por qué estaba aquí? ¿Me morí?
Y de pronto algo captó mi atención.
Voces.
¡Voces!
Esperanzada, corrí en dirección a aquellas voces, pero no lograba dar con nada, todo era un enorme vacío oscuro que no me llevaba a ningún lugar. Pero entonces, las voces dejaron de oírse lejanas poco a poco entre el eco y fueron suprimiéndose a mi realidad. Las escuché a mi derecha, me volteé y de pronto ya estaba en un lugar, ya no era oscuridad, aparecí en... ¿La oficina de papá?
Miré con confusión a papá y Pogo hablando sin que me notaran, ¿Ellos eran las voces que oía? ¿Y por qué no me veían?
Y entonces comprendí que no estaba físicamente ahí, era una especie de sueño.
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The Hargreeves
أدب الهواةUna academia. Una familia disfuncional. Seis raritos con superpoderes. Heroes de la ciudadania. ¿Que podria salir mal con una vida tan perfectamente falsa como la de ellos? Ah, si. Ese nuevo integrante a la academia que por meras coincidencias acab...