7. El pequeño instructor

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Amaneció hace sólo un par de horas y decidí despertarme debido a que no dormí mucho a noche. Creo que la razón no era necesaria de explicar.

Estaba acostada con la cabeza colgando de la cama desde hace casi media hora o más, no estoy realmente segura. En la soledad, el transcurso del tiempo suele ser confuso, menos cuando nunca se te ocurrió pedir un reloj para tu habitación y no sentirte tan perdida. Sí, en mi caso el reloj es como una brújula.

Bueno, no tenía nada que hacer, de eso era fácil darse cuenta.

Muchas veces cruzó por mi cabeza escaparme un rato por la ventana, podría usar mi poder para aparecer allá fuera, pero ahora me era inútil porque no podía viajar en el espacio a distancias largas, es decir, sólo podría hacerlo en distancias cortas como de aquí a la puerta de mi habitación o algo por el estilo.

Cinco tenía razón. Me quema el orgullo admitirlo pero es verdad, aún no estoy lejos de decir que domino a la perfección mis poderes... Aunque, a decir verdad, ninguno de mis hermanos sabe controlarlos a la perfección, pero al parecer, el desquiciado queda fuera de ello. No es muy difícil darse cuenta de que sabe acerca de sí mismo; el cómo funcionan sus poderes y cómo manejarlos. Además, es bastante ingeniosa y útil la forma en que aprovecha sus poderes al momento de los combates. Verdaderamente le daba una buena ventaja.

A lo que iba es que está claro que tiene la misma edad que nosotros —todos los raritos superdotados nacimos al mismo tiempo. En total cuarenta y tres— pero la cosa es que parece, No, no parece, está mas experimentado que nosotros. A eso, la pregunta del millón es:

¿Cómo demonios lo hizo?

Puedo recordar que se lo pregunté la noche en la que él y yo estábamos aquí teniendo esa pequeña charla, y no es de olvidar que haya evadido mi pregunta a pesar de que tenía indicios de responderme lo que fuera, pero claro, a excepción de esa pregunta. Incluso se tornó más sombrío de lo que ya es con tan sólo la mención de hablar de sus orígenes.

Debí imaginar que no se trataría de una historia color rosa y con unicornios.

Aunque, ¿Quién no tiene recuerdos malos? Nadie que yo conozca, y estoy bastante segura de que tampoco a los que no conozca.

El punto es que su historia sigue siendo un total misterio, un misterio que me encantaría conocer a detalle...

A ver, a ver, ¿Desde cuándo te interesas tanto en el desquiciado? Porque necesito contexto.

Desde que me dejó intrigada hace unas horas, tal vez.

Volviendo a lo que estaba, dudo que me deje hablar con él una vez más para poder preguntarle de lo que pasó al haber tocado ese tema tan sensible. ¿Cuánto tiempo tendré que esperar para que se le pase? Probablemente ya sea una anciana para ello o quizá él mismo venga en la noche para asesinarme por siempre querer meter la nariz donde no debería.

Lo último tiene más sentido viniendo de él, honestamente.

Salí abruptamente de mi mente en el instante en que me di cuenta de la existencia de aquel ruidito peligroso que tan pocas veces gozaba en esta familia.

Exacto, el silencio. Había demasiado silencio. Ni siquiera era capaz de escuchar las idioteces de Klaus, porque cada que decía una, se escuchaba en toda la Academia. Ahora que me daba cuenta de eso, comenzaba a halagar la paciencia de papá.

A lo mejor y vivía con tapones en los oídos todo el tiempo.

Como sea, me incorporé de nuevo quedándome ahora sentada sobre mi cama y fui hasta mi puerta para recargar ahí mi oreja y poder escuchar mejor. Dio el mismo resultado, no se escuchaba ni el zumbido de los mosquitos.

The HargreevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora